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Las Palabras Tienen la Palabra / El canibalismo (real, no político)

Juan Recaredo

A los caníbales... ¡Ah, cómo les gusta comer prójimo! Están peor que un grupo de señoras cuando se reúnen a “echarse el chal”. (1) A lo largo de la historia siempre ha habido culturas en las que se vale que un tipo se almuerce a su prójimo y con base en esos hechos se han creado cualquier cantidad de historias, fantásticas y terroríficas que nos provocan tiricia (2) y escalofríos.

En la Grecia Antigua se hablaba de pueblos lejanos que tenían esa rara costumbre: Oye, hoy no voy a ir a mi casa, bueno, a mi cueva. Es que voy con mi primo… ¿Vas a comer con él?… No, no con él... a él. Nada más que los griegos no les llamaban caníbales por la sencilla razón de que la palabra aún no existía. Ellos les decían antropófagos. (3)

Y no crea usted que eso excluía a las mujeres. Aquí se dice hombre en términos genéricos, pero una mujer también podía encontrarse de repente con que eran el platillo principal en el menú del día, alternando con una sopa de cebolla o una ensalada de mariscos.

Cuando Cristóbal Colón venía de su famoso viaje, flaco, ojeroso, cansado y sin ilusiones, encontró en tierra de Las Antillas a unos indios que se hacían llamar “los calina”, vocablo que quería decir “los más fuertes”. Los nativos de Cuba y todos esos lugares les tenían mucho miedo a los calina y cuando se encontraban con ellos se les fruncía todo lo que hay de fruncible en el organismo.(4)

Los cubanos, que hablan con un tono muy sabroso pero cambian mucho las palabras, les empezaron a decir los caniba mientras que en el área de lo que ahora es República Dominicana les decían los cariba.

¿Y por qué tanto miedo? Pues porque no resulta muy agradable saber que estos cuates te van a matar y luego te preparan al chipotle con salsa de ciruelas y se dan un banquete contigo. Eso también aterró a Colón y a todos los españoles que iban llegando y para no aterrarse tanto se pusieron a matar a los calina, (o sea los caniba) hasta que, de plano, se los acabaron.

Del nombre de caniba con el tiempo nació caníbal y del nombre de los cariba surgió el nombre del caribe como se le conoce a ese pueblo que en otro tiempo dominó una parte de las Antillas. Interesante caso, ¿no?

Por si las dudas

1. Echarse el chal. Comentar entre dos o varias personas los chismes del momento. Esto lo hacen no sólo las señoras. Es muy frecuente también entre los señores ¡no se hagan!

2. Tiricia. Es la palabra ictericia descompuesta. En nuestro ambiente rural se conoce como alguna enfermedad con fiebre, que antes de la calentura te hace “tiritar” de frío.

3. Antropófago. Los chavos de hoy dicen que un antropófago es uno que pide de comer en un antro, pero no es así. Antropófago es el que come carne humana. Deriva del griego antropós (hombre o mujer) y fagos (el que come).

4. Fruncible. Se puede fruncir, por ejemplo, el............. o también el...............

Pregunta: En la expresión “venían cargando sendos paquetes” ¿sendos significa “enormes”?, José Luis Cardona.

Respuesta: Es un error muy común, creer que sendos significa enormes. No, José Luis. Sendos se refiere a “uno para cada quien”. Si tres personas –por ejemplo- traen sendos paquetes, quiere decir que cada una de ellas trae un paquete.

Frase loca... de remate

No hay ningún viento favorable para los que no saben hacia dónde van… Así que mejor nos ponemos a trabajar ¿no? Digo… yo diría.

Escriba a donjuanrecaredo@hotmail.com

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