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Liderago Empresarial | Una rutina efectiva

Por Socorro Muñoz Yáñez

Eduardo Gutiérrez del Bosque se considera un fanático del deporte

TORREÓN, COAH.- Al llegar a su oficina hay fotos, trofeos, reconocimientos... y en las instalaciones del gimnasio sería imposible no observar el área que retrata toda su vida en los deportes.

En un día normal, Eduardo Gutiérrez del Bosque, director general de Prince Fitness Club entrena y supervisa. El ideal de cualquier ser humano: trabajar en su pasatiempo favorito.

“Yo sí soy un fanático del deporte”, confiesa Guayo -como le dicen sus amigos- y aprovecha para decir que con una hora diaria de ejercicio es suficiente, para aquellos que quieren sentirse bien. Y detalla: “20 minutos de cardio y 30 de aparatos” es bastante. Sin embargo él hace más de tres horas y se siente de maravilla.

El próximo mes de enero Prince Fitness Club cumplirá 14 años de existencia y es difícil definir una etapa de auge significativo, pero siempre ha estado ahí, ejercitándose, poco a poco. Hoy es una de las empresas laguneras con mayor fortaleza en su ramo.

Y busca más. El director de Prince Fitness Club decidió aumentar el peso de su empresa, que dentro de poco adoptará la modalidad de franquicia.

Gutiérrez del Bosque además incluirá una nueva rutina: venta de aparatos para gimnasio ya sea de su franquicia, para otro gimnasio o para uso personal. “Lo que buscamos es que no haya pretexto para no ejercitarse”.

Reconoce que el mercado no es el mismo que cuando empezó. Actualmente hay más competencia, más especialización de actividades deportivas como Spinning, Pilates, Tae-Bo entre muchas otras. Sin embargo el empresario seguirá la estrategia que le ha resultado efectiva durante todo este tiempo: la diversificación.

Sería difícil definir el tipo de liderazgo que ejerce, pero su marcada predilección de hablar en plural denota su tendencia a trabajar en equipo.

¿Cómo incursiona Eduardo en los negocios?

Nosotros iniciamos en 1980. Cuando regresé de estudiar la preparatoria en Estados Unidos, comencé a dar clases de natación en el acuático GB. Durante diez años estuve dando clases y como director de la escuela, pero siempre con la inquietud de poner un gimnasio. Yo duré 20 años como director de esa escuela que “ahorita” está en manos de mi hermana Susana. Siempre tuve la idea de ponerlo, pero por falta de capital retrasaba el proyecto, fue hasta 1990 concretamente cuando nos decidimos a iniciarlo, lo conjunté con las clases de natación –Eduardo tiene una marcada predilección por hablar en plural y de pronto regresa al singular-. Compramos en Estados Unidos parte del equipo y otro lo maquilamos aquí en La Laguna.

¿Es posible separar su éxito deportivo del empresarial?

En realidad no sé hasta qué grado sea éxito. Pero el cariño y la pasión por el deporte siempre la hemos tenido. Iniciamos en la YMCA (Asociación Cristiana de Jóvenes), ahí estuvimos de los seis años a los 15, nadamos de alto rendimiento. Por la natación me fui un año a Estados Unidos. Cuando regreso a los 16 me retiré de la natación e inicié en el canotaje, con esta actividad vienen cuatro años de gran rendimiento.

Aquí entrenábamos en el Río Nazas y en el Canal de Sacramento, después de esto empezamos a hacer otras actividades como Fisicoconstructivismo, ahí estuvimos tres años. También me dio por participar en las competencias de Cuarto de Milla, concretamente en motociclismo y automovilismo, por espacio de otros cuatro años. En diciembre digamos que se concretó el campeonato nacional tanto en motos como en autos y tomamos un receso. Ahora estamos en un año sabático decidiendo si continuamos o no.

Realiza una infinidad de deportes...

Sí –un gran orgullo reflejan sus ojos-, también ha habido deportes intermedios como el raquetbol, tenis de mesa, las pesas –las recuerda- se me andaban olvidando, lo que ha sido natación, canotaje y las pesas, junto al automovilismo han sido mis....-hace una pausa, no encuentra una definición, hasta que finalmente la expresa-... pasiones... mis deportes favoritos.

Dentro de esta dura actividad deportiva, ¿Cómo nace Prince Fitness Club?

Pues en enero de 1990 iniciamos. Rentamos este local –el de la Juárez- y le hicimos toda la remodelación. El equipo, lo fabricamos uno aquí en Torreón y otra parte fui a Estados Unidos a buscar los complementos. Eso fue el inicio, de hecho el inicio sólo fueron puras pesas. Eran 600 metros de puros aparatos. No había aeróbics, ni mucho menos spinnig, ni cardiovasculares, ya dos años y medio después nos rentaron a un lado e hicimos el área de aeróbics. Conjuntamente inició Princess para damas en 1993.

Entonces visualizó un nicho de mercado importante en las mujeres...

Sí. Y es que allá por aquel sector no había un gimnasio completo para damas. Habían salas de aerobics pequeñas, pero no un servicio integral para las mujeres. Digamos que con Princess fuimos el primer gimnasio que en forma trajo todo lo que es cardiovascular computarizado.

En este tiempo comenzaban las mujeres a hacer pesas. Antes como que se consideraba un deporte completamente masculino.

Había muchos mitos en torno a las pesas...

Sí. Y nada más falso que eso porque las pesas ayudan tanto a las mujeres como a los hombres. Incluso hay programas para jóvenes. Para la gente de la tercera edad es muy efectivo. Normalmente llegamos a cierta edad y las pesas, en lo que es lo muscular, está comprobado que ayuda a parar el envejecimiento... pero desde luego las pesas para mujeres eran una necesidad y fue como inició Princess.

