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Libertad condicionada/Satiricosas

Manú Dornbierer

“No debemos permitir que unas cuantas voces mal intencionadas nos desanimen. Nada podrán hacer las voces que recurran a la crítica sin fundamento y sin más objetivo que mantener desde el poder sus privilegios a costa de las carencias de la mayoría”. Marta Sahagún de Fox. (21/1/2003).

Al ver al secretario de Comunicaciones de Fox, Pedro Cerisola, tan encantador y elocuente, departir con los senadores que lo cuestionaron a principios de semana sobre la “tal por cual” manera del Gobierno de comportarse con Canal 40, pensé que los funcionarios de Fox tienen corazón de pollo, como Sari el cerebro. Los diplomáticos dicen que Fox hace una diplomacia “bonsái” pero ¿qué no todo es pequeño en su Gobierno? Siendo tan grandote físicamente, el Presidente y sus hombres no tienen estatura política. No hay grandeza y eso es muy peligroso para cosas como la soberanía y nefasto para la verdadera democracia y la libertad de expresión. El foxismo no tolera la crítica y se desquita mezquinamente desde el poder, aduciendo un falso apego al derecho que jamás explica ni demuestra ni ilustra.

Claro que en el asunto de acallar al más pequeño, pero más libre canal televisivo, se trató principalmente de favorecer a la socia, la ricota y lambiscona TV Azteca, pero también y eso no lo hace un estadista- fue venganza contra CNI. Le dio mucha cancha a los rebeldes de Atenco, por ejemplo, los que echaron por tierra el proyecto del sexenio, el espectacular y sobre todo global nuevo aeropuerto de la ciudad de México, necesario sí, pero planeado en primera instancia para que diera dinerales a ganar a sus consentidas compañías transnacionales. CNI y los macheteros pusieron precisamente en evidencia la pequeñez del Presidente.

Pero ahora, con la venganza el secretario y su jefe -por más que diga ¿Y yo por qué?- se encuentran enredados para siempre en sus trascendentes desaciertos y cometen otros del coraje. El fracaso del aeropuerto (con todo y los patos que se iban a acostumbrar a los aviones) y la mala acción consecuente contra CNI pesan ya indelebles sobre Fox. Tiene razón el senador panista Corral cuando dice que a Echeverría lo marcó definitivamente el puñetazo de 1976 a Excélsior y que a Fox lo podría marcar Canal 40.

Y HABLANDO DE EXCÉLSIOR, ¿qué no es otro larguísimo puñetazo el que recibe de Fox desde hace más de dos años el periódico de mayor tradición en este país, aquél en que “los mexicanos aprendimos a leer”, el que ocupó durante décadas un lugar entre los mejores del mundo?

El periódico, cayó a fines de siglo por la ignominiosa corrupción de Regino Díaz Redondo y su camarilla, vendidos al candidato presidencial del PRI en el 2000. El público rechazó el grotesco labastidismo de Díaz Redondo y el diario perdió 25 mil suscripciones. Por eso intentó el dictadorzuelo venderlo al millonario echeverrista Olegario Vázquez Raña, a lo que se opuso por fin su dueña la cooperativa integrada por 1,400 familias. ¿Por qué no se deshizo antes de Díaz Redondo? Quizás por la misma razón por la que México soportó durante 71 años un PRI cada vez más corrupto. Pero hoy a poco más de dos años de su revolución, con problemas internos, contra viento y marea, sin dinero, con su propia gente, con sus avezados trabajadores, con anunciantes solidarios, con los periodistas que se quedaron, con los que volvimos, con otros nuevos pensadores que se han unido al reto, Excélsior -que nunca fue un solo hombre, ni Julio Scherer ni Regino Díaz Redondo- ha recuperado su dignidad de gran periódico libre y crítico, así como su reconocida capacidad y estilo. No hay dinero, pero sí corazón y no de pollo.

¿Y qué ha hecho el Presidente de México -“¿por qué él?”- ante semejante esfuerzo por la sobrevivencia democrática de un periódico de tal tradición? Ni verlo ni oírlo. Voltearle la espalda y hacer pagar a los luchadores de hoy, hoy, hoy, lo que hizo un director del pasado. La deuda fiscal contraída por Díaz Redondo-Labastida no ha sido estudiada por el Gobierno del cambio, el que prometió hacer justicia y acabar con la corrupción y que parece estarla protegiendo. Díaz Redondo que no devuelve lo que robó, se muere de risa en su bunker de diez millones de dólares en Madrid, como todos los que han saqueado a México y que este Gobierno sigue solapando. ¿Dónde está la justicia para la cooperativa de Excélsior, procurador Macedo de la Concha? ¿Acaso se ha molestado Gil Díaz en ver en qué precisa situación fiscal dejaron al diario Díaz Redondo y su esbirro Barrenechea, con sus cuentotas en Gran Caimán?

¿NADIE MOVERÁ UN DEDO? Excélsior de pie y desde mi punto de vista de lectora y colaboradora, más comprometido con la libertad que nunca antes, se ve en la necesidad de pedir apoyo a la sociedad, a través de suscripciones, y a los anunciantes, de publicidad. Y no se vale, Miguel Ángel Granados Chapa, que desde tu bien pagada tribuna de derecha, consideres poco elegante, que la cooperativa -1,400 familias que están por perderlo todo- lance un humilde SOS. Si hay gente tan generosa en este país como para pagarle cuatro millones de dólares a un Giuliani, quizás Excélsior encuentre socios que comprendan la necesidad de luchar por la libertad de expresión, cuando muchos diarios mueren.

La situación recuerda la que vivió Chile: Para combatir la siniestra dictadura de Pinochet surgieron muchos periódicos y revistas, pero el cambio democrático de derecha, que como el nuestro sólo quiere la crítica para otros, acabó con todos. Sólo sobreviven hoy dos medios impresos de peso... con libertad de expresión condicionada por sus derechistas dueños. El nuevo Excélsior hubiera podido evitarse los problemas de haber entrado al aro del foxpanismo ramplón. Pero esta vez no quiso seguir con el nuevo régimen el camino de Díaz Redondo con el priismo.

www. manu-dornbierer.com.mx

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