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Las exigencias de los artistas pueden convertirse en una pesadilla

El Siglo de Torreón

TORREÓN, COAH.- Las estrellas del espectáculo suelen guardar bajo llave los detalles que puedan alumbrar sus secretos más íntimos. Pero todo se sabe; sus caprichos y excentricidades siempre quedan al descubierto.

Uno los imagina diferentes al resto de los mortales. Perfectos, eternos, felices, bondadosos. La fantasía los supone a salvo de las miserias, contradicciones y neurosis que empañan la cotidianidad del resto de los mortales. Pero resulta que no; que quienes han tenido la posibilidad de tutearse con las grandes estrellas del mundo del espectáculo desmienten este halo -divino, encantado- que los distancia del mundo.

Resulta que estos tipos también tienen lo suyo. Y qué decir de sus humores, delirios y exigencias a la hora de concertar un show o una entrevista, que puede convertirse en una pesadilla imposible de envidiar. Aquí, caprichos, vanidades, fobias, obsesiones y excentricidades de algunos de los reyes del divismo internacional. Te sorprenderán sus pedidos...

Con complejo de novia

Jennifer López ha negado en repetidas ocasiones que exige velas y sábanas blancas cada vez que viaja de promoción. Quizás hay algo de verdad en su historia. No es que sólo pida velas y sábanas, es que además quiere manteles, cortinas, y flores de ese color. Su interminable lista de pedidos incluye una silla cómoda para maquillarse, que no lleven comida a su camerino, ni jugos de tomate, uva o manzana.

La especificación más fuerte de la lista es la que pide "VCR y CD player, Sin Excepciones". Jenny del Bronx se adaptó rápido a Beverly Hills. En sus giras, solicita que cambien la iluminación de la habitación del hotel por una más potente.

La dulce

Thalía es una de las divas más sencillas. Para una entrevista con una cadena de televisión en EU únicamente pidió dos pechugas de pollo a la plancha, y una ensalada sin aderezo. También solicitó tener acceso a un baño privado con velas aromáticas. La segunda vez, pidió incienso y agua. Lo único que pide antes de dar una entrevista con cámara, es un monitor para verse.

La orgánica

Leche, queso, bandejas de vegetales, batido de vainilla, frutas y bandejas de embutidos, todos orgánicos, es lo que requiere Christina Aguilera. Además, una botella de vitaminas de los Picapiedra, tazas y cubiertos que no sean de plástico, toallas de baño y hasta un rollo de fotos en el que especifican la velocidad, 200. También pide cuatro velas con fósforos y cerveza para sus bailarines.

Christina Aguilera pone como condición una abultada escolta policial y prohíbe en sus camerinos botellas de agua Evian y bebidas dietéticas.

Paladar exigente

Britney Spears, de exigente paladar, pide por adelantado ensaladas de camarones y langostinos, disponibles las 24 horas del día, además de bebidas energéticas, chicles, caramelos y decenas de cajas de cereales. También pide para sus músicos y ella, jugos de cuatro frutas diferentes, una bandeja de vegetales, toallas de baño, dos espejos, agua, sopa caliente y una tabla con plancha incluida.

Otra sencillita

Lo único que tiene Paulina Rubio de diva es la actitud, porque no suele pedir extravagancias. Cuando fue a un canal de televisión de EU, la chica dorada sólo pidió agua. Eso sí, llegó con un séquito de diez personas que tropezaban entre sí por los pasillos y que, más que empleados, parecían amigos.

La especial

Hasta el jugo de manzana lo pide "refinado". Mariah Carey es posiblemente la única diva que toma el té en su camerino, pues exige un juego de té para ocho, de porcelana. Copas de vino, y una botella fría del champagne Cristal, con un juego de copas para tomarlo. Además, pide dos humidificadores de aire y dos purificadores, así como una silla de director.

