PRIMITIVO JAVIER GONZÁLEZ M.
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- En el corto plazo la construcción de una presa ofrece beneficios muy claros porque permite almacenar el agua para la siembra y mejorar la economía, pero se interrumpe el ciclo natural del agua y eso por lo general trae otros costos y problemas, declaró el toxicólogo Gonzalo García Vargas.
En torno a la polémica desatada desde principios de año sobre el proyecto de construcción de dos presas en el río Aguanaval, el especialista e investigador destacó que en la actualidad se ha visto que el construir presas es una alternativa hidrológica poco eficiente, sobre todo en los costos a largo plazo. “Creo que el mejor ejemplo es lo que ha pasado en el Valle Grande con el río Nazas”.
Conocedor de la Región Lagunera, García Vargas recuerda que la presa Lázaro Cárdenas -El Palmito- sobre el río Nazas, se construyó de 1936 a 1940 y posteriormente la Francisco Zarco, conocida también como Las Tórtolas.
De 1940 a los sesentas, dijo, hubo un boom agrícola muy grande con el algodón y luego ganadero, lo que permitió generar riqueza, pero ahora, de esa época a la fecha, se ha observado el creciente deterioro ambiental, al punto que ya se planea dejar que corra el agua por el río durante ciertas épocas para mejorar la recarga del acuífero.
En relación al proyecto de las presas El Tigre y Cañón de la Cabeza, el investigador dice no conocer bien los estudios que se hacen del río Aguanaval, pero resaltó que los impactos ambientales se deben evaluar con mucho cuidado y no el corto o mediano plazo, sino a largo plazo, que es más importante.
“Debemos pensar que en La Laguna va a vivir gente dentro de 50 años y cómo vamos a dejar el futuro a nuestros hijos, nietos, bisnietos, el manejo del agua, porque sin agua no hay industria, no hay comercio, no hay vida, no hay nada. Entonces, tenemos que evaluarlo en ese contexto”.