05 junio 2003
Rijeka, Croacia, (EFE).- El Papa comenzó hoy en Rijeka su tercer viaje a Croacia exhortando a los croatas a la reconciliación, pidiendo a los gobernantes que "sanen" las secuelas que dejó el régimen comunista y animando a judíos, musulmanes y cristianos a luchar por una sociedad basada en la Justicia.
El Pontífice pidió la defensa de la familia y de la vida en todas sus fases y el respeto para las minorías, en una ciudad, Rijeka, donde vive una amplia comunidad italiana.
Y es que esta ciudad que fue "Estado Libre de Fiume" perteneció a Italia hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando volvió a formar parte de Croacia, una de las repúblicas de la Yugoslavia comunista.
Juan Pablo II fue recibido por varios miles de croatas, muchos de ellos vestidos con trajes regionales, y el presidente, Stjepan Mesic, lo acogió con un "usted es ya parte integrante de la Historia y de la vida cotidiana de nuestra patria".
En los 12 años que lleva como Estado independiente, Juan Pablo II ha venido tres veces a Croacia. Tras afirmar que traía a los croatas un mensaje de paz, Juan Pablo II, que presentaba buen aspecto físico y tenía la voz fuerte, saludó a las otras confesiones religiosas y una vez más invitó a judíos y musulmanes a trabajar junto a los cristianos en la edificación de una sociedad basada en la Justicia y el respeto.
Después abogó por la reconciliación y recordó que en este país y en los otros Estados balcánicos "aún están presentes signos dolorosos de un reciente pasado" de guerra.
"Que no se cansen los dirigentes religiosos y civiles de curar las heridas causadas por una guerra cruel y de sanar las consecuencias de un sistema totalitario que durante mucho tiempo intentó imponer una ideología contraria al hombre y su dignidad", dijo el Papa en idioma serbocroata.
Resaltó los valores cristianos de Croacia (el 80,9 por ciento de sus ciudadanos son católicos) y pidió que se respete la dignidad de la persona, la honradez moral e intelectual, la libertad religiosa, la defensa de la familia, la acogida y el respeto por la vida, la solidaridad, el respeto a las minorías, "todos ellos inscritos en la naturaleza de cada ser humano, pero que el cristianismo ha proclamado con claridad".
El Papa también apoyó la entrada de Croacia en la Unión Europea y aseguró que este país contribuirá a reforzar la UE "tanto como entidad administrativa y territorial como como realidad cultural y espiritual".
El Vaticano fue el primer Estado que reconoció en 1992 la independencia de Croacia. Hoy el Papa resaltó el avance democrático del país y animó a "mirar hacia adelante" y consolidar la estabilidad social, "que promueva empleo, asistencia pública, educación abierta a toda la juventud y destierro de la pobreza y las desigualdades".
El Papa se ha encontrado con un país que sufre una fuerte crisis económica, que espera reflotar el turismo, su principal fuente de ingresos, y que tiene un desempleo que alcanza al 25 por ciento de la población. Mesic le aseguró que continúa el proceso democrático en el país, "para lograr una comunidad de paz, justicia y progreso".
Miles de croatas se dieron cita en Rijeka para recibir al Papa, que llegó al aeropuerto de la isla de Krk y desde allí en un catamarán se trasladó hasta el puerto. Banderas del Vaticano y de Croacia ondearon por todo el recorrido y los presentes, entre cantos y eslóganes, no se olvidaron de acogerle con la canción "La barca", escrita por un sacerdote español y que el Papa considera "su canción", ya que se la cantaron cuando fue elegido Pontífice.
Durante sus cinco jornadas croatas, Juan Pablo II se alojará en el seminario de Rijeka, pero todos los días se trasladará a una ciudad diferente. En este viaje, el número 100 en sus casi 25 años de Pontificado, usará siete veces el avión, varias el automóvil y recorrerá 2.400 kilómetros.