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Lo único que ella quiere es irse de aquí / Madre veracruzana de 23 años por poco pierde a su hijo

PRIMITIVO JAVIER GONZÁLEZ M.

EL SIGLO DE TORREÓN

TORREÓN, COAH.- Con la ilusión de ganarse unos pesos, una joven mujer del Estado de Veracruz se vino a trabajar en la cosecha de tomate a un predio de San Pedro, Coahuila, pero estuvo a punto de perder a su hijo, de 11 meses de edad, que enfermó y su patrón ni siquiera se dio cuenta.

Alejandra Mártir Avilés, de 23 años, llegó hace poco más de dos meses junto con unos 20 veracruza-nos más, acompañada de su pequeño de nombre Jorge, quien se quedaba en el galerón donde viven provisionalmente, mientras ella se iba al corte del tomate en el predio San Isidro, propiedad del agricultor Jesús Dorantes Gómez.

Los primeros días de septiembre, el pequeño comenzó a enfermar, pero Alejandra tenía que ir a trabajar y lo dejaba encargado a una mujer que cuida a otros pequeños. El sábado seis regresó cansada del trabajo y al entrar al lugar donde duerme, le informaron que su hijo había sido trasladado al Hospital de San Pedro, ya que estaba muy malo.

El lunes ocho del presente, ingresó el pequeño al Hospital Infantil con bronconeumonía, desnutri-ción severa, anemia y diarrea, de tal forma que luego de examinarlo fue enviado a terapia intensiva, donde permaneció varios días.

Alejandra, quien apenas habla el español, dice que dejó a su otro hijo de cuatro años con su madre y vino a trabajar para obtener algún dinero y llevar a casa, pero hasta el momento no ha recibido ni un cinco, pues el pago es al terminar la cosecha.

Desde que el pequeño está internado, su madre vive en el Hospital, donde el personal y las damas voluntarias de ese nosocomio, le han ayudado para que se alimente, duerma, se bañe y con los medicamentos que ha requerido, pañales y demás, aunque de cualquier forma la cuenta es totalmente impagable por ella, que no tiene absolutamente nada.

Gracias a la atención médica recibida, el niño salió de terapia intensiva e incluso ayer fue dado de alta, pero Alejandra no sabe cómo hacerle para el pago de la cuenta, que asciende a más de siete mil pesos, aunque el director del Hospital, Juan Antonio Medina Adame, dijo que obviamente no se le podrá cobrar nada a ella, independientemente que Trabajo Social ha recibido algunos donativos de personas altruistas y donaciones del DIF Torreón para la compra de medicamentos.

El patrón de Alejandra posiblemente no se ha enterado del trance por el que ha pasado su trabajadora, pues nunca se apareció por el Hospital para ver cómo estaba el pequeño ni para pagar la cuenta.

Alejandra dijo no saber cómo regresar al predio con la gente que llegó a trabajar, pero el niño necesita alimento especial, leche Nan sin lactosa, cuyo bote cuesta 80 pesos y no tiene dinero. Llorando dice que no sabe qué hacer, pues no ha recibido ni un cinco de su trabajo y lo único que desea es regresar con los suyos y olvidar esta pesadilla.

Demanda

Para recibir su pago por los dos días que trabajaron en los campos de tomate de Jesús Dorantes Gómez, dos de los 16 jornaleros que decidieron huir de las difíciles condiciones de la pequeña propiedad San Isidro, acudieron el pasado miércoles por la mañana a la Procuraduría de la Defensa del Trabajo.

Acompañados de una integrante del Consejo del Centro de Derechos Humanos Juan Gerardi, María Isabel López Carvajal, quien fungió como testigo, Severiano Lara San Juan y Tolentino Magdalena Nabor, firmaron un convenio con la representante legal del productor agrícola, Ana Montserrat Araiza González, en el que se establecía el pago de los 140 pesos a cada uno de los 16 afectados.

Cabe recordar que los trabajadores, todos indígenas, vinieron desde Huejutla, Hidalgo, para desempeñarse como cosechadores de tomate en los campos del productor agrícola antes mencionado. Debido a las condiciones adversas, decidieron renunciar a los dos días exigiendo que se les pagara lo que les corresponde.

“No nos gustó la comida, estaba agria, la tortilla igual y tiene uno que andar corriendo con la cubeta... quisimos hablar con Jesús Dorantes y no fue posible porque los encargados se opusieron, así que decidimos escapar”.

Además, dice que para dormir únicamente les daban un catre, aparte “hay un ch... de zancudos y luego ahí uno se enferma”.

La consejera de la Organización No Gubernamental de Derechos Humanos, dijo que en la visita a los predios que hicieron el pasado 20 de septiembre pudieron constatar que son alrededor de mil indígenas los que laboran en condiciones deplorables.

“Niños, mujeres y ancianos hacen el mismo trabajo que los hombres adultos, además de que en donde viven es muy lamentable”, comentó.

Por su parte, la representante del señor Dorantes, Montserrat Araiza, reconoció que las condiciones laborales en las que se desempeñan los jornaleros, no son las óptimas. “Quizá una persona de la ciudad lo considere un poco injusto, pero tienen techo y comida”.

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