EDITORIAL Columnas Editorial Caricatura editorial

Las laguneras opinan.../Las muertas y los vivos

María Asunción del Río

¿Cuánto vale la vida de una mujer en México? ¿Qué significado tiene la muerte de una mujer, de dos, cien, doscientas o más, cuando nada se mueve de su lugar, cuando la existencia cotidiana transcurre como siempre, cuando los actos de gobierno, las campañas políticas, los proyectos de reforma, la imagen pública de las personas, las amenazas de Bush, los berrinches de Hugo Sánchez, las ironías de López Obrador, los besos públicos de Martita y los lapsus del presidente Fox continúan preocupando y llevándose el tiempo, los recursos y la atención de todos, sin dejar un espacio, ni siquiera el que ocuparía una esquela o el mínimo aviso de ocasión para las muertas de Ciudad Juárez?

¿Por qué no han callado todas las voces que discuten la política exterior o la economía interna, la sucesión presidencial, los últimos pecados partidistas, la confiabilidad del IFE, el destino de los presupuestos, el cabildeo en la iglesia, los cambios de programación en las televisoras y los planes de estudio en las escuelas, la clasificación del Santos, los discursos financieros, religiosos, políticos..., para unirse en un solo y enérgico ¡BASTA! que ponga fin a la indiferencia y exija y logre respuestas y castigos por los crímenes que día a día van configurando la geografía -topográfica y humana- de Ciudad Juárez, Chihuahua?

Si Jack “El Destripador” ha dado origen a tantas películas, novelas, programas y temblores nocturnos, igual en Londres que en México, si los asesinatos en serie de Canadá o Nueva York nos mantienen atados al televisor, devorando uñas y fraguando protestas, y se llevan nuestro sueño tras el silencio de los inocentes, ¿cómo es posible que las muertas de Juárez ocupen tan poco espacio en nuestras preocupaciones y desvelos?

Nos impactó demasiado la muerte de la Doña hace un año y la de la señora Colosio hace diez (la de Lady D. se explica, claro, por nuestro natural malinchismo); sin embargo, no podemos conceder un minuto de nuestra paz para pensar en las casi 300 mujeres que han sido asesinadas en Ciudad Juárez, reales, comunes y corrientes, trabajadoras, ávidas tal vez de vivir y de amar, preocupadas quizá por mantener a sus hijos, ayudar a sus hombres, aligerar la carga de sus padres, sentirse realizadas integrando la fuerza laboral del México del siglo XXI.

Mujeres bonitas o feas, maduras, jóvenes y casi niñas, convertidas en despojos semiocultos bajo ramas de mezquite, llenos de tierra e insectos, mientras van a parar a las bolsas de plástico –contenedores de basura-, forman la lista interminable de dolor que no acaba de conmovernos lo suficiente. Son una cifra que parece insignificante para la ciudad y el estado que debieran hacer suya esta causa como prioridad capital. Tampoco parecen significar mucho para un Gobierno Federal que, urgido de dar una buena cara a la Nación y de ganarse la voluntad del pueblo, desoye las súplicas de familias huérfanas de madres, esposas e hijas, e ignora los apremios de quienes piden respuestas, se hace de la vista gorda ante un hecho cuya solución, dada la magnitud real que tiene, bastaría para pagar con creces todo lo que hasta ahora nos está debiendo.

Cifras son también estos cientos de mujeres para la iglesia, que desea reivindicarse ante la sociedad ofendida por los abusos de algunos ministros indeseables, y alzarse como baluarte de justicia, y para todo tipo de causas sociales y humanas que en este asunto tendrían una razón poderosa para ser...

Pero mientras sufrimos la desgracia ajena o inventamos y magnificamos preocupaciones sin sentido, permanecemos con el oído sordo y la vista, la razón y el corazón insensibles a un mal que nos avergüenza como pueblo, como sociedad, como gobierno y que grita queriendo romper la sordera y la ceguera de nuestra indiferencia: Las muertas de Ciudad Juárez, que siguen muriendo sin quitar el sueño. ¿A dónde hemos llegado –individuos, grupos, sociedad civil– para que la tragedia de estas mujeres muertas en la más vil impunidad y en el más escandaloso silencio nos parezca más ajena y menos real que la del último expulsado de Big Brother?

Los archivos se “llenan” con datos irrelevantes que no conducen a ninguna parte y generan nuevas líneas de investigación que tal vez tampoco lleven a lado alguno, pero que, de ser cierto lo que especulan, están poniendo al descubierto esa parte del hombre que no quisiéramos conocer. ¿Será posible que las mujeres hayan sido asesinadas para traficar son sus órganos? Tal vez, aunque mal negocio haría quien las tortura y destroza antes de matarlas, malogrando de pasada órganos con los que podría comerciar, ¿no? A veces la crueldad extrema es aliada de una estupidez mayor, y de cualquier forma, el delito del que vende se duplica en el que compra. Pero imaginar la otra posibilidad resulta peor: El que nuestras congéneres hayan protagonizado en su tortura, agonía y muerte, involuntarias escenas de pornografía para satisfacer los instintos más bajos, bestiales e indignos que se puedan concebir, va más allá de todo límite. No puedo verbalizarlo porque me niego a aceptarlo; pero, de ser reales las imágenes que, procedentes de alguna página de la Internet, se dieron a conocer hace días por la televisión, mostrando a algunas de las mujeres sacrificadas en la situación antes descrita, entonces indudablemente la perversión humana toca fondo, y, recordando a Hamlet: “¡El mundo está fuera de quicio!” . Sodoma y Gomorra parecieran cobrar realidad en el México del siglo XXI y tal vez podamos temer algún castigo, merecido por la acción criminal, pero también por la indiferencia ciudadana, por la pasividad de autoridades civiles, morales y religiosas, por la falta de responsabilidad de quienes tienen el poder y por la falta de valor de quienes se lo otorgamos y que, sin exigir respuestas, vemos pasar el tiempo mientras toleramos la inmoralidad y nos llenamos de desesperanza. Evidentemente el mundo está fuera de quicio, así lo prueban las muertas de Ciudad Juárez; ¿qué o quién podrá ponerlo en orden?

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 31663

elsiglo.mx