El pasado 16 de febrero, El Siglo de Torreón publicó un reportaje gigante que representó una clara denuncia de los abusos a los menores, la injusticia social y la ineficiencia gubernamental para encontrar soluciones a la pobreza.
Se trató la problemática de las miserias expuestas en los cruceros de las diferentes vías de comunicación de las ciudades de la Comarca Lagunera.
México vive una eterna lucha contra la pobreza, misma que parece estamos perdiendo cuando las estadísticas informan de un sesenta por ciento de mexicanos pobres y alrededor de un cuarenta por ciento de míseros, ésos que son incapaces de atender sus propias necesidades primarias de alimento, salud, escuela y vivienda. Otros investigadores aseguran que ya suman cerca del setenta por ciento y que ha desaparecido, o está a punto de desaparecer la clase socio económica media.
La pobreza tiene otras muchas manifestaciones además de las reflejadas en los altos índices estadísticos de inseguridad pública; la leemos en el incremento del índice de enfermedades propias de la misma como la desnutrición y las infectocontagiosas, el desempleo y el subempleo y el abuso de la fuerza de trabajo de los desvalidos, quienes deben someterse y realizar labores denigrantes, incluida la prostitución.
Así, conforme pasa el tiempo, hemos visto aparecer todo tipo de vendedores y pseudovendedores ambulantes, limpiadores de vehículos automotores, payasos, malabaristas y pordioseros; aparte habrá que mencionar a los rateros y raterillos que abundan en los medios de transporte público y lugares concurridos de la ciudad, buscando oportunidades para allegarse algunas monedas o más que eso, dependiendo de su suerte y la distracción de los incautos transeúntes.
Los cruceros de las tres ciudades conurbadas se han transformado en ?pasos de cuota?, donde los choferes particulares y sus acompañantes deben someterse a la agresión en sus propiedades y hasta en sus personas, soportando los abusos de los limpia parabrisas que manchan los cristales para hacerles aceptar el servicio, casi siempre malo y hasta pésimo, o sometiéndose al insistente ofrecimiento de artículos múltiples. Especial ataque sufren las mujeres conductoras, que además de todo lo anterior, tienen que soportar las miradas indiscretas de los vagos que les revisan la constitución corporal con miradas obscenas a tronco y extremidades.
Luego debemos padecer (me incluyo) el pedimento de dinero de pordioseros que insisten con fuertes toquidos en los cristales, dedicándonos sus mejores caras de ?tristeza y mendicidad?, siendo en muchos de los casos hombres y mujeres con la suficiente fortaleza física para intentar algo mejor y digno para salvar su situación económica, que sin duda es desgarradora.
¿Por qué esas personas no buscan un trabajo lícito que evite el parasitismo social? Según la investigación de Cristal Barrientos, reportera del Siglo de Torreón, son hasta quinientos pesos los que reciben en un buen crucero en unas cuantas horas, tiempo que no sobrepasa ni la mitad de una jornada de trabajo, recibiendo más de diez veces el salario mínimo, el que un trabajador podría obtener al final de un día de agotador esfuerzo físico.
Las acusaciones son graves: Las mujeres indígenas ?drogan? a los niños para que no interfieran en el lucrativo negocio de pedir; otros son explotados por personajes oscuros que misteriosamente los transportan al crucero correspondiente y los recogen horas más tarde. Seguramente a Usted le ha tocado observar a destartaladas camionetas en que los llevan, tratando de pasar desapercibidas, denotando una organización que indudablemente a alguien beneficia.
La denuncia también involucra a las autoridades de ambos Estados Federales, que no hacen nada efectivo para evitar ese espectáculo denigrante, que no pocas veces ha costado vidas de niños, al ser atropellados por su propio descuido ante la desesperación por obtener más dinero, corriendo y brincando entre los vehículos sin precaución.
Otra acusación, aunque ?velada?, es para todos nosotros, los ciudadanos que colaboramos a acrecentar el problema dando dinero a esas mujeres y hombres menesterosos, o cuando aceptamos un servicio a todas luces irregular y fuera de la ley.
La acusación ?velada? pudiera tener un significado profundo: ¿Estaremos comprando un poquito de lavado de nuestras conciencias y de nuestros sentimientos de culpa?
El círculo vicioso es claro: la falta de oportunidades e injusticia social lanza a los seres humanos a la denigración personal; las autoridades poco o nada hacen, por ser un problema complejo que se resuelve con dinero y esfuerzo, que tienen poca traducción en votos y simpatías electorales; los transeúntes sucumben a la exhibición de miseria y dan unas monedas que sumadas al final de la jornada, son una tentadora cantidad de dinero.
Nosotros estamos incluidos en el mismo círculo, cuando fingimos ignorar el hecho, movidos por nuestros propios ?pecados de omisión?, que nos hacen tener un gesto de falso desprendimiento al abrir la ventanilla del vehículo para dar unos centavos, un peso, o quizá en un gesto de falsa solidaridad una moneda de mayor denominación.
Tenemos mucho que hacer con los más necesitados, pero debemos actuar responsablemente.
Déjeme motivarlo un poco más: ¿Conoce la obra solidaria de la Ciudad del Niño, o Casa Sonrisa, por ejemplo? Si no es así, lo invito a que se informe, y esos pesos que aporta a la inseguridad pública y a la injusticia social, los transforme en un poco más, en la medida de sus posibilidades, y los entregue a una organización de servicio, que sin duda les darán un mejor uso.
También lo invito a que reflexione y haga algo más efectivo que simplemente dar dinero. Hay mucho trabajo en el voluntariado lagunero que Usted puede realizar y que le dejará un agradable sabor de boca.
Interrogado por la reportera, Juan Ángel Valle Lozano, Director del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), se lució con una frase demagógica: ?A los laguneros los caracteriza su generosidad de aportar dinero en los cruceros...?, mejor hubieran sido sus declaraciones informándonos qué podemos hacer en el organismo que él dirige, atendiendo la propuesta del Presidente de Torreón, Lic. Guillermo Anaya, de ?trabajar juntos?.
Le pido un favor: no dé dinero en los cruceros ni compre nada de lo que le ofrezcan, y sí apoye una obra social, la que mejor le parezca. ¿qué piensa? ydarwich@ual.mx