Es tiempo de hablar con claridad, de ser responsables ante una contingencia como la escasez de agua regional, recurso del cual depende el bienestar y el futuro de La Laguna. El tema del agua se vuelve tedioso, como algo cotidiano, en virtud de que ha sido un empecinamiento en contra de la sensatez y del conocimiento real de las cosas, ante el silencio incomprensible de la ciudadanía, que no se ha sensibilizado, por la incredulidad sostenida por otros intereses, más allá de la supervivencia, indiscutiblemente centrada en el poder económico. Sin agua no hay vida, no se debe olvidar. Algunos más piensan que se trata de una falsa alarma, puesto que en estos momentos, abren la llave y sale agua.
El asunto no es así, pues mientras estamos en sueños, las reservas subterráneas se abaten peligrosamente con doble riesgo de agotar el acuífero y de perder la calidad de agua potable, es decir, propia para beber.
Por otro lado, cada día aumenta el volumen de aguas residuales que no se recuperan en su totalidad y las industriales se vierten peligrosamente en el lecho seco del río Nazas, que es un cuerpo de recarga al acuífero principal. Lo más serio del asunto es que desde hace no menos de cincuenta años, la extracción o alumbramiento de agua del acuífero, es dos veces superior a la recarga natural y ello explica el porqué se abaten los niveles de las reservas en el subsuelo. Es importante señalar, que han pasado los años y las cosas empeoran, sin que nadie ponga remedio a la grave situación. Consuetudinariamente vemos protestas, publicaciones, artículos, editoriales, marchas, etc. Las quejas han viajado a las secretarías, han llegado a las autoridades locales, estatales y federales y como si no pasara nada. Las cosas persisten y se agravan, mientras el pueblo estoico soporta las consecuencias, quizá por ignorancia. Se llega a la conclusión de que por más protestas, marchas, desplegados, artículos y señalamientos en la letra impresa, que quedan como el único testimonio histórico que podrá algún día consultarse, para constatar la impunidad y la injusticia hacia la ciudadanía, que en su opinión, también deben contemplar las autoridades y el gobierno, no se soluciona nada.
Sin embargo, ha llegado el momento de hacer una llamada de atención, al único eslabón fuerte de esa enorme cadena de injusticias. Eslabón que debe estar representado por un abogado patriota que ame a su tierra La Laguna, del colegio de abogados, notarios, universitarios, quien con la Constitución Mexicana en la mano, reclame el derecho del pueblo y haga las impugnaciones necesarias y correspondientes, por la vía legal, sobre todo porque se tienen las pruebas suficientes para soportar la tesis.
Hoy por hoy, el agua subterránea constituye la fuente más importante para la vida, el bienestar y el desarrollo sustentable de la región, pues en estos momentos abastece el cien por ciento el consumo humano, la industria y un alto porcentaje las recreaciones y el sector agropecuario. El resultado de ello, en más de cincuenta años en que ha sido mayor la extracción que la recarga del acuífero principal en La Laguna, es que sea considerado por las autoridades en la materia, como uno de los más sobreexplotados en el país.
Las cifras oficiales consideran –y están de acuerdo- que el promedio de abatimiento de los niveles freáticos, es de cuatro metros anuales y con ello, en forma paralela, el riesgo de su contaminación por la intrusión de sales y metales pesados, como el arsénico, la convierten en no apta para beber. No obstante tal situación y el saber lo que el agua subterránea representa para la vida, la sociedad lagunera, las autoridades y el propio gobierno parecen no darse cuenta del fenómeno, lo que está sucediendo con la importante fuente de agua, o fingen no hacerlo.
Esta ha sido la razón por la que la sociedad organizada en Laguneros por el Agua, A.C. ONG, hace un llamado a la conciencia de todos los ciudadanos, para que interpretemos en su debida dimensión, las cifras oficiales del agua subterránea de la región y en base a ello, exijamos y apoyemos a la mayor brevedad, todas las acciones a que haya lugar y salvar así a La Laguna.
