Madrid, España.- Ni alta ni guapa ni espectacular ni excelente actriz, pero algo tiene esta hija de inmigrantes chinos, Lucy Alexis Liu (Nueva York, 1968), quizá la tradicional paciencia y sutileza oriental, que la está llevando, tacita a tacita, un escalón arriba a cada nuevo paso.
El sueldo de Liu en Los Ángeles de Charlie al Límite ha sido de cuatro millones de dólares, frente a los 14 millones cobrados por Drew Barrymore y los 20 de Cameron Díaz. Mucha diferencia en dos sentidos.
Por uno, Liu aún no es una estrella. Pero por el otro, mientras que sus compañeras casi han duplicado su caché de Los Ángeles de Charlie, ella lo ha cuatriplicado.
Liu estudió interpretación, canto y baile (además de Lengua y Cultura China) y empezó su carrera artística por la vía normal. En alguna película pudo destacar a pesar de su pequeño papel, como en Payback, pero poco le cambió el paisaje hasta la serie Ally McBeal.
Fue una suerte que el personaje de Ling Woo, creado por el productor y guionista David E. Kelley, no fuera la protagonista, la encantadora o la graciosa, sino una arribista egocéntrica, insoportable y pagada de sí misma. Y fue inteligente que Liu enganchara el papel con el ansia de un deshidratado a una botella de agua.
Lucy Liu hizo aquella maldita de Woo con una convicción y naturalidad tal que, lo que en teoría era un personaje odioso, se convirtió en un temido ladrón de escenas. Su contrato era ocasional, pero Kelley le dio más cuerda y, sobre todo en el capítulo en que besaba a McBeal, Liu la utilizó como Tarzán a una liana.
No es extraño que ella, que como Woo, va de sexy (que dicen los angloparlantes), o de tía buena (que decimos aquí) por la vida, haya logrado convencer al personal de que con semejante valor y seguridad lo menos que se puede ser es un ángel de Charlie en nómina.