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Las Palabras Tienen la Palabra / Todo está muy bien pero ¿quién inventó las palabras?

Juan Recaredo

¿Cómo que quién inventó las palabras? Las palabras no las inventa nadie.

Son resultado de un proceso. Solitas van cambiando y se van colocando en nuestro vocabulario dispuestas a surgir en cuanto se les mencione…. Pero así y todo, ellas, sin querer queriendo, van transformándose o cambiando su significado según el uso que la misma gente les da.

Las causas del cambio pueden ser muchas, incluso puede haber una intención irónica o humorística. Por ejemplo la casa. Casa en latín es domus… Domus mea es mi casa, son mis dominios. Pero entonces alguien en broma, le llama a su casa mi cabaña, mi jacalito, mi humilde morada, aunque sea grande, una casa hecha y derecha. Y en lugar de quedarse domus mea que era lo lógico, la que se queda es casa mea. (1)

En lugar de decir tu cabeza (caput tuo) alguien, en plan de broma le dice la tua testa, tu cacharro o como diríamos nosotros: La maceta. (2) Fabulare era decir boberías (3) y quedó en hablar, el caballus era el matalote, un caballo que daba lástima y sin embargo se quedó como un caballo normal incluyendo a esos ejemplares impresionantes, bellos y arrogantes.

Y tenemos el caso de rostrum que era el pico de un ave o la trompa de un cerdo… y vino quedando en rostro, la cara de una persona. (4)

Es razonable decir que la palabra vota suplantó a nuptiae porque el aspecto más sobresaliente de una boda son los compromisos que contraen los novios. Vota acabó por significar la boda pero en latín clásico eran sólo las promesas, los votos, cualesquier promesas, no necesariamente las nupciales.

Para el concepto de llegar se adoptó el verbo plicare mucho más concreto y dramático que el neutral pervenire, derivado de venire. Plicare significaba propiamente arribar, llegar por fin a puerto, atracar.

Y clamare no era un llamar así como así, sino un llamar a grito abierto.

El pitaccium, palabra tomada del griego vino a quedar en pedazo en lugar de fragmentum y el pitaccium en realidad era una tira que sobra, un colgajo.

Praecuntare era la forma incorrecta del verbo clásico percontari y no era simplemente preguntar sino someter a un interrogatorio como en una averiguación judicial…

Más o menos lo que sucede ahora con nuestros investigadores, aunque no, no tan terrible.

Por si las dudas

1. Casa mea.- Vendría siendo como la caja en la que yo me meto.

2. Testa.- Todavía se le llama testa a la cabeza y tiesto a una maceta.

3. Fabular.- Fabulare era contar fábulas, decir cosas falsas. Tirar rollo como dirían nuestros jóvenes de hoy.

4. Rostro.- Por eso si a una chica le dicen que tiene un buen rostro, pues más le vale investigar por dónde viene la flecha.

Pregunta: Cuando uno comete una falta ¿ofrece o pide disculpas?, Pedro Ramón Reyes Maza.

Respuesta: Ése es un tema que se ha discutido mucho y que surge de una confusión. Uno pide que lo disculpen o bien ofrece disculpas. De todas maneras, a mí en lo personal me parece que pedir disculpas no está mal, porque el verbo “disculpar” puede operar de dos maneras: Yo pido que me disculpen o yo disculpo a otro por algo que hizo.

Frase loca... de remate

Cuando una dama dice no, quiere decir quizás; cuando dice quizás, quiere decir que sí; y si dice que sí, no es una dama. ¡Hasta mañana!

donjuanrecaredo@hotmail.com

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