De acuerdo a las cifras oficiales de la Comisión Nacional del Agua, hemos hecho una consultoría con profesionales y técnicos calificados en la materia, como el ingeniero Rodrigo Díaz Contreras, ingeniero José Manuel Ramírez Robles, doctor Emilio Flores Espinosa, ingeniero Héctor Javier Godina, ingeniero Cosme Ortega, ingeniero Otón Maeda Rodallegas y técnicos de la misma Comisión Nacional del Agua y nos han dicho lo siguiente: De acuerdo a las cifras oficiales, la recarga anual del agua subterránea en la región lagunera es de 500 millones de metros cúbicos anuales y cabe observar que dicha fuente de agua subterránea se compone de dos partes. La primera se conoce como recarga anual, misma que engloba el agua que se infiltra de las zonas alta y media de las cuencas de los ríos Nazas y Aguanaval, el agua que se infiltra a causa de la conducción de los ríos, canales y regaderas y el agua proveniente de infiltraciones en las mismas parcelas, por el uso de regaderas tradicionales (aniegos). El segundo componente del agua subterránea lo constituye el volumen que se acumuló en el subsuelo, durante miles de años, formando un verdadero vaso o dispositivo que se está abatiendo peligrosamente, por lo que es necesario, en estos momentos, cuantificarlo para preservar esta preciosa fuente, que además es la única que nos queda.
Esta reserva de agua estratégica, por su carácter de propiedad nacional, es un patrimonio invaluable, obviamente para cada uno de los laguneros, por lo que se debe conservar y usar de la mejor manera, previendo mayores necesidades de las generaciones venideras. Por lo anterior y en base a los criterios del equilibrio extracción-recarga y la sustentabilidad, es indispensable no extraer del subsuelo volúmenes superiores al de recarga, que es del orden de los 500 millones de metros cúbicos anuales, como antes se ha dicho.
Hay que tener claro que de estos millones de recarga, según cifras oficiales, se utilizan 160 millones de metros cúbicos para el consumo humano, mientras el sector industrial consume 40 millones de metros cúbicos y el resto, cosa inaudita, 300 millones corresponden y consume el sector agropecuario, que es el que está agotando el acuífero principal.
Curiosamente, si las matemáticas no fallan, a los 300 millones que se derivan hacia el sector agropecuario, habrá que agregar los mil millones de metros cúbicos que se alumbran anualmente, por medio de más de dos mil pozos de uso agropecuario, con un gasto o caudal promedio de 25 litros por segundo, durante trescientos días al año, que suma un volumen de 1,296 millones de metros cúbicos, que redondeado llegan a los 1,300 millones.
Ahora, ¿qué se deduce de todo esto?, que es inaceptable e injusto, que el sector agropecuario, además de los 300 millones de metros cúbicos de la recarga, continúe en forma insostenible, extrayendo de la reserva de agua, que es una reserva estratégica para la supervivencia humana en la región.
Todo porque este sector, indebidamente dispone seis veces el volumen del consumo actual de agua potable de uso doméstico, lo que quiere decir que cada cinco años, si las cosas siguen igual, las reservas subterráneas, disminuyen en un equivalente a treinta años de vida útil, para el abastecimiento de agua potable, cosa verdaderamente preocupante.
Ahora, por lo que respecta al uso industrial, que es de 40 millones de metros cúbicos anuales, resulta que el mismo sector agropecuario dispone cada año y con cargo a la reserva de recarga anual del acuífero, 25 veces el volumen del consumo anual industrial, lo cual significa que en sólo cuatro años, el sector agropecuario extrae el equivalente a cien años del volumen para el consumo industrial, lo que expone y pone en grave peligro la vitalidad económica de la región. ¡Aguas, lagunero!, en nuestra región la fuente de agua subterránea ya rebasó el calificativo de Seguridad Nacional y ahora es un asunto de SUPERVIVENCIA, por lo que la sociedad organizada, invita una vez más a que juntos nos sumemos en un marco institucional, a través de foros oficiales del agua y participemos defendiendo nuestros derechos y así dar seguimiento a nuestras propuestas en las soluciones y en la evaluación de los problemas más agudos como son, la sobreexplotación de los recursos de agua, la contaminación ambiental, el asunto pendiente de las plantas tratadoras, las aguas tóxicas vertidas en el lecho del río Nazas, el problema del relleno intermunicipal Torreón-Matamoros, privado de PASA y llevar a cabo las acciones conducentes, en forma enérgica y decidida, a fin de que la misma Ley de Aguas Nacionales, reconozca la tarea tanto del Estado como de la sociedad, como lo dictamina la Carta Magna Mexicana.