MEXICO, D.F., (SUN-AEE).- Cada año entre el 20 y 21 de marzo, el sol cruza el ecuador celeste y pasa del hemisferio sur al norte dando lugar al equinoccio de primavera, un acontecimiento natural que viene acompañado de ritos, mitos y predicciones.
Llegó la Primavera! Y con ella florecen los colores, la alegría, el enamoramiento y las pasiones.
Todo inicia con la celebración del Equinoccio de Primavera que es recibido por los mexicanos en las zonas arqueológicas de nuestro país, desde 1985, para cargarnos de energía positiva y alcanzar un crecimiento espiritual.
En este día recobremos la celebración de los pueblos mesoamericanos con la idea de regeneración y compartamos todo lo que nos es común como nuestras creencias. Hagamos, pues, la celebración de nuestras identidades, es decir, el hecho de estar vivos, de sentir y creer, recordemos que el tiempo y el espacio de nuestra fiesta son sagrados.
Y como muestra de la sabiduría de nuestras culturas podemos observar, hasta nuestros días, el fenómeno que en la puesta de sol de cada 21 de marzo, se presenta en la pirámide de Chichen Itzá, donde se produce una proyección serpentina de siete triángulos de luz invertidos, como resultado de la sombra de las nueve plataformas del edificio produciendo un asombroso acontecimiento ante la vista.