Gómez Palacio, Dgo.- Es viernes santo, la mayoría de las personas gozaron de un día de asueto, las calles se ven desiertas, muy pocos vehículos circulan por la ciudad. Sin embargo, Jesús Alemán Esquivel tiene que salir a ganarse el sustento de sus cuatro hijos en el crucero de calzada Lázaro Cárdenas y bulevar Rebollo Acosta.
Espera a que el semáforo se ponga en rojo y agarra la botella de dos litros que contiene diesel, le da un trago, camina a media calle, enciende un cerillo y después lanza fuego por su boca. El espectáculo muchas veces es ignorado por los automovilistas, algunos cuantos atiende el llamado de Jesús y dan unos cuantos pesos.
El lanza-fuego vive en la colonia Otilio Montaño, cuando se le aborda con la intención de platicar sobre su “trabajo” duda un poco, es evidente que no quiere hablar de su pasado, quizá ni él mismo quiera recordarlo.
-¿Para qué quieres hablar de mí?, ¿Qué le quieres poner en el periódico?
Ante la insistencia Jesús acepta hablar sobre su vida, sin embargo, cambia la conversación cuando se le pregunta sobre su infancia, aunque niega que haya tenido problemas familiares, reconoce que desde muy joven abandono su casa para salir a las calles.
-Soy de Monterrey, a los 16 años llegué a Gómez, pero me fui al Distrito Federal para conocer otros rollos, ya sabes, a mí me gusta conocer para que no me cuenten, dice mientras ríe, quizá de nervios.
Actualmente Jesús tiene 30 años, en su estancia en la capital del país aprendió a ganarse la vida pidiendo dinero en los cruceros.
El lanza-fuego se niega a entrar en detalles, recalca que no tuvo problemas familiares, pero tampoco quiere hablar sobre el motivo por el cual cambio el calor de un hogar por la soledad en una ciudad tan grande como el DF.
-Conocí a un cuate que aventaba lumbre en los cruceros, le pregunte que como le hacía y me invitó a pedir dinero con él, después cuando aprendí este rollo me separé para ganar mí propio dinero, dice, vuelve a reír y pregunta que cuánto dinero va a recibir por esta entrevista.
-Se me están yendo muchos carros, ¿cuánto me vas a dar?”, después continúa diciendo que a los 20 años comenzó a lanzar-fuego.
Aunque al principio le quemaba, prefirió seguir en esta ocupación que trabajar en alguna maquiladora, asegura que le hizo más daño el polvo de mezclilla que el diesel.
-Aquí ganó más que en la obra o que en una maquiladora, te pagan una miseria y te corren cuando ellos quieren, aquí cuando menos ganó bien, dice.
Con sus ingresos Jesús mantiene a cuatro hijos, Yolanda de 11, Apolinar de diez, Hugo de ocho y Abel de siete, asegura que los tiene estudiando para que no tengan que sufrir todo lo que él sufrió.
Aunque Jesús trata de ganarse la vida honradamente su vestimenta de cholo, las decenas de cicatrices que tiene en los brazos y sus tatuajes son una imagen que le provoca problemas con la Ley.
-La otra vez que andaban pidiendo dinero los de la Cruz Roja estaba trabajando en el crucero del Multimax, en eso me fije que venían muchas patrullas y gente de la Cruz Roja, cuando tres policías se bajaron con sus rifles sabía que venían por mí, me acusaron de querer asaltar a los chavos que estaban pidiendo dinero en ese crucero y me metieron a la cárcel.
Estuvo detenido por 36 horas hasta que lo dejaron libre.
El semáforo se vuelve a poner en rojo, Jesús termina con la entrevista para regresar a su trabajo.
-Ya se me fueron muchos carros y tengo que sacar lo del chivo”, dice antes de tomar un trago a la botella del diesel y volver a lanzar fuego por su boca.