el ruido es ensordecedor. Por momentos la plaza pública pareciera una enloquecida romería. Cada quién atiende a su juego, sin orden alguno en la discusión. Que si los narcos derraman millones en sobornos, que si el padrón electoral fue vendido, que si el asesinato del Cardenal Posadas no está claro, que si en Nuevo León y Colima gana el PRI, que si las inversiones se caen por falta de garantías, que la economía no crece lo que debiera, que papá Bush vino a suavizar la relación, que López Obrador se luce con su megaobra, que si los diputados faltistas. Ahora de nuevo Marta Fox en todas partes. Es cierto, por un lado se trata de una buena noticia, ya nadie impone la agenda. Pero a la vez el país pareciera perder concentración. No hay seguimiento y continuidad en ciertos debates centrales. El tiempo pasa inexorable, tercer año Vicente Fox, legislatura 59 en ciernes, el 2006 en el horizonte y la agenda de nuestros grandes pendientes se desdibuja. Al final del día lo verdaderamente central queda sepultado por el ruido.
Golpe a la impunidad
La semana pasada el estado de derecho mexicano tuvo un momento culminante. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ratificó la sanción al PRI impuesta por el IFE. Con independencia de filias y fobias partidarias, la impunidad descarada sufrió un severo golpe. De nada sirvieron las presiones, las amenazas de huelga, lo viles chantajes. Se llegó hasta donde se debía llegar poniendo a prueba a la entonces Secodam, a la PGR, al IFE, a la Auditoria Superior, al Poder Judicial enfrentados con los turbios intereses del supersindicato petrolero. Las instituciones salieron fortalecidas. Todo indica que la multa al panismo está en camino. Son buenas noticias Productividad.- El Instituto Internacional de Desarrollo Administrativo dio a conocer su ranking o calificación de productividad de los 30 países con más de 20 millones de habitantes. Por tercera ocasión consecutiva México desciende; mientras que en el 2001 estábamos en el lugar número 15, en sólo dos años hemos pasado al 24. Baja inversión en infraestructura y débil desarrollo y aplicación de tecnología parecieran las explicaciones más evidentes. Pero el dato debe mover a reflexión, pues aunque The Economist nos califica esta semana como el tercer país más estable de las llamadas economías emergentes, queda claro que si no resolvemos el nudo de la infraestructura, en particular del sector energético, la estabilidad por sí misma y la mano de obra barata a la larga y no tanto no serán suficientes. Allí esta la preocupante tendencia, en medio del ruido por los dimes y diretes entre los hijos y los chismes de los ex, México pierde productividad.
Petróleo y migración
Por supuesto que la fórmula no fue lo más elegante posible, esa no es una característica de nuestros vecinos del norte. La simple idea del trueque irritó: el respeto a los derechos humanos no es negociable. Pero las puras declaraciones de principios tampoco ayudan demasiado. Envueltos en la bandera del nacionalismo difícilmente podremos encontrar solución a dos problemas gravísimos. Por un lado el horror que viven cientos de miles de trabajadores ilegales todos los años, el maltrato, la extorsión, la muerte. Por el otro la descapitalización de nuestra industria petrolera. El secretario Canales salió a abrir la discusión. Bien por la franqueza. Veamos el asunto en perspectiva. Por los bajos niveles de ahorro y capitalización que tenemos como país, por el alto índice de crecimiento demográfico que tuvimos, por la conformación misma de nuestra pirámide poblacional, México difícilmente podrá brindar fuentes dignas de trabajo, en suficiente cantidad en la próxima década, década y media. De reanudarse el crecimiento y sostenerse y dado el cambio poblacional que vivimos, en 20 años los mexicanos ya no necesitarían ir a buscar empleo a otros país. Eso si todo sale bien.
Por otro lado las tendencias de largo plazo nos hablan de un descenso histórico de los precios del petróleo y la lenta sustitución de ese energético. Nadie ha planteado entregar los recursos, sí regular la coinversión, fórmula que curiosamente le esta aceptada a Pemex en el exterior. Nada indigno hay en fortalecer la industria petrolera aceptando de los otros lo que no tenemos, capital y a la par, lograr un acuerdo migratorio binacional. Si de dignidad se trata, va primero la de los connacionales hoy vejados cuando no asesinados. Pero no, para qué discutirlo con frialdad mejor seguir especulando sobre lo que ocurre en las recamaras presidenciales.
Independencia
del Ministerio Público
Todo mundo nos quejamos de la inseguridad. Hoy nos damos cuenta de que el asunto va más allá de la filiación partidaria de quién se encuentre en el poder. Igual pululan los delincuentes en Tijuana, en Ciudad Juárez, que en Morelos o el Distrito Federal. Pero también hay casos de éxito notable, como Sinaloa, de los cuales hablamos poco. Algo hicieron muy bien allá. Queda claro en todas las experiencias, la vinculación del M. P. con el Ejecutivo de que se trate, establece un eslabón perverso a favor de la impunidad. El asunto se ha tratado en muy diversos foros. Muy distinguidos juristas como el maestro Fix Zamudio, han dado su opinión al respecto. De uno y otro bando, igual el procurador capitalino, Bernardo Bátiz o el Secretario de Seguridad local, Marcelo Ebrard. Pareciera haber consensos básicos al respecto. De hecho el secretario Gertz Manero ha presentado un muy sugerente proyecto de reformas que llevarían al problema de seguridad a cirugía mayor. Dos años ha estado reposando el Legislativo, en la comisión correspondiente y nada, siempre tenemos asuntos más importantes que tratar.
Lo público y lo privado.- Como si no hubiera suficiente ruido en el ambiente, ahora de nuevo el escándalo apunta a la “pareja presidencial”. Su exposición excesiva, la falta de cuidado y respeto por ciertas formas y perder la clara delimitación entre lo público y lo privado, abrieron la puerta a lucrar con la curiosidad y el morbo. Estas son las consecuencias. No somos excepción, Inglaterra es ejemplo de esa muy lucrativa deformación de convertir a la política en escándalo. Pero quizá estemos todavía a tiempo de evitar una mayor degradación. Las cuitas personales y familiares de los Fox-Sahagún son asuntos de su incumbencia exclusivamente. Ello siempre y cuando se respete la frontera entre ambos mundos. Al violentarla todos salimos perdiendo, pero sobre todo los involucrados cuyas vidas e intimidades se convierten en mercancía. Es una dura lección que por cierto trae mucho ruido.