EL PAÍS
NAYAF, IRAQ.- Por la mañana, desde Nayaf, la capital espiritual para los shiitas de todo el mundo, el líder del Consejo de la Revolución Islámica en Iraq, Mohamed Baqer al Hakim, anunciaba que no aceptará la creación de un Estado laico en Iraq “porque un Estado laico no respeta a las religiones”. En su primera comparencia ante la prensa internacional tras su triunfal regreso a Iraq después de casi 23 años exiliado en Irán, Al Hakim subrayó que desea que el nuevo Estado sea democrático y que tenga una clara separación de poderes, pero añadió que todas las religiones deben estar representadas en sus estructuras.
El líder shiita, que se declaró dispuesto a asumir labores de Gobierno “si el pueblo lo decide”, advirtió de la posibilidad de real de un “estallido social” si no se forma inmediatamente un Gobierno que represente a los iraquíes. Combinando una de cal y otra de arena, Hakim aseguró que está dispuesto a reconocer el papel de la mujer en la nueva sociedad iraquí. “Al fin y al cabo, las mujeres son la mitad de la sociedad y son tan inteligentes como los hombres”.
El ayatolá, subrayó que las mujeres iraquíes no se limitarán a votar en el nuevo Iraq democrático, sino que espera que sean elegidas para desempeñar diversos cargos. En Nayaf, desde que hace un mes la ciudad cayera bajo el control de los islamistas shiita, no se ve por la calle a ninguna mujer con la cabeza descubierta e incluso abundan los velos similares al burka afgano que cubren totalmente el rostro de la mujer.
A diferencia de otras ciudades iraquíes, en Nayaf no está vigente el toque de queda y sus comercios y mezquitas están abiertos hasta bastante después de la puesta del sol. La Administración civil únicamente es visible por algunos agentes de policía, armados con fusiles chinos, copia de los Kaláshnikov y sin balas, que vigilan algunos cruces de la ciudad. Según el alcalde, son 700 ex policías de Sadam Husein de los 1.400 que había durante la dictadura.
Además, en algunos puntos de Nayaf se ven de vez en cuando parejas de periodistas con aspecto anglosajón cuya musculatura despierta dudas entre los comerciantes. ‘Éstos son soldados americanos, lo sabemos antes de que abran la boca’, opina con un guiño Haider Husein, en una tienda del zoco.
Con el anuncio de la llegada de Al Hakim, las mujeres parecían haberse esfumado de las calles de Nayaf; las pocas que circulaban por ellas eran recriminadas por los hombres, especialmente aquellas a las que el chador dejaba ver parte del cabello.