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Los caníbales modernos/Diálogo

Yamil Darwich

La historia de la humanidad ha sido escrita sobre las bases de la permanente búsqueda de la subsistencia, siempre con la expresión del deseo lícito de sobrevivir, lo que ha generado conflicto de los intereses de personas y sociedades que se encuentran y luchan entre sí, tratando de preservar sus propios genes, su familia y su clan.

El canibalismo ha sido una de esas expresiones. Comer de otros seres humanos; de sus carnes y de su sangre, tuvo justificación entre los habitantes de las cavernas que buscaban alimentar a su cuerpo y/o a su espíritu, aduciendo razones mágicas y religiosas, siempre atendiendo su propio instinto de conservación; o con fines alimentarios, en momentos de extrema necesidad y hambruna.

Esa lucha se manifestó en los pueblos primitivos que comían de la sangre y la carne de los enemigos tratando de asimilar la fuerza del derrotado, o para evitar que los espíritus, con deseos revanchistas, pudieran cobrarles deudas pendientes.

El canibalismo se encuentra vigente en pleno siglo XXI, con formas más sutiles y encubiertas, siempre por las mismas razones, las de entonces: buscar el propio beneficio, el de las sociedades a las que pertenecemos, o el de la etnia mundial de la que formamos parte.

La historia del mundo nos muestra diferentes escenas de estos actos bárbaros y caníbales: guerras de expansión y dominación de territorios ajenos, donde al ser humano derrotado se le destruía y hasta consumía (recuerde los Aztecas) en formas que, poco a poco, se han ido sofisticando.

Hoy en día no comemos la carne ni bebemos la sangre de nuestros enemigos, tal cual, pero sí hacemos uso de sus cuerpos para el trabajo en nuestro beneficio, gastamos sus recursos en bien de nuestras sociedades y consumimos sus posibilidades de calidad de vida en beneficio de la sobrecomodidad.

Los ricos más ricos, beneficiándose de los bienes que tal vez les son ajenos en términos morales y de estricta justicia humana.

El choque de las culturas, principalmente la occidental globalizadora, neoliberalista e individualista, contra la oriental, donde el equilibrio entre el tener material y satisfacer las necesidades espirituales están en mayor armonía, amenaza al bien común, a la paz del mundo y hasta la ecología del planeta.

Hoy en día ya no nos parece tan descabellado que pudiera haber una guerra mundial organizada por los poderosos de occidente en contra de una China comunista que con su desarrollo económico y armamentismo se transforma, por eso mismo, en una amenaza.

Pero todavía hemos ido más allá; el abuso ha llegado a enfrentar a los ricos y los pobres de una misma sociedad en particular y no nos debería extrañar la constante rebeldía social, con manifestaciones ilegales y violentas, de los que protestan el canibalismo moderno de los más fuertes que les quitan las oportunidades a los más débiles, en términos de acceso a la educación, salud, nutrición, vivienda y hasta de esperanza, exhibiéndoles en contraste sus capacidades de poseer, tener y consumir.

¿Se imagina Usted otra razón más poderosa para promover el odio?

Este Diálogo tiene el propósito de motivarlo a la reflexión y proponerle tomar el compromiso social y responsable de cumplir con nuestros deberes ciudadanos.

La Secretaria de Desarrollo Social, licenciada Josefina Vázquez Mota, sentenció públicamente: “Una nación se construye, como se construye la persona humana; se va conformando de acuerdo a las posibilidades del individuo”. Ese pensamiento define claramente la idea central del mensaje de esta colaboración.

El ¿cómo? deberá ser claro y simple: de acuerdo a las posibilidades de cada quién, trabajando en nuestro propio ámbito haciendo bien las cosas y dándole un sentido social a cada una de nuestras acciones; luchando contra el individualismo, educándonos y promoviendo la educación de todos; no participando y oponiéndonos al canibalismo moderno. Ésta no es una receta mía, es algo escuchado en el discurso de los expertos que la mencionan en un marco apocalíptico.

Le comparto una sentencia más que le escuché a la misma licenciada Vázquez: “O cambiamos el diseño institucional y orden social que no funciona, o todos deberemos pagar la consecuencia de la falta de responsabilidad social”.

Luchar contra lo inmoral e incorrecto es empezar por aceptar nuestras propias responsabilidades en el plano político y social, entre ellas la de ejercer el derecho democrático del voto, con la seriedad de quienes analizaron bien las distintas propuestas de los partidos y sus candidatos y reflexionaron seriamente sus decisiones actuando en consecuencia, conforme a sus muy particulares intereses.

Este es un buen tiempo para empezar, haciendo que la democracia en México se dé a partir de la participación directa de todos los ciudadanos. Lo invito a que vote, por el candidato que sea de su preferencia, pero que lo haga este seis de julio con la convicción que tuvieron aquellos jovencitos mexicanos que llegaron a campeones beisbolistas repitiéndose a sí mismos: ¡Sí se puede! ydarwich@ual.mx

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