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MONROVIA, LIBERIA.- Decenas de miles de civiles hambrientos atravesaron ayer las barricadas en los puentes que marcaban el frente de batalla, reuniendo a la capital liberiana dividida por la guerra, luego de diez semanas de sitio rebelde.
Una multitud atravesó —con las manos en alto ante los miembros de la fuerza de paz del occidente de África— desde el lado antes en control gubernamental que no tenía acceso a provisiones, buscando arroz, aceite y otros bienes indispensables.
Infantes de la Marina estadounidense y miembros de la fuerza de paz habían montado guardia cuando el primer barco cargado con suministros atracó en el puerto, fuera atacado con proyectiles.
Los miembros de la fuerza de paz habían planeado abrir los puentes ayer más tarde, pero la muchedumbre se lanzó poco después del amanecer a través de las barricadas de alambre de púas.
Una mujer que ya regresaba de obtener alimentos se detuvo para dar bolsas de harina de maíz a una multitud de niños hambrientos.
“No he comido en cuatro días”, dijo uno de los niños, Soleh Fando, de 14 años, llevándose en puños la harina cruda a la boca.
Hombres y mujeres abrazaban a sus seres queridos, de los que habían estado separados durante el sitio, en que murieron por lo menos 1,000 civiles.
En un barrio pobre, Blamo Town, atestado por refugiados, Musu Daffah, de 30 años, dejó caer un tazón de harina de maíz y corrió gritando y llorando, hasta los brazos de su hermana Memma, de 24, quien sobrevivió a repetidos ataques de mortero en el lado de la ciudad donde estaba sitiado el gobierno.
La hambruna fue mayor en el lado controlado por el gobierno de Taylor porque los rebeldes tomaron el puerto luego de una ofensiva, del 19 de julio para derrocarlo.
Los reencuentros y el movimiento de la muchedumbre ocurren luego de la renuncia y salida de Liberia, el lunes, del presidente Charles Taylor, que recibió gran presión internacional, además de la de los rebeldes.