08 julio 2003
Cabo Cañaveral, EU, (EFE).- La NASA lanzó con éxito el cohete Delta II que transportará a Marte al vehículo de exploración "Opportunity", después de una larga serie de aplazamientos por culpa del mal tiempo y de diversos problemas técnicos.
El lanzamiento se produjo finalmente y el cohete sacó de la atmósfera terrestre al "Opportunity", un vehículo de seis ruedas equipado con instrumentos para tratar de probar si hubo agua e indicios de vida en el planeta.
La operación estuvo en el aire hasta el último momento, porque tan sólo siete segundos antes del primer intento, la cuenta regresiva se detuvo al detectarse un problema en una válvula del cohete, que pudo ser solventado.
El vehículo es una réplica del "Spirit", que fue lanzado el pasado 10 de junio y que, junto al "Opportunity", debe llegar al planeta rojo, según el programa de la NASA, en enero próximo.
Está previsto que los vehículos, que amortiguarán su "amartizaje" mediante paracaídas y bolsas de aire, estarán en distintos puntos del planeta entre el 4 y el 25 de enero.
El lanzamiento inicial estaba previsto para el 25 de junio, pero poco antes se descubrieron problemas con el sistema de adhesión de los elementos aislantes en la primera etapa del cohete. Posteriormente, el mal tiempo y el fallo en una batería obligaron a aplazar hasta hoy el lanzamiento definitivo.
La operación había adquirido cierta urgencia entre los responsables del programa espacial de EU, porque con un nuevo aplazamiento, la NASA hubiera afrontado serios problemas.
El día 15 de este mes terminaba el plazo para lanzar el cohete, ya que tras ese período concluye el alineamiento favorable entre la Tierra y Marte para los viajes entre ambos planetas.
Los científicos creen que pudo haber grandes extensiones de agua en Marte hace más de 1.000 millones de años y quieren determinar si esa agua existió el tiempo suficiente para permitir que se desarrollaran distintas formas de vida.
El "Opportunity" y el "Spirit" harán por tanto las veces de "geólogos sobre ruedas" y, con recorridos diarios de unos 100 metros, explorarán con detenimiento suelos y rocas.
Con un peso cada uno de unos 200 kilos e impulsados por paneles solares, los vehículos tienen seis ruedas, cuatro de las cuales (las frontales y las traseras) tienen un motor propio y la capacidad para realizar giros de 360 grados para una mayor capacidad de maniobra.
Su instrumento principal es un brazo robótico, que porta una herramienta para extraer fragmentos de las rocas y del suelo, un microscopio y dos espectrómetros para determinar la composición mineral de los elementos examinados.
Uno de los espectrómetros se dedicará a identificar los minerales de naturaleza férrea, mientras que el otro, que porta un dispositivo de rayos infrarrojos, buscará minerales formados por agua.
Los datos recogidos por los vehículos serán enviados a la Tierra para su examen, junto a las imágenes de alta resolución que recogerá una cámara panorámica en lo alto del vehículo y que tardarán 11 minutos en recorrer la distancia entre ambos planetas. La misión del "Opportunity" y el "Spirit", según informó la NASA, durará 90 días marcianos, es decir, 92 días terrestres.
La NASA ha puesto mucho interés y recursos -unos 800 millones de dólares- para que el programa sea un éxito, necesitada como está la agencia espacial estadounidense de buenas noticias tras la explosión en pleno vuelo del transbordador Columbia en febrero pasado.
El director del proyecto, Peter Theisinger, reconoció que la presión es grande, pero "no sólo porque el prestigio de la NASA esté en juego, sino porque los profesionales implicados quieren hacer un buen trabajo para lo que es una misión que marca una era". El "Spirit" será el primero en llegar a Marte, concretamente en una zona conocida como el cráter Gusev, que se encuentra 15 grados al sur del ecuador marciano.
Los científicos creen que en el cráter hubo un lago y esperan que en la misión se encuentren restos de rocas sedimentarias que indiquen que hubo agua durante un largo periodo de tiempo.
El "Opportunity" explorará la planicie Meridiano, donde hay una alta concentración de hematites (mineral de hierro oxidado), cuya existencia en la Tierra tiene numerosas variantes asociadas casi en su totalidad a la acción del agua en estado líquido.