Gómez Palacio

Le roban el préstamo que acababa de recibir

luis alberto morales

Gómez Palacio, Dgo.- Los gritos y las lágrimas brotaron, María Félix García pidió ayuda pero ya era demasiado tarde. Los 20 mil pesos que acababa de recibir como un préstamo de su sindicato se esfumaron.

La “magia” ocurrió en las calles de la zona centro. Todo inició afuera de la sucursal bancaria ubicada en Victoria y Juárez, terminando afuera del edificio de la Subdelegación del Seguro Social, en Allende y Juárez.

Eran las 12:15 horas, cuando María Félix, vecina de la calle Guerrero 25, de la colonia Pamplona, en Tlahualilo, arribó a las oficinas del Sindicato de los Trabajadores del Seguro Social. Se entrevistó con la Tesorera y al final consiguió el préstamo de 20 mil pesos mediante un par de cheques que debería cambiar.

Terminada la transacción, María Félix abordó la camioneta de su esposo y se dirigieron al centro de la ciudad. Como no había lugar disponible para estacionarse, la mujer bajó del vehículo cerca del banco y se formó para esperar su turno.

En la caja siete, una amable señorita cambió los cheques por el dinero en efectivo. Al salir del banco, una joven de aproximadamente 20 años se le acercó simulando que recogía un objeto del suelo.

—Mire, me hallé este dinero, son como 400 mil pesos— dijo la extraña joven mientras sostenía un fajo de billetes. María Félix estaba desconcertada y no contestó.

—Acompáñeme al banco para entregar el dinero— insistió la desconocida. María aceptó la invitación y caminaron a la puerta del banco, pero antes de entrar la joven se detuvo.

—No, mejor aquí no, porque hay cámaras, mejor acompáñeme a la vuelta— sugirió la estafadora. Mientras caminaba, la joven le decía a María Félix que el dinero se le tiró a una señora.

Al llegar a la esquina de la Subdelegación del Seguro Social, la joven le pidió a María Félix que se “pusiera lista”. “Fíjese que no venga nadie”, dijo. La joven abrió su bolsa con el dinero y en ese momento “casualmente” pasó un señor de casi 60 años, vestido con una guayabera clara, volteó a ver la bolsa y detuvo su marcha.

—¿Se halló usted un dinero?

—No— respondió la joven.

—Sí, sí, sí se lo halló, a ver enséñeme su bolsa— ordenó el hombre. La joven obedeció y el hombre vio el dinero dentro. “Usted los traía”, gritó el adulto mayor, la mujer aventó el dinero y salió corriendo rumbo al poniente.

En la banqueta de la Subdelegación del Seguro Social la gente transitaba sin prestar atención a lo que ocurría. “Me falta un cheque”, dijo en voz alta el hombre luego de revisar el dinero. “Enséñeme su bolsa, a lo mejor usted lo trae”, aseveró el sujeto. María Félix aturdida obedeció la orden.

El hombre tomó el dinero, lo revisó y en un parpadeo le entregó a la señora “su dinero” dentro de una bolsa negra. “Aquella ladrona se lo llevó”, dijo el adulto mayor y agregó: “Vaya a la vuelta, ahí esta el señor Benítez, dígale que me ayude a seguir a la joven”.

María Félix corrió pero no encontró a ningún señor Benítez. Frente a la Subdelegación del Seguro Social hay una gasolinería, ahí se detuvo la afligida mujer, intentó abrir la bolsa sin éxito, le pidió a un despachador que le ayudara. “No se preocupe, aquí se siente el dinero”, dijo el empleado mientras forzaba la bolsa.

La sorpresa fue desagradable, el dinero se convirtió en dos fajos de recortes de revistas del tamaño de un billete, la histeria atacó a María Félix, desconsolada fue con su marido y le contó todo. Los afectados acudieron a denunciar los hechos al Ministerio Público. Los “paqueros” siguen en la calle.

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