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Las Palabras Tienen la Palabra / En México somos muy poco precisos

Juan Recaredo

La imprecisión, la indeterminación es nuestro signo capital (1). Somos el país del más o menos, el del “un poquito más acá” y el “un poquito más allá”, del “más arribita” o el “un poquito más abajo”. En eso nos parecemos a los ingleses, que jamás dicen near (cerca de ) sino not far from (no tan lejos de) tal o cual parte, ni aceptan que alguna cosa sea definitivamente buena sino que la califican de…not bad at all (no del todo mal).

Así es este país… ¿Cuál? ¿Cómo cual? Éste, nuestro querido Mexiquito. Pues fíjese que sí, pero fíjese que no… El párrafo anterior es una transcripción literal (2) de un texto que un día transmitió por radio mi colega Silvia Rodríguez… Y usted me dice ¿y eso qué tiene qué ver? Pues nada que Silvita es de y vive en… ¡Venezuela!

Entonces ya podemos gritar a todo pulmón que los mexicanos no tenemos el contrato exclusivo de la imprecisión como habíamos venido creyendo… No somos los únicos que nos quedamos en el “ya merito” o que caminamos eternamente por el “casi casi”.

Con su venia, (3) con la venia de usted, voy a pasarle el micrófono a mi amiga para ver qué tanto nos parecemos los mexicas a nuestros hermanos que han nacido en una ribera del Arauca vibrador…

Dice mi amiga: “Nosotros rozamos los límites del surrealismo en nuestro comportamiento y en nuestro lenguaje cotidiano. Cualquier extranjero que nos visite por primera vez, enloquecería si oyera, como se oye corrientemente, a un electricista, a un plomero o a cualquier otro técnico venezolano (mexicano) ordenando a su asistente: "tráeme la vainita esa de bichar los perolitos del coroto", (que me imagino vendría siendo algo así como: “Tráeme la ancheta ésa que traigo ahí para apachurrarle los pringuitos a la marinola ésta…”)

“Pero lo más asombroso –sigue diciendo la chica venezolana– no es la terminología en sí. Lo increíble es que el ayudante comprenda perfectamente bien la orden y traiga exactamente lo que el otro le está pidiendo...”.

Y continúa el monólogo de mi amiga: “En materia de tiempo, el venezolano es uno de los seres más indescifrables que existen. (¡No me digas!) Solemos, por ejemplo, concretar una cita en la tardecita o en la nochecita, pero nadie sabe a ciencia cierta qué es la tardecita, si la tarde a primera hora o la tarde, ya cerca de la nochecita. Y lo peor es que tampoco la nochecita es un concepto claramente establecido (naturalmente, cómo va a estar claro si es de noche). En todo caso citar a alguien a una hora exacta, es visto como algo desconsiderado y digno de tacharse exasperante. Mejor se dice nos vemos por ahí como a eso de las seis o tipo seis y algo”.

“A las cuatro y pico en punto, expresión que en todas partes sería un chiste, en Venezuela es una hora que se supone corresponde a una realidad”. (En Mexiquito también, iguanas ranas).

“No aspiro a que me lo crean, –subraya la niña Silviña– pero en una ocasión oí a un locutor de provincia anunciar: Ésta es la hora oficial de Venezuela: las cinco y media… pasaditas”. O sea, que aquí, allá y en todas partes… se cuecen habas.

Por si las dudas

1.- Signo capital. Capital es el principal, literalmente “el que está a la cabeza”.

2.- Transcripción literal. En lenguaje coloquial: vil fusil.

3.- Venia. Permiso, autorización.

Pregunta: ¿Cuál es el gentilicio, es decir el adjetivo con el que se debe nombrar a los procedentes de Ciudad Lerdo, Durango?, Alfredo Ponte.

Respuesta: Aunque no hay una regla general para formar los gentilicios, yo diría que el adjetivo lerdense es el correcto.

Frase loca... de remate

Lo cierto es que todo tiempo pasado fue… anterior. ¡Hasta mañana!

donjuanrecaredo@hotmail.com

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