Además la cantante no sólo hace traer sales del Mar Muerto para exfoliarse la piel, sino que es un auténtico espectáculo a donde vaya. En el hotel, la “estrellita” baja y sube las escaleras en brazos de sus guardaespaldas. Ella sólo extiende las extremidades superiores para que sus fortachones la levanten y la lleven por el aire.

Muy prevenido

Una colección de manías de todo tipo recorre la leyenda de Woody Allen, un genio que duerme con la luz prendida porque teme a la oscuridad, se hace implantes capilares periódicos y todas las mañanas corta en siete trocitos una banana para que le dé buena suerte.

La limpiecita

Julia Roberts no se queda atrás. Durante el rodaje del filme El Mexicano, la diva llegó a pedir, bajo amenaza de no rodar, que se cambiaran las tuberías del set, enclavado en Nuevo México, para transportar agua mineral con la que se pudiera bañar (Claudia Schiffer y Demi Moore también usan el agua francesa Evian para lavarse el cabello).

Uy que miedo

Otro que disputa los primeros puestos es Bruce Willis. El actor conoció en Gabana, una exclusiva discoteca madrileña, a la empresaria española María Bravo, con quien luego mantuvo una relación de dos años. Ni tardo ni perezoso, aquella primera noche le pidió al dueño del lugar que desenroscara las lamparitas del sector vip para crear un ambiente de intimidad a la medida de sus "oscuras" intenciones.

Obsesionado

En la lista de maniáticos está el de Mel Gibson, famoso por sus obsesiones alimenticias -no come pechugas de pollo porque cree que aumentan el tamaño de sus pectorales-. El hombre llegó a cancelar una entrevista al llegar a España porque no se podía bajar el vidrio de la ventanilla de su limousine. Argumentó que nadie contemplaba sus necesidades y volvió a su casa. "No hay disculpa que valga", se enojó, y se marchó sin importarle las reservas de hotel y la fiesta que habían organizado para rendirle homenaje.

Piensa en sus mascotas

Párrafo aparte merecen las mascotas de las estrellas, capaces de sembrar envidia hasta en un principito europeo. Para el rodaje del filme Ace Ventura II, Jim Carrey exigió que le contrataran un cocinero personal para él y otro para su iguana, además de comprar boletos de avión en primera clase para algunos de sus perros.

El dinero no es todo

Luciano Pavarotti suele exigir que las suites donde se hospeda tengan una cocina con un sinfín de "condimentos" a su disposición. En Buenos Aires hizo instalar una cocina en la suite del Marriott para preparar él mismo la pasta a sus invitados.

La paranóica

Madonna, famosa por sus ocurrencias, después del 11 de septiembre hizo construir en su casa lo que en Estados Unidos llaman una "habitación para combatir el pánico": un cuarto de acero reforzado, a prueba de balas y hermético, diseñado para resistir un ataque de treinta minutos.

Pero el último hobby de la reina del pop es gastar millones de dólares para vestir a su hija Lourdes, quien usa versiones en miniatura de los modelos que creadores como Armani o Gaultier diseñan para su madre, y asiste a uno de los spa más caros del mundo para realizarse tratamientos faciales. Dicen que la maternidad ha calmado algunos de los demonios que habitaban en Madonna, pero hace un par de meses provocó la renuncia de un legendario manager del teatro Wyndham, de Londres: el hombre tiró la toalla después de que la chica exigiera cosas tan ridículas como elevar el escenario diez centímetros sólo para ella.

La hoguera de las vanidades

Cuando se trata de exigencias, las estrellas son los reyes de las extravagancias en una industria famosa por los excesos hedonísticos. La revista británica Q hizo una lista con las 100 mayores locuras de los ídolos musicales. La publicación preguntó: "¿No son brillantes las estrellas? Hacen música bella, toman drogas en cantidades que les deforman la mente, se autodeclaran dioses, cambian sus nombres por símbolos y contratan paracaidistas desnudos para que aterricen en sus fiestas de cumpleaños". Y ¿quién es perfecto?

-Los Grateful Dead tocaron en las pirámides, convencidos de que las vibraciones de su música ayudarían a resolver el conflicto árabe-israelí.

