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Llegó la hora del relevo/ Entrevista a José Woldenberg

Gabriel Bauducco

El Siglo de Torreón

México, DF.- El Instituto Federal Electoral (IFE) está sobre Anillo Periférico, en la Ciudad de México. Sugestivamente cerca del Hospital de Psiquiatría. Convenientemente cerca del de Cardiología. Y casi todos los que trabajan ahí, bromean especulando sobre para cuál de los dos lados saldrán primero. José Woldenberg, el consejero presidente, también.

Es que el IFE, por lo menos del 2000 a la fecha, ha cobrado una importancia que antes no tenía. Y las tensiones ahí dentro aumentaron, según dicen. Woldenberg lleva nueve años en el Instituto. Y mucha gente piensa que ya es hora de un cambio. Él también.

Dicen que él que es un sujeto de pocas pulgas, categórico, terminante, pues. Esa es la fama que ha construido a lo largo de estos años y sobre todo en la última época, mediando entre panistas, perredistas y priistas, que se demandan unos a otros y se acusan como niños con la mamá.

Woldenberg es hábil. Cuando le conviene se separa del IFE para quitarse responsabilidades. Cuando le conviene asegura que no puede separarse de él para emitir opiniones personales. “Es que no puedo convertirme en un esquizoide”, dice.

Los Amigos de Fox, el financiamiento del PRI y la multa millonaria, la venta del padrón. Todo eso ha caído en sus manos desde hace un tiempo.

En su oficina hay una pequeña escultura michoacana, donde en una escena de votación, son puros diablos los que custodian las urnas, los que votan, los que andan por ahí. “Porque así es de verdad -dice Woldenberg- puros diablos. Las palomitas están en el cielo, nada más”.

Últimamente, ha estado usted en medio de una tormenta de arena.

Bueno (hace una pausa), no creo ser yo, sino más bien el IFE. Mire... el Instituto... antes que nada, ¿quiere respuestas largas?

Quiero las respuestas.

Bien. Le decía que el instituto tiene dos tipos de tareas. La primera es organizar las elecciones: desde la confección del padrón hasta los primeros resultados de las votaciones. Ahí puede alinearse con los intereses de los partidos. Pero hay otro tipo de tareas, la de atender las quejas. Hay un partido que demanda y otro demandado. En esos casos el instituto tiene que ser una actividad imparcial y legal. Pero no puede satisfacer ambos intereses. Actuamos conforme a la ley. Si hay una trasgresión a la ley, la sancionamos. Eso es todo. No hay tormenta de arena.

La gente cree que sí la hay.

Todo lo que tiene que ver con el proceso electoral del año 2000, la logística y la operación fue aprobado casi por unanimidad en el Consejo General y sin objeción de los partidos políticos. Antes, el núcleo del debate en el IFE, tenía que ver con esos temas. Ahora la agenda se ha modificado y atendemos quejas en relación a los financiamientos de los partidos. Y hemos recibido también un buen número de asuntos que tienen que ver con disputas internas de los partidos.

¿Cuántos años hace que está usted en el IFE?

Nueve. El 3 de junio, nueve años aquí.

¿No le parece que ha llegado la hora de democratizar el IFE?

Llegará el 31 de octubre. No en el sentido de “democratizar”. Pero sí habrá un relevo en el Consejo General, tal y como lo marca la ley. Ese día la Cámara de Diputados tiene que nombrar a los nuevos consejeros y al nuevo Consejero Presidente.

¿Se quiere ir?

La ley lo establece. Y yo creo que ya es un plazo suficiente. O, para que le quede más claro: en el momento en el que se cumpla el mandato, bajo ninguna circunstancia, yo seguiría en el Instituto.

Llegó usted de la mano del PRI y ahora es el mismo PRI quien lo acusa de “parcialidad”.

Mire, ya lo dije muchas veces. Yo no puedo ni debo entrar en polémica con los partidos. No somos una fuerza beligerante. Lo único que voy a decir es que nuestros actos están para ser juzgados. Y si alguien tiene elementos que demuestren parcialidad del Instituto o mía a lo largo de estos años, que los ponga sobre la mesa. Pero yo creo que no los van a encontrar.

Si yo fuera cizañero, diría que usted no asegura que no fue parcial, lo que asegura es que no hay prueba de ello.

No. Lo que yo digo es que la actuación del IFE y la mía ha sido imparcial. Pero no por méritos personales, sino por el diseño de este organismo. Hay un Tribunal Federal Electoral donde cualquiera puede apelar nuestro accionar. Los partidos están a salvo de nuestras decisiones. Y a todo mundo dentro y fuera del IFE le consta que mi vocación como presidente de este Instituto, ha sido forjar los consensos para sacar adelante los problemas. Y de verdad las cosas cambiaron.

