Se trata de una más de las alternativas orientales para la salud
La reflexología es una alternativa oriental que, de alguna manera, fue tomada a principios del siglo próximo pasado por un terapeuta norteamericano de nombre William Fitzgerald.
Tomando nota de lo que veía en los inmigrantes chinos que trabajaban en labores rudas, tales como el tender vías de ferrocarril por todo el país, y que sostenían una excelente salud. Esto no pasó desapercibido para el terapeuta de oídos, nariz y garganta y desarrolló lo que llamó Terapia de Zonas.
Más tarde, le hizo eco a sus investigaciones otro terapeuta de nombre Edwin F. Bowers, quien publicó en 1916 el tratado Zone Therapy y fue tanta la resonancia que tuvo que, para 1925 algunos médicos de los Estados Unidos sencillamente decían que era ésta la terapia número uno de ese país.
Lo que hicieron estas personas actualmente tiene vigencia, pues resulta ser una especie de resumen simplificado que al aplicarlo, se reciben beneficios en la salud de las personas, por ello esta terapia desarrollada en los Estados Unidos sólo sirve para base contra algunos síntomas de enfermedades comunes.
Lo que se necesita conocer por parte de los terapeutas profesionales son los puntos de reflejo de nuestro cuerpo, que son aproximadamente 7 mil, pero a últimos tiempos algunas personas sólo utilizan la reflexología podal por ser la de más fácil aplicación y asimilación en conocimientos.
De hecho, cualquier persona puede y debe incluso disfrutar de un merecido descanso dándose un auto masaje en los pies, después de una sesión de hidroterapia, la cual sólo tiene de extraño el nombre pues sólo es meter los pies en agua tibia o un poco más caliente durante diez minutos, para después darse un masaje en todo el pie lo mismo que con el otro.
El resultado es que al dar un masaje general, nuestro cuerpo que es sabio, admite como placer el estímulo general, pero activa al mismo tiempo los puntos reflejos que necesita el cuerpo activar y son generalmente los órganos tales como el corazón, el estómago, los intestinos, el páncreas, los ojos, oídos, pulmones, etc.
Un consejo que generalmente se recomienda a quienes no tienen recursos para consultar a un profesional de la reflexología es el siguiente: juntar piedrecillas pequeñas y lo más redondas posibles, depositarlas en un recipiente, que puede ser una charola a la que se harán agujeros y simplemente dejarle en donde caiga el chorro de agua de la regadera; así al ducharnos, nos daremos un merecido masaje pisando las piedras que harán reaccionar nuestro cuerpo.
*Información proporcionada por Juan Manuel García Covarrubias, director del Instituto de Alternativas Orientales en Torreón.