GUADALAJARA, JAL.- Lorena Ochoa tiene tantas pasiones como días un año. Cierto, nadie discute que su vida y su existir encuentran grandes argumentos en el golf, pero lejos del green, de los reflectores y los bastones, hay una joven tan normal como la mayoría de las mujeres de 22 años que gustan de ir al cine, practicar deportes, leer, escuchar música y disfrutar un platillo para romper la dieta.
"Cómo extraño las tortas ahogadas cuando ando por allá (en Estados Unidos)", dice un tanto ruborizada esta joven de cara redonda y sonrisa traviesa, poseedora de una angelical mezcla de timidez y picardía que, sin duda, le dan un toque especial a ese rostro adornado por sus profundos ojos negros, mismos que ríen cómplices de confesiones como la anterior.
"La ahogada de camarones; sin duda es la torta que más le gusta, pero Lorena se come todo lo que yo le sirvo". Es la voz del ?Negro?, el hombre cuyo platillo es el culpable de que la señorita, que tiene todo para ser la mejor golfista mexicana de todos los tiempos, sufra de añoranza.
"El Negro" se llama en realidad Salvador Hermosillo. Es el propietario de un pequeño restaurante de mariscos en la esquina de Ignacio Ramírez y Francisco Zarco, en el barrio de Santa Teresa, un lugar en el que hay celebridades presentes e incluso ausentes, como él mismo explica.
"Aquí viene todo mundo: personalidades de la política, artistas, futbolistas. ¡Ah!, y también algunos mamones que mejor piden a domicilio para no mezclarse con la gente común. Por eso me cae bien Lorena, porque a ella le vale y viene aquí con toda su familia a embarrarse las manos de salsa con estas tortas", resume "El Negro".
"Antes que nada, soy una joven normal, con defectos y virtudes como cualquier otra, y así quiero que me vea la gente", comenta por su parte Lorena Ochoa.
Sí, su deseo es simple: ser vista como un ser humano más, tan común como la joven que despierta para ir a la universidad, la que sube a su auto para ir al gimnasio o aquella que ríe en medio de un circulo de amigas, pero la realidad complica su deseo, porque a final de cuentas, ella es una celebridad del deporte mexicano, ganadora del Premio Nacional del Deporte del año pasado, recientemente nombrada la Novata del Año en el LPGA Tour, gracias a sus dos segundos lugares y un tercero, en su primer año como profesional, además de que su nombre y rostro aparecen constantemente en la televisión y la prensa nacional.
Gusta de escuchar a Fernando Delgadillo: "Oigo de todo, pero en especial me gusta la trova. Fernando Delgadillo es de mis favoritos, lo he ido a ver dos veces, ambas aquí en Guadalajara. La canción que más me gusta es la de ?Olvidar?".
En su natal Guadalajara, Lorena es ya un estandarte, incluso presta su imagen para la promoción turística de la urbe. Qué decir de que resulta ser una inversión segura para sus patrocinadores, además de ser algo así como un sueño en vida: representa la esperanza de ver a una mexicana en el lugar que hoy ocupa la sueca Annika Sorenstam como la número uno del mundo.
-¿Qué haces cuando te desconectas del golf? -¡Uy!, no me acuerdo -responde bromista, pues este año culminó una temporada en la cual jugó 24 torneos de la LPGA, y algunos otros por invitación.
-La verdad, me gusta leer, ir al cine o de compras, y en mis vacaciones, me doy tiempo para hacer otras cosas, como esquiar (en agua), y bueno, el alpinismo también lo practico en ocasiones -agrega.
Como cualquier joven, el cine es un tema que es difícil no tocar en una charla.
La película "La Misión", con Robert de Niro y Jeremy Irons, es su favorita.
Su libro predilecto es: "No es acerca de la bicicleta", de Lance Armstrong, a quien dice admirar por su tenacidad y coraje para superar el cáncer.
"El último que leí fue ?Donde el corazón te lleve?, de Susana Tamaro, y también me gustó".
Durante la plática, hay algo que se convierte en una constante: la sonrisa de la entrevistada. "A mí cualquier cosa me puede hacer reír, creo que tengo muy buen sentido del humor".
-¿Y qué te hace llorar? -También a veces creo que todo. Cuando paso tiempo con mis papás, después de otro tanto que no los veo. Casi todas las películas románticas porque. Sí, me considero una mujer muy sentimental.