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Las Palabras Tienen la Palabra / La negación del ocio

Juan Recaredo

La ociosidad es la madre... de una vida padre. Los latinos, como se les llama a los romanos antes de que se les ocurriera fundar Roma, llamaban otium (1) al tiempo libre, el que no se dedicaba a las actividades políticas o a las ocupaciones militares.

Ahora, si al otium le anteponemos un prefijo de negación, entonces nos queda el neg-otium… el negocio.

O sea que la negación del ocio es el neg-ocio que en sus orígenes no es necesariamente la actividad productiva industrial o comercial como la conocemos ahora. El negocio es la ocupación, el estar haciendo algo y no dedicarse de tiempo completo a rendirle culto al producto gallináceo. (2)

El otium los romanos lo dedicaban a la lectura, al estudio, a las ocupaciones intelectuales que para ellos no eran causa de fatiga excesiva y el negotium, ése sí, era para andar en la guerra, en el foro, en la vida activa. Para ellos el otium era dedicarse a actividades más bien tranquilas, no tan agitadas…

¿Aquí?… No, aquí dice usted ¡ocio! y antes de que acabe de pronunciar la palabra, todo el mundo ya soltó lo que trae entre manos y en un segundo ya estamos tirando la… la flojera, en su máxima expresión.

Yo creo, aunque no he podido encontrar las evidencias, que la expresión de oquis tiene sus orígenes por el mismo rumbo. El diccionario nos dice que oque es una propina, una compensación espontánea y entonces, actuar de oquis sería hacer algo sólo por la propina. Luego nosotros los usuarios del idioma, a través de la costumbre, transformamos la expresión en de oquis y por eso no es difícil pensar en que haya una relación con el otium porque estar de oquis pues es estar de ocio, o de ocioso, no tener nada qué hacer. (3)

Lo curioso es que el otium del latín, en griego viene a ser schole que al español se traduce como escuela. ¿O sea que iban a la escuela nada más a estar de ociosos? No, para nada. Es que ya le decía a usted que para los latinos, como para los griegos, el ocio no era la flojera o la inactividad total. Era el tiempo que dedicaban a actividades tranquilas como leer o estudiar, ¿y qué se va a hacer a la escuela? Pues depende si es usted el clásico fósil de alguna de nuestras universidades, pero normalmente a la escuela se va a leer, a estudiar, a aprender y a investigar.

Por si las dudas

1. Otium en latín corresponde a ocio en español.

2. Huevo. Rendirle culto al huevo es pasársela de flojón.

3. Dioquis. Ésta es una de las versiones que hay para explicar el origen de la expresión dioquis. Hay otras pero ésta es la que a mí me parece la más creíble.

Pregunta: Por fin, ¿cómo se dice: ¿Finaaancia o financííía? ¿Con acento o sin acento en la í?, José Francisco Pineda.

Respuesta: Financiar se conjuga como cambiar. Cuando se le venga la duda, usted mismo pregúntese: ¿Cómo se dice, él cambia o él cambííía? Verá que de inmediato se contesta: ah, pues se dice él cambia. Bueno pues también se dice él financia. La misma regla se aplica a los verbos diferenciar, negociar y evidenciar. No se dice él negocííía, ni él diferencííía sino él negooocia, él difereeencia y así sucesivamente.

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Escriba a donjuanrecaredo@hotmail.com

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