-Mariah Carey exigió tener gatos y perros durante una entrevista de televisión. Cuando el director del programa le pidió que subiera unos escalones para una toma, ella respondió: "no poso en escaleras".

-Michael Jackson usó una estatua gigante de su imagen para que fuera remolcada por el río Támesis como parte de la promoción de su álbum History.

-El grupo ZZ Tops, caracterizados por sus largas barbas blancas, llevaba en sus giras serpientes y una manada de búfalos. "Queremos llevar Texas a la gente", dijeron.

-Eric Clapton decidió, en una gira por California con el grupo Blind Faith, comprar un tótem indígena de 7.5 metros de alto y lo acostó en el medio del pasillo del ómnibus que transportaba a la banda.

-La cantante Shania Twain -una dulzura capaz de enloquecer si en su camarín no la reciben varios kilos de mangos-, exige que el escenario sea barrido por perros entrenados en detectar bombas y explosivos antes de la actuación y empieza a gritar "sin huevo" cada vez que su asistente encarga su comida.

-Otro que pide cosas estrafalarias es Carlos Santana, empeñado en convertir el backstage en una habitación digna de un patriarca centroafricano, con inciensos de la India y esencias de Jalisco.

-Los legendarios Rolling Stones tienen tantas mañas como autoriza su trayectoria. En sus giras, llevan sus propios muebles para el backstage (lo más difícil de ubicar es la mesa de ping pong y de videojuegos que los acompañan) y piden decenas de autos y vans con vidrios polarizados, varios camarines detrás del escenario -con refrigeración y baño-, 600 toallas, cientos de litros de alcohol y una sala de primeros auxilios.

-Muchos cantantes, como Iggy Pop y Bruce Springsteen, piden un tanque de oxígeno para reanimarse después de dar alaridos durante horas.

-Famoso por sus patológicas obsesiones, Michael Jackson pelea con justicia el primer puesto en esta curiosa carrera de excesos y extravagancias: desde su metamorfosis de joven negro a una especie de androide albino, hasta su conocida fobia a gérmenes y bacterias, el tipo pasea por el mundo con máscaras y guantes, duerme en una cámara de oxígeno para mantenerse joven y tuvo tres hijos: dos por inseminación artificial con su enfermera, con quien ya no tiene trato personal, y del tercero directamente se desconoce el nombre de la madre.

-Otra de las estrellas que impone condiciones rigurosas a la hora de subir al escenario es Axel Rose: exige que las habitaciones estén repletas de rosas, botellas de champagne y chocolates además, solicitan un equipo de médicos que esté a su disposición las 24 horas del día.

FUENTE: Agencias

Al “cliente” lo que pida

Todo el esfuerzo para promocionar a un artista implica a un buen número de profesionales de quien depende el mayor o menor impacto en los medios de comunicación.

Jefes de prensa, traductores, maquilladores, chóferes, etcétera, cuidan de que los actores estén perfectamente atendidos durante las más de 50 entrevistas de radio, televisión y prensa que llegan a hacer en un solo día.

Algunos reconocen que es un trabajo duro que, a veces, acaba con la paciencia de las estrellas peor entrenadas.

El ex jefe de prensa de Columbia, Rafael Palmero, recuerda la estancia del actor Andy García como una pesadilla: "Exigió un modelo determinado de avión privado, el currículum de todo el personal de seguridad, un piano blanco en su suite, dos coches blindados, uno para él y otro para su mujer, y seis guardaespaldas. Es de las peores estrellas que conozco".

En estos casos, la marcha del famoso de turno supone un respiro y el alivio de volver a la cómoda rutina. Lo importante es que la estrella se vaya con buen sabor de boca y esté dispuesto a repetir la visita.

"Son gente que está acostumbrada a querer algo y tenerlo", reconoce el propietario de la línea de ropa Gabana. "Tienes que darles lo que quieren, porque si no, no vuelven".

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