¿En qué momento Prince se expande en La Laguna?

Fue en todo el período de inicio, pero en 1995 fue cuando arriesgué más. En ese año abrí en Gómez Palacio e invertí en aparatos. Pensé en un gimnasio ya más completo.

¿Cuál fue el momento más difícil que enfrentó?

Yo creo que precisamente el 95. Fue un año difícil, sólo imagínese comprar equipo cardiovascular en dólares, todas las escaladores, bicicletas, más o menos cuando abrimos Gómez Palacio. Además el mercado estaba contraído. Se debía una cantidad grande y tuvimos que hacer ahorros de todo tipo en la empresa y mucha promoción. Ese fue el año más difícil, dentro de los gimnasios Prince y en general para toda la economía.

¿Y pasó rápido?

Nosotros seguimos con el plan. Mejoramos las instalaciones poco a poco, el servicio, la limpieza... “Ahorita” que menciona épocas contraídas, creo que ésta es una etapa similar. En muchos giros estamos viendo que es difícil. Lo que tenemos que hacer es trabajar más duro, eficientar el servicio al cliente que al final de cuentas es el que decide si se queda o se va. Hace unos meses trajimos equipo nuevo y estamos remodelando las instalaciones. Con respecto a la recuperación, que me pregunta, lo único que pasó fue que la expansión fue más lenta. Hasta 2002 abrimos el cuarto gimnasio en la colonia Estrella.

¿Y la expansión queda ahí, o existen más planes?

Pues en general el propósito es mejorar todo el servicio, tanto en máquinas como en instalaciones, antes había alfombra, ahora lo estamos cambiando por piso ahulado. También traemos en proyecto hacer de Prince una franquicia, que pueda ser adquirida tanto por gente de aquí como de otras ciudades. Actualmente estamos en pláticas de asesoría. Otro plan es vender equipo para gimnasio, ya sea para la misma franquicia, para cualquier gimnasio o bien para uso personal. Lo que buscamos es que no haya pretexto para no ejercitarse.

Ahora se enfrenta a un mercado totalmente distinto a cuando inició, hoy hay más competencia...

Desde luego. Y más especialización de actividades.

¿Va buscar la especialización?

Definitivamente lo que vamos hacer es incorporar todas las áreas. Aquí en La Laguna se están abriendo muchas opciones más, tanto de gimnasios como de actividades específicas, como el método Pilates, Spinning, Tae-bo y otros. El hecho de que haya competencia es sano, ya que te hacen mejorar y trabajar más duro... y nosotros ofrecemos un servicio diversificado y lo que nos pidan los clientes lo vamos a tener, además de diferentes rutinas.

¿Cómo se mide la calidad en un gimnasio?

Hay varios factores, antes que nada está la satisfacción del cliente. Se debe contar con un equipo de primera y tener cantidad. También las clases de aeróbics, de Tae-bo o de Spinning deben reunir ciertos requisitos que sólo se pueden cumplir con buenos maestros. La variedad tiene muchos que ver. La puntualidad es importante, la limpieza y la armonía todo eso habla de una buena calidad.

Hoy todos tratan de verse bien, esto ha sido un factor para que los gimnasios retomen tanta fuerza...

Esto es cierto, sin embargo, la ciudad cada vez va más de prisa y olvida ejercitarse...

Pero hay gente que dura hasta cinco horas...

Sí hay gente que dura muchísimo en el gimnasio, pero hay más gente que vive tan de prisa que ni por la cabeza le pasa hacer ejercicio. Pero yo recomiendo que con tres cuartos de hora o una hora que pudiera ejercitarse es más que excelente. Y sí, hay gente que es fanática del ejercicio, pero es porque tienen el tiempo o porque se están preparando para alguna competencia. Para sentirse bien con una hora es suficiente, 20 minutos de cardiovascular y 30 de aparatos.

¿Usted se considera fanático del ejercicio?

Sí, sí, cómo no –deja salir una sonrisa- yo sí soy un fanático del ejercicio. Cómo no, sí es mi gran pasión –y rectifica- bueno mi más grande pasión es mi familia, pero el deporte me ha acompañado toda mi vida y creo que lo va seguir haciendo.

¿Cómo es un día común en la vida de Guayo?

Normalmente me levanto como a las seis y leo el periódico, tengo el vicio de leerlo temprano. Ya a las siete llego a uno de los gimnasios. Mientras entreno reviso que todo esté en orden, que si la iluminación está bien, si todos los aparatos funcionan, que la limpieza, en general trato de supervisar todo. También platico con la gente. Un día vengo aquí y otro a la Estrella, al de Gómez, a cualquiera. Como a las once voy a almorzar a mi casa y regreso a los gimnasios. A las tres y media la comida y luego me llevo a mis hijas a su clase de natación.

En general trato de pasar la mayor parte del tiempo con mi familia: Paty Fernández de Gutiérrez, mi esposa y mis hijas Ana Paula, Fernanda e Ivana, son lo primordial.

Se nota que le gusta La Laguna...

Me encanta. Tengo una vida muy tranquila. Recuerdo a unos amigos que me decían que aquí es un lugar aburrido y lo que les decía era que se buscaran actividades. La Laguna me ha permitido hacer infinidad de cosas. Y ahora con el impulso comercial, pues las opciones son más.

¿Qué le ha dejado el gimnasio?

Muchas amistades. Aquí han estado muchos futbolistas, desde la época de Pedro García, el primer “boom” que tuvo el Santos. Se han hecho amigos míos, desde Richard Zambrano, Pedro Muñoz... hasta “ahorita” que vienen los basquetbolistas profesionales, los beisbolistas, luchadores y en general la gente que le gusta hacer deporte.

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