Los Ángeles, EU.- Quizás sean el padre e hijo más famosos de Hollywood, pero ellos se burlan entre sí como un par de comediantes e intercambian recuerdos como los mejores amigos.
Kirk Douglas, con 86 años, yace en la cama de su hotel, mientras su hijo, Michael, de 58, está cómodamente sentado en un sillón de la habitación mientras los dos ofrecen una entrevista acerca del filme en que aparecen juntos, un drama de tres generaciones que se estrenó el fin de semana llamado It Runs in the Family (Pasa en la Familia).
“Ves lo que pasa cuando haces tus propias acrobacias”, dice Michael a su padre en un intento de broma para consolarlo.
“El doctor que me estaba examinando me preguntó: ‘¿Usted hace sus propias acrobacias?’, y yo contesté: ‘sí’, y el dijo: ‘ya lo veo’”, indicó Kirk. “Pudo ser peor”.
“Sí”, replicó Michael. “Pudo haber sido peor”, y luego rió un poco nervioso, quizá pensando en el ataque cardiaco que sufrió su padre en 1996 y que lo dejó articulando un poco mal al hablar y una depresión tan profunda que una vez colocó un arma en su boca antes de decidir que no quería suicidarse.
Pero Kirk, quien pasó años recuperándose de su infarto para regresar exitosamente a la actuación, interrumpe con una historia diferente. Recuerda cuando en 1991 se estrelló el helicóptero en el que iba, y en el que murieron dos hombres jóvenes, entre ellos uno de 18 años que se estaba preparando para su fiesta de graduación.
“¿Y es ahí cuando comenzaste tu cruzada espiritual?”, pregunta Michael a su padre, quien responde: “¿Qué es eso?”.
“No hablas inglés”, contesta Michael sin perder el hilo.
Difícil trabajar juntos
En ese punto, a la pareja se le preguntó lo que le gustaba de trabajar juntos y Michael no escatimó en responder: “Es un pesado y sé que dirá que él es difícil”.
Para lo cual Kirk responde con una historia. “Burt Lancaster una vez me presentó y comentó: ‘Kirk Douglas es el primero en admitir que es difícil trabajar con él y yo seré el segundo’”.
Agrega, “Michael (quien produjo la película) es un hombre difícil con quien trabajar. No paga mucho. Te tiene que gustar el guión...”.
Michael se vuelve serio en It Runs in the Family, un drama acerca de los miembros de una importante familia de Nueva York que por fuera parece exitosa, pero internamente se desmorona en pedazos. En el centro de la historia, está el distanciamiento entre padre e hijo que se transforma en una inesperada unión. “La alegría más grande fue ver la cantidad de tareas que hizo papá en ésta, su película número 86, la cantidad de análisis y observación de las escenas, surgía con ideas que eran perspicaces y estimulantes”, afirmó.
“Aprendí mucho de papá. Siempre dije un buen actor sabe cómo escuchar. Una de las alegrías de actuar con papá es la calidad que sin ningún esfuerzo trae (al escenario). Él hace las cosas tan creíbles”, agregó Michael.
Kirk está conmovido: “Eso es agradable previniendo de un actor que ganó dos premios de la Academia. No me di cuenta que era tan bueno”. “Tú eres maravilloso”, replicó el hijo.
Kirk devuelve el cumplido: “Pensé que Michael era un buen actor desde la primera escena que hice con él. Era mejor de lo que creía, y pensé que era muy bueno. Usted sabe que personificó a Gordon Gekko en Wall Street (una película por la que Michael ganó el Oscar al Mejor Actor) y fue tan convincente que hizo creer a la gente que la avaricia era buena”.