¿Ah... sí? ¿Hubo un cambio?

Está a la vista de todos. Nuestro sistema de partidos hace 15 años era una cosa y hoy es totalmente distinto. Lo fundamental de la política se procesaba bajo el ideario y la organización de un sólo partido. Hubo quienes hablaron de un sistema de partido único. Todos sabíamos de qué hablábamos. Antes no se competía en las elecciones: perdedores y ganadores estaban prácticamente predeterminados. Ahora sí se compite en las elecciones.

¿Qué relación tiene con el presidente Fox?

Institucional. Lo he visto en actos públicos. No somos amigos.

¿Tiene amigos en la política?

Muchos.

¿Quiénes?

(se ríe)

¿Por qué se ríe?

¡Porque llevo 30 años metido en asuntos políticos! Bueno sería que no los tuviera. Sería absurdo. Nací a la política en el sindicalismo universitario de los años 70. Estuve en el proceso de conformación de la Unidad de Izquierda. Varios partidos antes de llegar y salir del PRD. Llevo nueve años aquí.

¿Qué va hacer después del 31 de octubre?

Lo mismo que antes de llegar: ser profesor de la facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Y espero escribir para algún diario. Investigar.

¿Y qué partido lo contará entre sus filas?

Ninguno.

¿Está seguro? Mire que puedo venir a recordárselo.

Segurísimo (sonríe). Y puede venir, lo recibiré encantado. Estoy seguro.

La gente está indignada porque ve que los partidos usan herramientas legales o ilegales para hacerse de votos (él asiente con la cabeza). O para financiar sus campañas.

Mire, siempre podrá haber conductas irregulares. El sistema de financiamiento de los partidos –que debe basarse en dinero público y no privado- es bueno. El tema del dinero en la política llegó para quedarse en México. No se lo puede enfrentar ingenuamente. Pero tenemos un buen modelo. Yo lo defiendo.

Aunque pareciera habérsele salido de las manos.

Ya le digo, siempre podrá haber conductas ilegales. Nosotros estamos para intentar inhibirlas. Y, cuando las detectamos, para sancionarlas. No tengamos una visión provinciana. Problemas hay y habrá. En muchos países se han desplomados sistemas completos por problemas de financiamiento.

Pero...

Sí, no me diga nada. Mal de muchos es consuelo de tontos. Pero estamos trabajando en esto.

Habló de la reelección de los legisladores. ¿Habría que aplicarlo también al Presidente?

No. Porque en este país el Presidente todavía conserva una cantidad de facultades que harían que un presidente que quisiera reelegirse, tendría muchas, muchas ventajas sobre el resto de los candidatos. Tampoco debe aplicar a los gobernadores. Pero sí para los diputados y senadores, porque nos urge la profesionalización de los legisladores.

Sin que el comentario suene golpista... ¿no cree que el gasto de la democracia parece superlativo en relación a los resultados y al comportamiento de quienes la ejercen?

Mire... esto del gasto superlativo... del presupuesto general de la Federación, para este año, lo destinado al IFE y al financiamiento de todos los partidos, es alrededor del punto nueve por ciento. Es mucho dinero –cerca de cien mil millones de pesos-, pero es sólo el punto nueve por ciento. Y lo recalco, porque hay gente que cree que la salud de las finanzas públicas depende de este renglón. Y eso no es cierto. Ahora bien, de esos recursos, el 48 por ciento, se va directamente a los partidos, el resto es para el funcionamiento del IFE. Pero le recuerdo que gastamos casi la mitad de ese dinero en la confección del padrón electoral y de las credenciales de elector. Lo digo porque somos la única entidad electoral del mundo que se encarga de la identificación de la gente.

El padrón es un bonito tema para abordar.

Claroooo (sonríe) ... porque el padrón, digan lo que digan, es la joya de la corona, de esta institución...

La gente esta furiosa, está indignada porque en Estados Unidos tienen todos los datos.

No los tienen. Sólo tienen los del padrón, que son pocos.

Los que sean, son muchos. Porque no deberían tenerlos. ¿Está de acuerdo?

Estoy de acuerdo. Ahí hay un ilícito. Pero vamos a poner las cosas en perspectiva: de la nada, el IFE construyó un padrón que tiene más de 65 millones de personas. Y un listado nominal con fotografías de unos 64 millones de personas. Lo hicimos desde cero. Hoy tenemos un padrón que ha sido auditado más de 150 veces. La gente, los partidos y los auditores, saben que es un padrón confiable. Ahí no hay fantasmas y ni hay gente excluida artificialmente. La ley dice que los datos del padrón deben ser confidenciales. Y al mismo tiempo dice que esos datos deben estar en poder de los partidos –para que puedan supervisar- y de los institutos locales. Entonces en la propia ley hay una contradicción.

