Hace muy pocos años era impensable que los mexicanos fuéramos capaces de llevar a cabo elecciones en un marco de equidad, limpieza electoral y democracia. Ahora hemos ya experimentado la alternancia y ésta nos ha mostrado que no pasa nada o pasa mucho al cambiar de partido en el poder. Ahora contamos con ofertas políticas claras y diversas. Nueve partidos políticos contienden por la renovación de la Cámara de Diputados, aunque según las encuestas, tres son las principales fuerzas políticas y se habla que la correlación de fuerzas permanecerá como ha sido en las dos últimas legislaturas y con un Senado que continúa con mayoría priista.
Lo anterior muestra un electorado maduro, que sabe lo que quiere, que tiene la información para decidir, que reflexiona, razona y conoce sus convicciones, que tiene libertad para votar. Sin embargo pareciera que los partidos tratan a los electores como si estuviéramos retrasados y no supiéramos que con nuestro voto, en los dos últimos congresos optamos por limitar el Poder Ejecutivo y hacer que este último negociara y acordara con todas las fuerzas políticas representadas.
Se supone que en una democracia los partidos buscan el apoyo y las preferencias del elector. Si éste es su objetivo para ganar, no se entiende las campañas que llevan a cabo. Los partidos no lo han entendido así y nos faltan al respeto como electores. El PAN plantea ahora que para poder gobernar necesita una mayoría en el Congreso, cuando eso es exactamente lo que antes reclamaba al PRI, cuando este último “mayoriteaba” las iniciativas del Presidente. Entonces el PAN habla del daño que esto hacía al país. Sin embargo ahora juzgan que la mayoría le permitiría al presidente Fox sacar adelante las reformas estructurales que el país necesita.
Es irónico pensar que en la base de los tres principales partidos políticos están las misma ideas y temas pendientes para el país: justicia social, educación seguridad, empleo, medio ambiente, energía para el futuro, democracia, rendición de cuentas, Estado de Derecho. Ahí están los temas mas apremiantes para que avancemos. Lo que falta es que entiendan más al elector, que se pongan en sus zapatos, lo respeten, que le ofrezcan un debate de altura y más que hacer promesas decir cómo piensan realizar sus propuestas. Existen muchos temas que no se discuten mientras los medios de comunicación, que deberían vincular a los electores con los partidos, andan ocupados en comentar lo que dicen los libros publicados sobre la señora Marta Fox. No hay un debate de altura del proyecto de país que queremos para los próximos años, independientemente de quién nos gobierne.
El PRI dice “estoy de tu lado”, refiriéndose a la gente, como si eso no fuera la vocación de un partido. El PAN dice “quítale el freno al cambio”, porque supone que otros ponen el freno para cambiar, cuando está claro que quienes necesitamos los cambios somos los habitantes de este país y ellos mismos han obstaculizado el cambio. Por su parte el PRD, dice que es el partido de la esperanza y lo único que vemos es cómo sus miembros se pelean y reclaman.
Es curioso cómo el país ha avanzado en libertad política que ha consolidado la democracia, mientras que los partidos políticos se han quedado rezagados. Para ellos lo único que importa es ganar las elecciones del seis de julio y punto. Pensar a largo plazo es mucho pedir. Están reduciendo la democracia a las elecciones, cuando las elecciones son sólo una parte de la democracia. El resto del trabajo debe estar en la capacidad de nuestros políticos para negociar, prepararse, estudiar, lograr acuerdos, facilitar no estorbar, armonizarse entre los opuestos.
Pongamos algunos ejemplos. El PAN se quejaba de que cuando el PRI gobernaba promovía sus obras, gastando dinerales en spots de radio y televisión. Ahora es el PAN quien hace lo mismo y éste justifica al presidente Fox y a gobernadores y alcaldes diciendo que los ciudadanos deben estar informados sobre lo que el gobierno hace. Falta coherencia.
El nivel de debate es pobre y poco creativo e innovador. Las campañas son agresivas y los partidos ignoran que entre más agresivas sean éstas el elector menos saldrá a votar porque está cansado y hastiado de lo mismo. Los partidos no han estado a la altura de lo que el electorado quiere o busca y se olvidan de que estamos ante un votante que es cada día más independiente. Se ha visto que el voto es cada vez mas volátil, el voto de miedo tiende a disminuir, aumenta el diferenciado y el votante dará su voto a quien juzgue que en el momento de la elección está haciendo bien su trabajo. Los campañas deben pensarse de otra manera, ya que pegar carteles es dinero tirado a la calle pues la contaminación visual es tal que la gente ya ni los vemos.
Los procesos electorales están, para bien, cada vez mas enraizados en la vida cívica del país y ya se ven como algo normal, lo cual obliga a los contendientes a ser más creativos y estar más preparados para convencer y no sólo hacer promesas.
¿Qué pasa por la mente del elector para este seis de julio? ¿Cuál es el sentimiento que priva entre los que saldrán a votar? Desencanto, entusiasmo, apatía, desesperanza, desilusión o interés porque al votar estamos eligiendo nuestro futuro. Los que no salgan a votar también estarán manifestando su nivel de compromiso o estado de ánimo.
La euforia del 2000 quedó atrás. Ahora sólo queda esperar que este proceso sirva para vislumbrar un panorama más halagador para nuestra democracia. garzara1@prodigy.net.mx