Pekín, (EFE).- El oso panda Xiangxiang es el primer animal de esta especie nacido en cautividad que es dejado en libertad, y también una prueba de fuego para comprobar si China puede salvar una especie que poco a poco se está extinguiendo.
Xiangxiang, que en mandarín significa "buenos augurios", fue liberado tras nacer y ser criado en el centro de investigación de pandas de Wolong, en cuyas inmediaciones vivirá.
El centro se encuentra cerca del Tíbet, en la provincia central de Sichuan, la única en la que todavía viven en libertad unos animales que hace siglos poblaban los bosques de bambú de toda la China central.
"Hemos preparado está liberación durante años, como parte de un proyecto a largo plazo destinado a aumentar la población de pandas salvajes", declaró a la prensa china Zhang Guiquan, subdirector del parque de Wolong.
Si Xiangxiang aprende a vivir en libertad abrirá una puerta a la esperanza, ya que los investigadores podrían aumentar la especie desde los centros de cría de Sichuan y frenar así la progresiva disminución de ejemplares salvajes.
Sin embargo, existe incertidumbre en torno a esta prueba, ya que la vida en cautividad de Xiangxiang y otros cientos de osos panda "domesticados" es muy diferente de la que afrontarán en el bosque.
Los osos panda que viven en semi-libertad en 32 centros de investigación de China, como el de la ciudad de Chengdu (capital de Sichuan), pasan más de 20 horas al día durmiendo, dedican apenas dos a alimentarse y otras dos a jugar, por lo que la vuelta al mundo salvaje puede resultar muy dura.
Por ello, al principio Xiangxiang estará acompañado por cuidadores que seguirán sus movimientos y, de momento, sólo se le permitirá moverse por una zona de unas dos hectáreas, aunque con el tiempo podrá adentrarse más en los bosques húmedos que son su hábitat natural.
Actualmente hay menos de un millar de osos panda en libertad en China, amenazados por la caza furtiva, el deterioro ambiental de su hábitat y sobre todo por problemas reproductivos.
Los osos pandas no suelen reproducirse con ejemplares de su entorno cercano -en los grupos en cautividad, sólo uno de cada 10 se aparea-, por lo que, a medida que se han destruido sus bosques, estos animales han quedado aislados unos de otros y el apareamiento es cada vez más difícil.
Esto también ha causado endogamia en la especie, lo que ha generado ejemplares estériles o que no entran en periodo de celo, y esto dificulta todavía más la perpetuación del animal más querido por los chinos.
Además de la liberación de pandas cautivos, en China se estudian otros métodos para intentar salvar la especie, como la clonación o la gestación de pandas en úteros de otras especies.
Este segundo método parece salido de una película de ciencia ficción, ya que plantea la posibilidad de que un gato dé a luz un oso panda, tras la implantación de un embrión de éste animal en hembras del felino.
Zeng Zhixiang, director del centro de cría de pandas de Chengdu, señala que "ha llegado la hora de devolver a estos animales a la naturaleza", pero reconoce que el deterioro del medio ambiente en el centro de China hace muy difícil su deseo.
En las últimas décadas el hábitat de los pandas ha sido reducido a una quinta parte de lo que era debido a la explotación maderera en la zona, algo muy difícil de detener, ya que China padece una gran escasez de este material.
Los osos panda, un símbolo nacional para los chinos, no fueron conocidos en Occidente hasta 1868, cuando un misionero francés, Armand David, encontró una piel y un cráneo de ese animal y los exhibió en un museo de historia natural de París.
Sin embargo, ningún zoólogo de los muchos que viajaron a China atraídos por el descubrimiento pudo encontrar un ejemplar en los 60 años siguientes, lo que convirtió al esquivo animal en casi una leyenda.
Los chinos hablan de los osos panda en documentos escritos hace ya más de 2.000 años, y se sospecha que alguna de las bestias míticas descritas por Marco Polo cuando viajó al actual Sichuan podrían en realidad ser "osos-gato", nombre con el que el animal es conocido en China.