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Basora, Iraq.- El líder shiita iraquí Mohammed Baqir Al-Hakim llamó ayer al pueblo de Iraq a crear un gobierno incluyente, libre, justo y democrático, sin la intervención extranjera, a su llegada a la ciudad de Basora, tras 23 años de exilio en Irán.
“Este gobierno debe ser elegido por iraquíes y totalmente independiente”, dijo Al-Hakim, sin hacer mención directa a Estados Unidos y sus aliados ante miles de seguidores reunidos en el estadio de Basora, principal ciudad del sur de Iraq.
El líder espiritual shiita llegó a territorio iraquí cruzando la frontera ente Iraq e Irán en vehículo blanco, y a lo largo del camino hacia Basora fue aclamado por una multitud con banderas y lemas como “Islam sí, Al-Hakim sí”.
Algunos de sus seguidores lanzaron flores a su paso al grito de “estamos dispuestos al sacrificio por ti”, y portaban banderas verdes de la Asamblea Suprema de la Revolución Islámica en Iraq (ASRII), según reportes de prensa captados en esta capital.
Al-Hakim, dirigente de ASRII, pidió un gobierno de coalición que incluya a todas las etnias, religiones y comunidades de Iraq que “respete el Islam e imponga la justicia”, sin que sea impuesto por otros.
Subrayó que la reconstrucción de Iraq corresponde a los iraquíes y no a fuerzas extranjeras, “el pueblo iraquí es capaz de construir un nuevo Iraq sin la ayuda de otro país, es capaz de mantener la seguridad”, afirmó.
“Soy un soldados del Islam, sirviendo a toda la gente iraquí”, dijo Al-Hakim, quien agregó que no se necesita un Islam extremista, sino de independencia, justicia y libertad.
“Esta es una Jihad (Guerra Santa) de reconstrucción después de destrucción de los opresores”, señaló al hacer referencia a la caída del régimen de Saddam Hussein, tras una acción militar encabezada por Estados Unidos.
Según responsables regionales de la ASRII, Al-Hakim tiene previsto asistir a una ceremonia en su honor y visitar las ciudades de Nasiriya, Kerbala y Bagdad, antes de instalar su cuartel general en Nayaf, uno de los santuarios más importantes del chiismo.
La llegada de Al-Hakim a Iraq es un hecho clave en la posguerra debido a la enorme influencia que ejerce sobre la comunidad chiita que representa el 65 por ciento de la población en esta nación árabe.
Las diversas facciones de Iraq que se encontraban en la oposición están enfrascados en una disputa por llenar el vacío de poder.
Shiitas, sunitas, kurdos, partidarios de la monarquía e iraquíes que vivieron en el exilio durante muchos años se hayan profundamente divididos y muchos han expresado su ira por la decisión de Washington de imponer un general retirado estadounidense para encabezar un gobierno interino.