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COCHABAMBA, Bolivia.- El diputado y líder cocalero Evo Morales anunció la noche de ayer que los últimos bloqueos carreteros que protagonizaban agrupaciones campesinas en tres regiones del país serán suspendidos en las próximas horas.
“Los bloqueos se suspenden y se mantiene el estado de vigilia donde existían”, anunció Morales, quien justificó la decisión al señalar que las conversaciones con el gobierno han avanzado lo suficiente para levantar esas medidas de presión.
El ministro de Gobierno, Carlos Sánchez Berzaín, esperaba el anuncio en el mismo hotel de Cochabamba, al centro del país, donde Morales hizo la declaración y donde, desde hoy martes, ambas partes se reunirán en seis mesas de trabajo para atender las demandas sociales que originaron los conflictos iniciados el 13 de enero.
El foco de los bloqueos, la región del Chapare en el centro del país, volvía el lunes a la normalidad, con el tráfico vehicular completamente restablecido, después de que el domingo el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y Morales firmaron, tras 24 horas de negociaciones, un acuerdo que los obligaba a poner fin a las “acciones de confrontación”.
Pero a primeras horas de ayer se produjo una polémica entre ambos sectores porque, mientras Sánchez Berzaín indicaba que Morales se había comprometido a que se suspenderían los bloqueos, en la región cocalera de Los Yungas, al norte de La Paz, los campesinos mantenían cerrada la vía que la comunica con la sede de gobierno. Informes de prensa también dieron cuenta de que en el departamento sureño de Sucre y su vecino Potosí continuaban los bloqueos.
Morales dijo entonces que no se había comprometido ante la Iglesia Católica, entre otras instituciones facilitadoras del diálogo, a suspender los bloqueos en todo el país.
Los cocaleros mantuvieron hasta el domingo cortada en algunos trechos la vital carretera Cochabamba-Santa Cruz en reclamo de que el gobierno haga una pausa en la erradicación de hoja de coca, base de la cocaína, reclamo al que con el correr de los días Morales agregó 14 más.
Doce personas resultaron muertas en enfrentamientos entre campesinos cultivadores de coca, mineros y labriegos de otras agrupaciones con las fuerzas de seguridad, que el gobierno sacó en camiones e inclusos tanques a despejar las carreteras.