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MÉXICO, D. F.- El presidente Vicente Fox y su esposa Marta realizaron un paseo de unas cuatro horas, por el Centro Histórico del Distrito Federal, dentro del cual escucharon una ceremonia religiosa y degustaron sus alimentos.
Con pantalón de mezclilla, camisa azul y botas negras, el jefe del Ejecutivo disfrutó de unas horas en el centro de la ciudad de México, de la mano de su esposa, quien vestía zapatos de piso, pantalón y un suéter ligero color beige.
Al medio día, el jefe del Ejecutivo y la primera dama llegaron a las calles de Belisario Domínguez y Allende, a la Parroquia de San Lorenzo, cerca del barrio de Tepito y de la plaza Garibaldi, para escuchar la misa que ofreció el sacerdote Guillermo Rentería Vivar.
La visita del primer mandatario y su esposa causó sorpresa tanto a los feligreses que acuden a la tradicional misa dominical, en su mayoría de la tercera edad, como al propio sacerdote, quien en su homilía hizo votos porque le vaya bien al presidente de México.
Al terminar la ceremonia religiosa, el ministro de la iglesia pidió a los feligreses saludar en forma ordenada a los distinguidos visitantes, quienes de manera espontánea realizaron una reunión con personas, principalmente de “adultos en plenitud”, en la que los saludaron, recibieron felicitaciones y escucharon peticiones.
Entre los temas más recurrentes en los breves diálogos, estuvieron el de la inseguridad en la ciudad de México y en la zona -diría una señora- peligrosa de Garibaldi, mientras que el primer mandatario comentaba que ese asunto habría que tratarlo con el jefe de gobierno de la ciudad, Andrés Manuel López Obrador.
De salida de esa iglesia, el convoy que conducía al presidente Vicente Fox y a Marta Sahagún se dirigió a otra zona del Centro Histórico. Esta vez, tomó la avenida Juárez y en el cruce con el Eje Central se detuvo para que descendieran.
Vicente Fox y su esposa saludaban y recibían todo tipo de felicitaciones de las personas y a pie se dirigieron a visitar la iglesia de San Francisco de Asís, en avenida Madero, en un breve recorrido, para después sólo cruzar la calle y dirigirse al también tradicional restaurante de Los Azulejos, en el Sanborns.
De nueva cuenta, se hicieron presentes los saludos, felicitaciones y todo tipo de peticiones, e incluso aplausos, en el momento en que estaban a punto de tomar asiento, junto a una de las mesas de la planta baja del lugar.
Después de la comida, a manera de sobremesa, el presidente Fox y su esposa recibieron los saludos de los comensales y los visitantes de ese establecimiento, accedían a tomarse fotos y dedicarlas, tanto a personas adultas, jóvenes y niños.
Ya de salida, de regreso a la residencia oficial de Los Pinos, uno de los reporteros que cubrían este recorrido, pidió una opinión sobre el clásico de fútbol América-Guadalajara: “empatados”, respondió el presidente Fox, al tiempo en que abordaba la camioneta que lo dirigiría a la casa presidencial.