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Las Palabras Tienen la Palabra / Las promesas desconocidas

Juan Recaredo

Supongamos que en una ceremonia alguien le dice muy solemnemente: ¿Jura usted que va a camelar la escartibuncia mermelaza y que jamás actuará con cascornia ventoral que encalambrije al pueblo (1) ¿Usted qué contestaría? ¿Que sí jura? ¿O pediría una explicación más detallada de lo que le están diciendo?

Es que, no le entendí ni M. exclamaría usted, o yo, o cualquier persona ante tan extraña propuesta. Bueno, pues ese tipo de juramento, que en este caso definitivamente no haríamos, es el que hacemos normalmente cuando entonamos (2) el Himno Nacional.

Emocionados cantamos: …el acero aprestad y el bridón… más si osare un extraño enemigo… ciña oh, Patria tus sienes de oliva… y no tenemos ni la menor idea de lo que quiere decir cada una de estas frases, ni siquiera sabemos qué es el bridón o en qué consiste la acción del verbo ceñir. (3)

Y sin embargo al pronunciar todas esas frases estamos haciendo un juramento solemne prometiéndole a la Patria que ante el acoso enemigo, seremos todos bravos soldados que nos lanzaremos de inmediato a la lucha por defenderla (a la Patria) sin importarnos un comino si morimos en el intento.

Fue a mediados del siglo 19 cuando el Himno Nacional que sobrevive hasta nuestros días, fue declarado triunfador en un concurso y en todo ese tiempo sigue siendo una excelente y muy brillante pieza musical, sólo que la actitud y el sistema de vida del pueblo mexicano… ¡uy! si cambian diametralmente de un sexenio a otro, imagine lo que no habrá cambiado en siglo y medio.

Eso hace aún más difícil para el mexicano común entender el ya de por sí rebuscado lenguaje con que se hizo el himno, en una época en que las preocupaciones y las aspiraciones de pueblo y gobierno eran totalmente distintas a las que tiene el país en estos tiempos.

A través de su hermosa lírica, la Patria nos pide: El acero aprestad y el bridón y nosotros, muy generosos, prometemos hacerlo, siempre que el clarín con su bélico acento nos convoque a lidiar con valor.

Muy bien. Pero luego resulta que ¡no sabemos siquiera qué es el bridón! Oiga, es muy peligroso andar aprestando cosas que no sabe uno ni siquiera lo que son.

El acero pues simbólicamente es la espada. Eso no es tan difícil. Pero ¿y el bridón? Bueno, el bridón es una parte de la brida, ¡vaya! del sistema de frenos que se le pone al caballo, pero en el himno, el bridón se utiliza simbólicamente para referirnos al caballo entero, a la cabalgadura que en aquellos tiempos era imprescindible para lanzarse a la lucha.

Sería imposible hacer aquí una explicación completa de lo que significa cada palabra o del sentido que tiene cada expresión del Himno Nacional Mexicano. Eso tendrá que quedar necesariamente bajo la responsabilidad de cada quien.

Por si las dudas

1.- Escartibuncia: Ni se preocupe. Las palabras raras que pongo ahí, las acabo de inventar.

2.- Entonar. Uso el verbo entonar por decirlo de alguna manera. En realidad casi todos cantamos horriblemente desentonados.

3.- Ceñir: Ajustar, apretar. “Ceñir las sienes de oliva” es una forma simbólica de decir que se es victorioso por la corona de oliva que se le ponía en la cabeza al triunfador en ciertas competencias deportivas.

Pregunta: ¿Desde cuándo es obligatorio acentuar las letras mayúsculas?, Virginia Fuentes. Ensenada, BCN.

Respuesta: Siempre ha sido obligatorio acentuar las mayúsculas según lo dispone la Real Academia Española. En los tiempos en que se usaba la máquina de escribir, se creyó que no era así, porque las máquinas no lo permitían, pero la obligación ahí está y ahí sigue.

Frase loca... de remate

El matrimonio es la única sentencia a cadena perpetua que se cancela por mal comportamiento.

¡Hasta la próxima!

donjuanrecaredo@ hotmail.com

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