Las malas noticias de fuera y dentro del país son agobiantes y desalentadoras. Una de ellas, cuyos protagonistas son los legisladores de la recién instalada Cámara de Diputados, es particularmente inquietante. Paradójicamente se dio en este mes en el cual le echamos vivas a la patria y a los héroes y ahora también a la unidad y a los acuerdos; muchos nos preguntamos cuáles acuerdos; la precisión de tal grito desde el balcón más importante de México es de vital importancia, ya que hay acuerdos políticos o de intereses personales, que de ninguna manera son convenientes socialmente, así que nos diga el Presidente de cuáles habla, antes de pedirnos el “viva”, con el cual les deseamos vida.
Quizás por uno de estos “acuerdos”, el que revocó la convocatoria del pleno para iniciar el juicio de procedencia contra el Senador Ricardo Aladana, la recién instalada Cámara de Diputados, con apenas unos días hábiles de trabajo, ya es objeto de especulaciones mediáticas, de cuestionamientos políticos y de incredulidad y desencanto sociales.
Aquí en la región, a la incredulidad y al desencanto el factor sorpresa se agrega, ya que muchos vimos con agrado que la presidencia de la Cámara, la ocupara el diputado Juan de Dios Castro, connotado estudioso del derecho vecino de Ciudad Lerdo, que si bien fue cuestionado los últimos tres años por su quehacer como asesor jurídico del Presidente, aquí su fama rebasa su quehacer, porque además de conocerlo sabemos de sus muchas otras virtudes.
¿Cómo es posible pues, nos preguntamos, que le sucediera, o se haya prestado a que le sucediera lo que le está sucediendo? Me estoy refiriendo a él no como persona, la cual me debe y tiene todo mi respeto, sino en su carácter de Presidente de la Cámara de la cual él es el responsable por llevar la batuta y si no la lleva, él solo es el responsable de prestarla.
¿Cómo es posible que apenas entrando, haya tomado la decisión de agendar para el pleno, el dictamen del juicio de procedencia del senador Aldana, sin que haya cuidado las formas, formas, que aquí más que nunca son fondo, (recordando al maestro Reyes Heroles), por la importancia y el gran contenido político del asunto?
¿Por qué, aún que tuviera la facultad de tomar la resolución que tomó, únicamente con el dictamen dejado por la legislación anterior, no instaló antes la comisión respectiva, elemento indispensable para que en el momento del debate en el pleno, hubiere una comisión ya instalada que la sustentara?
¿Pero qué sucedió? Los simples mortales nunca lo sabremos, lo único que nos queda es la especulación y la ilusión de que si se hubieran guardado las formas, hoy sería otro el comentario y el juicio de procedencia estaría en puerta para el senador Aldana.
Lo que sí sabemos es que urge que el senador Aldana, resuelva su asunto en los tribunales judiciales y no en los espacios legislativos y que para ello se requiere antes un juicio de procedencia, que únicamente resuelve que procede retirarle la inmunidad temporal inherente a su cargo llamada “fuero” para tener la posibilidad de seguir el proceso jurisdiccional que es el que resuelve el fondo del asunto, con una resolución de culpabilidad o inocencia.
Igual sabemos que es urgente se lleve a cabo, porque no es posible que si hay “indicios”, el senador, se esté defendiendo a través de los medios de comunicación o en los espacios legislativos a través de “acuerdos”, a los que se prestan los legisladores atendiendo intereses de partido y no de la nación.
También sabemos, que todos los mexicanos de todos los partidos políticos, estamos cansados de los pillos, políticos y no políticos y la impunidad que los protege.
Si especulamos y el diputado Castro recibió línea y hubo “acuerdo”, que no se lamente, que no se disculpe, que no llore ninguna fracción; mejor que recuperen todos los diputados algo de su dignidad, reconociendo que todos participaron: el PRI envalentonado, el PAN apanicado y el PRD adormecido por no decir otra cosa, ya que dice el coordinador de su fracción Pablo Gómez que no se dieron cuenta.
Los analistas del asunto señalan que es en aras de los consensos fundamentales que necesita el país y el Presidente para avanzar... ¿Avanzamos o retrocedemos?
Qué lamentable situación y más lamentable es darnos cuenta que nuestros gobernantes el único elemento que en sus mentes tienen agendado es el 2006.
¿Y el aquí y el ahora, cuándo?