Finanzas Betzabé Martínez Finanzas personales Aguinaldo ARANCELES CANACINTRA

Los déficit de Norteamérica

Alfonso luquín calvo

En el conjunto de las relaciones económicas de una nación con el resto del mundo, lo que los economistas llaman ?cuenta corriente? reúne el saldo de la compra-venta de bienes y servicios. Así, si una nación vende al extranjero más bienes de los que les compra, o presta más servicios (transporte, fletes y seguros, turismo, etc.) de los que recibe, tendrá un superávit en dicha cuenta; de lo contrario se obtiene un déficit. El resultado es importante de por sí porque indica, en el primer caso, que entrará a la nación una cantidad de dinero mayor a la que los ciudadanos, empresas y gobierno necesitan para poder cubrir sus necesidades de bienes y servicios del exterior; en el segundo caso, cuando se trata de un déficit, significa que NO existe la suficiente cantidad de dinero para cubrir esas necesidades y por lo tanto, debe conseguirse de otra forma. Esta otra forma es a través de préstamos del extranjero (Deuda) o atrayendo la inversión extranjera. Si por algún motivo no es posible contar con los fondos necesarios para financiar el déficit, resulta necesario desestimular a los agentes económicos, el medio más acorde a esto significa una devaluación de la moneda, ya que con ello todo lo que los ciudadanos compren en el exterior, todas las importaciones de las empresas privadas o públicas resultan más caros y, en consecuencia, tiende a consumirse e importarse menos bienes y servicios extranjeros.

Por otra parte, es necesario un mayor endeudamiento o atraer mayor inversión extranjera aumentando, por lo general, las emisiones de bonos o acciones y pagando mayores tasas de interés.

Ese es el gran temor que ocasiona el hecho de que al tradicionalmente déficit en la cuenta corriente de los Estados Unidos, se sume ahora su impresionante déficit fiscal. El primero de ellos ha ocasionado ya en lo que va del año una devaluación del dólar del 2.3 por ciento frente al yen japonés, y de un cinco por ciento aproximadamente frente al euro. Con respecto a este último la devaluación llegó a ser de más del 11 por ciento y sólo la propia rebaja de las tasas de interés del Banco Central Europeo, detuvo y revirtió en parte la agresiva devaluación del dólar.

Ahora bien, el lector debe saber que uno de los cimientos de todo el orden económico mundial es precisamente la fortaleza del dólar. Esto es así, porque los acuerdos tomados entre las grandes potencias indican, ante la pérdida de competitividad de la economía norteamericana, que esta nación mantendría un dólar fuerte y financiaría el déficit a través del reflujo de las inversiones hacia los Estados Unidos. Así, japoneses, árabes, europeos, mantienen cuantiosas inversiones en territorio norteamericano. Les conviene porque el valor de sus activos, al estar en dólares, mantienen la certeza de su valor. Lo mismo sucede con las reservas de casi todas las naciones del mundo, que prefieren el dólar precisamente por su fortaleza y, hay que decirlo, por el acuerdo tácito de que así se mantendrá.

Pero las cosas parecen apuntar en otra dirección. Para nosotros esta es una táctica de verdadera ?guerra económica? por parte del gobierno norteamericano, que ha decidido ya desde el principio, fincar su recuperación pasando la crisis a los demás. Una devaluación del dólar no sólo modifica sustancialmente todo el esquema internacional de ventajas comparativas, disminuye también el valor de las reservas monetarias de infinidad de naciones y restablece la competitividad de la economía de los Estados Unidos en perjuicio principalmente de aquéllas naciones que tecnológicamente le han superado.

Resulta aquí particularmente interesante analizar cómo el mismo gobierno ha creado las condiciones, a través de su pretendida lucha contra el terrorismo, para poder reprimir a sus propios ciudadanos en caso de protestas, en particular a la clase trabajadora. Así, es sobre estos, a través de los despidos y la contención de salarios, que se sostiene una débil recuperación económica. Sin embargo, esto nos aleja del tema principal que queremos tratar y lo dejamos solo como una referencia obligada.

No obstante, el déficit en cuenta corriente no es, por sí solo, y lo hemos dicho más arriba, el gran problema. Pero si a este déficit se le suma el enorme desequilibrio fiscal en el que la economía de guerra, ha sumido a la economía americana, la situación se vuelve potencialmente explosiva. Y si tomamos en cuenta la rapidez con la que este desequilibrio aumenta, podemos predecir que a corto plazo, es realmente posible un panorama de elevadas tasas de interés y devaluación del dólar. En efecto, según los datos disponibles, el déficit que en 2002 fue de un poco más de 200 mil millones de dólares, alcanza a un mes de terminar el año fiscal en aquella nación, la cifra récord de más de 400 mil millones de dólares.

La fortaleza del gran tigre norteamericano, la prepotencia con la que exige, por la vía de las armas, que el mundo se postre ante él, descansa en la apertura cada vez mayor de severos desequilibrios económicos. Recuérdese que el enemigo común, la Unión Soviética, ya no existe, y que no existe razón poderosa para que el resto de las naciones se venzan (exceptuando quizás el caso del dócil México y sus vecinos centroamericanos). Quizás vuelvan a repetirse los tiempos en que se le consideró un tigre de papel.

E-mail: alfonsoluquin@msn.com

Leer más de Finanzas

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Finanzas

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 50958

elsiglo.mx