¿Unos taquitos de carnitas con una cervecita?
Gusta usted unos taquitos de carnitas, con su salsita picosita y unas tortillitas recién “hechecitas”? (1) En México somos muy dados a usar el diminutivo con la intención de dar un énfasis muy notable a lo que queremos decir. O tal vez, mas que énfasis, lo que queremos es dar un mayor sentido de cordialidad a lo que decimos. Lo más curioso es que, al parecer, da resultado.
Porque no me va usted a decir que es igual ofrecer a sus invitados un cafecito que decir simplemente ¿quieren café?… En esta última modalidad se siente una frialdad terrible, aunque luego resulte que el café esté tan caliente que vaya uno a terminar sintiéndose como uno de esos “tragafuego” a los que llaman milusos y que andan echando lumbre por los cruceros… quiero decir, que andan por los cruceros echando lumbre, pero ésta la arrojan por la boca.
Si voy de visita a una casa y me dicen ¿quieres un café? voy a pensar que la invitación es puro formulismo y hasta tal vez sienta que lo que quieren es que me retire lo más pronto posible. En cambio la expresión “¿un cafecito?” suena mucho más cordial y desde que me la dicen ya casi me parece aspirar el aroma del café y me siento como si estuviera en familia.
Los mexicanos somos tan afectos a ese “diminutivismo” (2) que hasta el adverbio lo usamos con mucha frecuencia en esa forma, violando flagrantemente la regla gramatical de que éste -el adverbio- es un elemento invariable de la oración, es decir, que no tiene género, número ni persona, y que por supuesto tampoco puede aceptar convertirse a aumentativo o diminutivo.
“Ahorita vengo, no me tardo nadita. Nada más voy aquí cerquita y regreso prontito…” Expresiones como ésta se dan mucho en nuestro lenguaje cotidiano, utilizando barbarismos a granel y causando vahídos y desvanecimientos a más de un purista de la lengua, porque “ahora”, “nada”, “cerca” y “pronto” son adverbios.
Aunque debo admitir que los casos de “ahorita” “cerquita” y “prontito” son barbaridades inadmisibles que ya han sido admitidas por la Academia Española de la Lengua…(3) y es que a la real institución le sucedió lo mismo que a mi amigo que tenía una farmacia y la tuvo qué cerrar… No le quedaba más remedio.
En este caso son formas de hablar que la gente usa tanto que llega un momento en que a los académicos no les queda otro recurso que admitirlas.
Por si las dudas
1.- Tortillas “hechecitas”. En este caso podría usarse “hechecitas” del verbo hacer o “echaditas” del verbo echar. Es costumbre muy arraigada decir que las tortillas se “echan” refiriéndose a cuando se hacen, así que podrían ser “tortillas recién echaditas”.
2.- Diminutivismo. Esta palabra no existe en el diccionario. La estamos proponiendo para referirnos a esa inclinación que tenemos en México de usar con frecuencia el diminutivo.
3.- Admitir. Admito que el uso repetitivo del verbo admitir y sus derivados, es intencional.
Pregunta: ¿Podría decir cómo se le llama al sonido que emiten algunos animales?, Yo sé que el perro ladra y el gato maúlla, pero por ejemplo ¿el pato?, Maricarmen Aizpiri de Schwartz. Ensenada, BCN.
Respuesta: El pato parpa. Ya hemos mencionado en ocasiones anteriores el nombre de algunos sonidos de animales, por ejemplo el elefante barrita, el cuervo grazna, el león ruge y el jabalí rebudia.
Frase loca… de remate
Hablar cualquiera puede. Para conversar se necesita inteligencia. ¡Hasta mañana!
donjuanrecaredo@hotmail.com