¿Pero legalmente ustedes son los custodios del padrón?

Sí, claro.

¿Entonces la responsabilidad es del IFE?

Digamos (asiente con la cabeza)... la responsabilidad de que esos datos...

¿...no sean vendidos a ChoicePoint, la empresa que los tiene?

¡Pero estoy tratando de plantearle el escenario en que nos movemos! Y por lo menos de la primera indagatoria, se ve que la parte del padrón –porque no es todo- que tiene ChoicePoint, no ha salido del IFE sino de alguna otra fuente. Pero lo que debo aclarar, es que todo esto no modifica la confiabilidad del padrón, porque nadie ha modificado la base de datos.

No, pero afecta la confiabilidad del IFE.

Sería absurdo cerrar los ojos ante el impacto público de esto. Pero a base de las explicaciones que estoy intentando darle, queremos acercar a la gente los elementos para que sepa lo que sucedió.

¿Se irá usted de aquí con el título de Zar del IFE? (Algunos le dicen, incluso, el Fidel Velásquez de las elecciones)

No... (se ríe) no, no... mire... no... eh...

¿Se quedó pensado?, ¿lo hice trastabillar?

Es que (se ríe más)... es que nunca me habían dicho una cosa así. Por el contrario, la máxima autoridad de este Instituto, es un cuerpo colegiado. Y no lo digo por formalismos. Y además.... no trastabillé porque no estaba caminando.

¿Qué piensa, personalmente, de la operación Amigos de Fox?

Yo no puedo convertirme en un esquizoide. No puede tener una opinión como ciudadano común y otra como miembro del IFE.

Estamos tan cerca del Hospital de Psiquiatría que puede permitirse eso.

Arturo Núñez, director de este Instituto decía que las únicas salidas posibles del IFE eran hacía Psiquiatría o Cardiología.

¿Hacia dónde irá usted?

¿Yo? ¡A mi casa! Pero respecto de los Amigos de Fox no puedo hablar, comprenda, es una asunto que está siendo procesado. ¿qué pensaría usted de un juez que especula sobre un asunto que está juzgando?

¿Entonces agendamos una cita para el 1 de noviembre y me cuenta todo lo que no ha dicho durante estos 9 años?

Pues no voy a tener demasiado para contar.

Si me cuenta todo, todo, creo que puede interesarle la gente.

Noooo. ¡Esta es una institución! Se trabaja con una enorme transparencia.

¿Cómo es la democracia en tiempos de Fox?

Es una democracia naciente. Es una democracia con la novedad de los gobiernos divididos. Hay muchas buenas noticias en materia democrática en México. Claro que ahora necesitamos una democracia que, además, sea eficiente y atienda los problemas de la gente.

elperiodistaese@hotmail.com

www.geocities.com/bauduccogabriel

Trayectoria

José Woldenberg Karazowsky nació hace 52 años en Monterrey, Nuevo León. Sus padres llegaron a México en los años 20, provenientes de Polonia y Lituania, cuando su padre, tenía apenas dos años.

Pero en 1961 la familia decidió abandonar Monterrey para llegar al DF. Aquí José estudió Sociología en la facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Fue por esos años cuando comenzó a interesarse por el sindicalismo estudiantil. Hasta que finalmente en 1974 se funda el Sindicato de Personal Académico de la UNAM (SPAUNAM).

En 1977, cuando él tenía 24 años, el SPAUNAM se fusiona con el Sindicato de Trabajadores y Empleados de la UNAM (STEUNAM), del cual surge el actual STUNAM. "En aquél entonces solicitamos la firma de un contrato colectivo único y estallamos una huelga, unos 20 días, no menos. Pero terminó con la entrada de la policía y varios de nosotros fuimos detenidos y luego procesados. Estuvimos primero en la que fuera la Escuela de Policía y de allí a nos llevaron a los separos, luego al Reclusorio Oriente, todo esto en cinco días y salimos de la cárcel, pero seguíamos bajo proceso, hasta que nos dieron amnistía en 1979".

Desde entonces, ha militado firmemente en los partidos de izquierda. Tras fundar el PSUM en 1981, se convierte en secretario de Prensa y Propaganda, de Acción Electoral. El siguiente paso es el Partido Mexicano Socialista, en 1987, para llegar a la creación del PRD en 1989 para abandonarlo en abril de 1991.

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