Reuters
BRUSELAS, Bélgica.- La Unión Europea lanzó ayer su primera operación militar fuera del continente, dando luz verde al emplazamiento de un fuerza de paz liderada por Francia para tratar de frenar el derramamiento de sangre por las luchas étnicas en el este de la República Democrática del Congo.
Respondiendo a un llamado del secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, entre 1,400 y 1,500 efectivos entrarán al oriental pueblo de Bunia, donde cientos de personas han muerto en enfrentamiento entre las tribus Lendy y Hema.
“Nadie subestima la dificultad de la misión. Pero estamos decididos a tener éxito en ayudar a la ONU a superar la actual crisis de seguridad y humanitaria en Bunia”, dijo en una declaración el jefe de política exterior de la Unión Europea (UE), Javier Solana.
“La Unión Europea está lista para enfrentar esta importante desafío”.
Francia, que envió sus primeras tropas a la región la semana pasada, suministrará el grueso de la fuerza, con unos 900 soldados, y varios países, miembros o no de la UE, como Gran Bretaña, Suecia, Canadá y Sudáfrica, darán su contribución.
El portavoz del ejército francés Christian Baptiste dijo que las negociaciones continuaban, para fijar las contribuciones exactas de los otros países.
La misión de la UE, que lleva por nombre Artemis, tiene una orden que le permite usar la fuerza si es necesario para proteger a la población civil. Debe concluir el primero de septiembre, cuando se espera que una fuerza pacificadora de la ONU la sustituya.
Embajadores del Consejo de Seguridad de la ONU llegaron ayer a Bunia para examinar las consecuencias de los choques étnicos .
Las tropas francesas ya han comenzado a incrementar patrullas en el este del Congo, y cientos más se dirigen a Bunia con la orden de poner fin a los enfrentamientos que han forzado a decenas de miles de personas a huir de sus hogares.
La ONU dice que 500 civiles fueron masacrados alrededor de Bunia el mes pasado y que cerca de 50,000 han muerto desde 1999.
Los analistas consideran que los principales riesgos de la misión es que la violencia étnica se desplace a otras áreas, con lo cual la labor de la fuerza de la UE luciría irrelevante, y que la misión pacificadora de la ONU pudieron no estar lista o no ser suficientemente fuerte para sustituirla en septiembre.