Por estos días de recordaciones y aniversarios de héroes y gestas surgen preguntas cómo: ¿cuáles serán los héroes de la historia de nuestra patria en el siglo XXI?, ¿qué personajes se han agregado al calendario nacional en los últimos años? ¿Qué hace a una persona convertirse en héroe?
Cada año, un día como hoy traemos a la memoria y pasamos lista de presente a los seis adolescentes que la historia oficial elevó a la categoría de héroes por su hazaña y que más tarde se encargó de dejarlos casi en el olvido. Hoy su historia se menciona muy escuetamente en los libros de texto. La leyenda cuenta que murieron aventándose desde lo alto del Colegio Militar que se había instalado en el Castillo de Chapultepec porque prefirieron morir que entregarse a los norteamericanos que habían invadido nuestro territorio.
También, cada año nuestras autoridades organizan la celebración del aniversario de nuestra Independencia, la gesta heroica de un sencillo sacerdote, que en una parroquia perdida en el Bajío inició, tomando un pendón de la Virgen de Guadalupe y arengó a su pueblo para que armados de palos y picos lucharan contra la corona española. Meses después terminaría, junto a sus compañeros de lucha, sacrificados en el patio de una prisión en Chihuahua y paseadas sus cabezas por medio territorio nacional.
Hace casi doscientos años y todavía en la noche del 15 al 16 de septiembre se lleva a cabo en cada ayuntamiento del país y en los consulados del extranjero “el grito”, donde se recuerda y ensalza a los héroes “que nos dieron patria”: Hidalgo, Allende, Morelos, Aldama, Abasolo. Nuestro nacionalismo renace cuando comenzamos a ver por estas fechas, en los cruceros más transitados, a los vendedores de banderitas o las calles adornadas con listones tricolores. Entonces nos acordamos que tenemos héroes.
Pero, ¿qué hace a una persona ser héroe?, ¿quién determina los héroes que deben enseñarse en los libros de texto? Reflexionemos sobre la definición de heroísmo, o habrá que revisar los libros de texto y tal vez revalorar las fiestas patrias. Y quizás encontraremos muchas sorpresas.
En los acontecimientos (oficiales) de la última mitad del siglo XX difícilmente vamos a encontrar hombres y mujeres que llenen los requisitos de heroísmo que la historia oficial pide. Si la historia de un país es equivalente a la biografía presidencial tal vez el inventario de héroes permanezca desierto. Si vamos a los gobernantes o a funcionarios públicos habremos que hurgar y recorrer los archivos oficiales. Tal vez lo que encontremos sea una enorme falta de responsabilidad y grandes deudas por los errores cometidos, por las crisis subsecuentes, por la falta de pasión política, por los agravios, por la falta de visión y de arrojo, características de esos héroes mitológicos que estaban dispuestos a dar la vida por su patria o por su lucha.
Creer que porque exaltamos a nuestros héroes o asistimos al grito, o porque en las escuelas enseñan a los niños los pasajes históricos, estamos haciendo patria es estar errados. Se necesita mucho más que eso, necesitamos gobernantes que engrandezcan nuestra historia y den sentido de identidad y de orgullo a los pueblos. Necesitamos nuevos héroes que inspiren nuestro quehacer, que alienten a los niños y a los jóvenes, que motiven a los hombres y mujeres en su trabajo diario. Que den ejemplo de valor, de entrega. Héroes que liberen, no que conquisten ni que dominen arbitrariamente. Héroes que respeten, no que atropellen. Héroes que sean humildes y no arrogantes. No que busquen la fama o su interés personal, sino que piensen en el beneficio de los otros.
Para nuestra fortuna, México no es un país belicoso, ni participa en guerras de donde podrían surgir sus héroes; tampoco tenemos el poderío de nuestros vecinos que, guiados por un presidente que se siente dueño y señor del mundo van y hacen la guerra en donde están sus intereses o de donde surgen los héroes fabricados por los medios de comunicación.
¿Dónde están, entonces los héroes que entrarán en la historia que contaremos a nuestros nietos? Ellos, hombres y mujeres hay que buscarlos, no en las páginas de la historia oficial, pero sí en la calle, en los héroes anónimos que hacen día con día que nuestra patria sea grande y bella. Tal vez en los migrantes que arriesgan su vida por la supervivencia, o en las muertas de Juárez, o en todos aquellos que cumplen con su deber y se esfuerzan en el trabajo diario aún en medio de dificultades. A ellos rindamos homenaje al lado de los que nos dieron patria.
La Historia cuenta dice Enrique Krauze y determina nuestra visión del presente y también la de un futuro libre. Contemos una historia digna, honesta y que sea orgullo de todos los mexicanos. ¡Viva México!