“Voy volado”, “voy como alma que lleva el diablo”(1) “voy hecho la mocha”... Expresiones populares como éstas no parecen tener explicación alguna y a lo mejor ciertamente no la tienen, pero entonces el mismo pueblo se las inventa y lo hace por lo general con tanto ingenio que hasta parecen ciertas, a veces hasta más que las que son históricamente comprobables… “Andar hecho la mocha”, por ejemplo tiene una historia simpática que me parece muy creíble aunque jamás metería las manos al fuego por su veracidad.
Andar hecho la mocha es moverse o desplazarse a toda velocidad, rapidísimo y este dicho –según asegura la gente por ahí- viene de la época en que se iniciaban los ferrocarriles en México.
Imagínese usted el tamaño de las primeras locomotoras que llevaban siempre pegado un carrito carbonero porque se movían con el vapor que se generaba con el calor de ese combustible, el cual era paleado por un tipo que dedicaba su vida a eso… a echarle carbón a la máquina en la caldera para que con el agua produjera el vapor necesario para moverse.
Eran aquellas locomotoras que al caminar iban dejando una densa columna de vapor y hacían un ruidazo infernal.
El asunto es que para los movimientos de patio no había locomotoras especiales y eran esas mismas inmensas moles las que tenían que desplazarse para disponer el tren, antes de iniciar su viaje. (2)
Hasta que un día llegaron unas locomotoras relativamente chiquitas, con capacidad para movimientos limitados y destinadas específicamente a las operaciones llamadas “de patio”. (3)
A los ferrocarrileros les parecieron muy curiosas aquellas mini locomotoras que se desplazaban internamente a una gran velocidad, porque la comparaban con la pesada lentitud de las locomotoras enormes que ellos conocían y por lo corto de su tamaño, pronto empezaron a llamarle “las mochas”. Es que ellos las veían como si les faltara un pedazo.
A partir de entonces cuando alguien se movía con mucha rapidez decían que se parecía a una “mocha”. “Mira, allá viene aquel hecho la mocha” era equivalente a decir “allá viene aquel moviéndose tan rápido como una de las mochas” .
En cuanto a la palabra teporocho, apodo con el que se le conoce a un alcohólico indigente, la palabra dicen que surgió también en la época de la Revolución.
Los revolucionarios en su tiempo de descanso refrescaban la garganta con un rasposito mezcal, el cual se vendía en los tradicionales jarritos de barro a 3 pesos cada uno.
Además había una oferta especial: si comprabas 3 jarritos te los daban a sólo 8 pesos y entonces empezó a escucharse cada vez con más frecuencia que le pedían al vendedor "dame un 3 por 8".
Sólo que, después de ingerir varias ofertas, la lengua empezaba a trabarse y entonces el cliente empezaba a pedir "un te-por-ocho... jip..." hasta que finalmente el nombrecito de “te-por-ocho” se les quedó a los tipos que las ingerían.
¿Será una historia cierta o falsa? No sé... Eso dicen.
Por si las dudas
1. Como alma que lleva el diablo. Muy rápido según el dicho popular. Se supone, según la creencia cristiana, que cuando el diablo atrapa un alma se la lleva “volando” al infierno.
2. Disponer el tren. Supongo que poner en orden los vagones que van a hacer el viaje en un tren determinado, ha de ser un trabajo que tiene alto grado de dificultad. O dicho de otra manera “no son enchiladas”.
3. De patio. Se le llama así precisamente a las operaciones que se hacen dentro del patio de una estación para preparar los vagones que van a hacer un viaje.
Gracias al Ing. Nicolás Zarzar Charur de Torreón por su mensaje.
Pregunta: ¿Por qué se dice que el español es una lengua romance?, Lilia Suárez.
Respuesta: Las lenguas romance son todas aquéllas que derivan del latín porque era el idioma de los romanos que antes fueron los pueblos latinos y se llamaban así porque procedían de la Región del Lacio.
Frase loca... de remate
La muerte está tan segura de que te va a agarrar, que hasta te da una vida de ventaja.
donjuanrecaredo@hotmail.com