El Siglo-AEE
México, DF.- Las causas que generan un bajo nivel de competitividad en México, que se agrupan en factores como inestabilidad macroeconómica, deficiencias en la calidad de la educación, problemas de índole institucional y rezagos en infraestructura, podrían solucionarse con las denominadas ?reformas estructurales?, señaló el subgobernador de Banxico, Guillermo Güemez.
Aunque precisó que hay otras formas de lograr la competitividad con base en la productividad, calidad y eficiencia, que se lograría mediante empresas fiscalmente saludables, que pueden apoyarse en asociaciones de cooperación entre clientes y proveedores, así como el respaldo a empleados, todo se remite a la mejoría de un marco institucional sano.
A pregunta expresa sobre los diferentes pronósticos que han dado tanto Banxico, como Hacienda y el propio presidente de la República sobre el crecimiento del PIB en este año, no quiso dar información hasta que se dé a conocer el cierre del segundo trimestre del año; aunque precisó que ?la inflación va muy bien, conforme a lo pronosticado?.
Durante su intervención en el Congreso Internacional de la Industria Automotriz en México, Güemez recordó que la imagen de competitividad que tenía México para el mundo ha caído en el último año, debido a que bajó del segundo al tercer sitio como proveedor de mercancías hacia Estados Unidos, mientras que China y Colombia mantienen repuntes notables, imagen que, insistió, es preciso revertir, pues no es la única forma de analizar la competitividad.
?El reto para elevar la producción en México está en una mejoría del marco institucional, pero también en acciones que se concreten en una mayor productividad tanto de capital humano como del físico?, indicó.
Señaló que, según una encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado que recabó Banxico en mayo, 80 por ciento de los entrevistados sugirió que son indispensables reformas profundas en los ámbitos fiscal, energético y laboral para poder garantizar una correcta inversión en el país.
Mientras, apuntó el funcionario, el restante ocho por ciento indicó que la falta de competitividad en México se debe al entorno macroeconómico.
?Una reforma hacendaria exitosa proporcionaría al gobierno recursos más cuantiosos para mejorar la infraestructura y para atender, mediante gasto social, los rezagos acumulados de educación, una reforma energética bien pensada permitiría precios y abastos competitivos de energéticos, redundaría en una utilización más eficiente del capital físico de las empresas y, finalmente, una reforma laboral sería complementaria a lo anterior, al remover los obstáculos que inhiben una operación más eficiente del mercado de trabajo?, destacó.
Aseguró que tal resultado puede obedecer a un sinnúmero de causas no directamente relacionadas con la competitividad, como costos laborales bajos, abundancia de recursos naturales, subsidios directos a la exportación o un tipo de cambio artificialmente depreciado, variables que no son, añadió, determinantes de la competitividad.
Recordó que la entrada de México al GATT y la posterior firma del TLCAN aumentó considerablemente la participación de las exportaciones mexicanas (no petroleras) en el mercado estadounidense; no obstante, a partir del segundo semestre de 2002 la participación en ese mercado ha resentido cierta disminución.