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Los franceses y la guerra

Guadalupe Loaeza

“Quelle connerie, la guerre!”

Jacques Prevert

“En Estados Unidos prácticamente todos los restaurantes franceses están vacíos. La empresa AIRBUS (compañías de fabricantes de aviones) ha visto cómo se han alejado sus contratos del otro lado del Atlántico. Los refrescos de aguas minerales franceses (Evian, Perrier, Orangina) ya no se venden. Los quesos franceses han desaparecido de los anaqueles de los supermercados. En suma, los Estados Unidos están boicoteando los productos franceses. Mientras tanto, ¿qué estamos haciendo nosotros?

Pues bien, al medio día vamos a Mc Donald’s, consumimos, en todas sus formas, Coca-Cola. Nos dirigimos a la gasolinera ESSO para llenar el tanque de nuestro Ford. Vamos al cine a ver una película, donde aparece ondeando más de diez veces en menos de 60 minutos, la bandera de los Estados Unidos. ¿Cuál es el final de la cinta? Todo el mundo lo sabe. Ellos, los norteamericanos son los que salvan el mundo.

Tal vez ya nos llegó la hora en que nosotros, los Franceses y los Europeos nos despertemos y empecemos a boicotear los productos norteamericanos. Por esta razón, a partir del sábado primero de marzo y durante toda esa semana completa, los invitamos a todas aquellas personas que tengan conciencia y que se rehúsen a que los americanos se metan con su cultura y su modo de vida, a boicotear durante una semana internacional los productos norteamericanos.

Ahora le corresponde tomar su responsabilidad y mostrar a la opinión pública que el pueblo sabe hacer otra cosa que nada más protestar en las calles. También sabe pasar a la acción. Todos aquellos que desean sostener esta semana de acción, se les suplica de trasmitir este correo electrónico a un máximo de gente; se les suplica imprimirlo y enviar un fax a todos aquellos que no tienen Internet. En otras palabras, se les suplica que expresen su opinión, si desean que sean respetados como lo que son, seres humanos.

Gracias a todos. Asociación de Libertades Culturales. Comamos “cassoulet” (fabada), “tripas a la moda”, “choucroute”, en fin, nada de basura. Pero sobre todo, bebamos mucho vino. Un poco de Vittel con “pastis” (con moderación)”.

He de confesar que cuando recibí el texto anterior me conmovió. A partir de ese lunes por la mañana me solidaricé con los franceses y con los europeos, al grado que desde ese día no he vuelto a probar ni una sola gota de Coca Cola, ni tampoco un trocito de hamburguesa. En realidad no me ha costado mucho trabajo ya que siempre he coincidido con lo que solía decir Tomás Jefferson: Para todo hombre el primer país es su patria y el segundo, es Francia.

Desde que mi “segundo país” se ha opuesto rotundamente a la guerra contra Iraq, he seguido muy de cerca todos los editoriales que se han escrito al respecto. No hay duda que el tema es muy difícil para los franceses. No hay que olvidar que durante la Segunda Guerra Mundial, fueron los norteamericanos los que salvaron a Francia. No hay que olvidar, que desde hace más de dos siglos los dos países han sido aliados, incluso Francia los ayudó durante la guerra de Independencia. Pero tampoco no podemos olvidar que en ese país viven más de seis millones de musulmanes y que también Francia está detrás del petróleo.

Hay quienes afirman que debido a que Francia encabeza el sector crítico de aliados de Estados Unidos, los franceses son muy mal agradecidos. Según ellos se les ha olvidado el D Day. No lo creo. Si se le preguntara a cualquier persona en la calle qué opinan sobre los Estados Unidos, independientemente de la determinación de Bush de atacar a Iraq, sin duda contestará que ese país fue el salvador de Francia. El mismo Jean Daniel, director del semanario Le Nouvel Observateur, afirmó en uno de sus editoriales: El viejo mundo no tiene simpatía por Saddam Hussein que la que tiene el Nuevo. Estados Unidos sigue encarnando para nosotros los valores occidentales, es decir, nuestros valores, los de cada uno de nosotros. Es en los dos continentes, el suyo y el nuestro donde han nacido la Carta Magna, el Habeas Corpus, los Estados Generales, la Revolución Americana, la Revolución Francesa y los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Ha habido conflictos entre el antiguo y nuevo mundo, pero ¿acaso no se recuerda que Francia es uno de los pocos países que no ha entrada nunca en guerra con EU? Respecto a estos valores que siempre han sido perseguidos por los dos países ahora confrontados, el escritor mexicano Jorge Volpi nos recordó en su texto: Vive la France (El País 24-feb-2003): No es casual que sea la democracia, una de las concepciones más apreciadas tanto por Estados Unidos como por Francia, lo que está en juego. Como bien saben sus ciudadanos, el sistema democrático nació con el objetivo de limitar la arbitrariedad y los excesos de los poderosos. La democracia es ese sistema de equilibrios -de pesos y contrapesos- que permite articular el diálogo, el respeto a los derechos humanos y a las minorías. El actual orden mundial sigue muy lejos de parecerse a una democracia, pero actuaciones como la de Francia en el conflicto iraquí permiten imaginar que es posible actuar en el marco de las instituciones internacionales para hacerlas evolucionar en ese sentido.

El que sin duda ha hecho un papel espléndido en relación a la postura de Francia frente a la guerra contra Iraq es Dominique de Villepin, -The Playboy of the Wester World- ministro de Relaciones Exteriores (¡mi héroe, además de político es poeta!). Han pasado ya muchos días desde esa exposición histórica para Francia y sin embargo todavía se comenta entre sus colegas y los pacifistas de todo el mundo. El impacto que provocaron sus palabras, tal vez se debió a que fueron dichas justo el Día del Amor y la Amistad. Ese 14 de febrero dijo frente al pleno del Consejo de Seguridad de Naciones: Es un viejo país, Francia, un continente como el mío, Europa, quien se lo dice hoy, que ha conocido guerras, la ocupación, la barbarie. Un viejo país que no olvida y que sabe todo lo que le debe a los combatientes de la libertad venidos de Estados Unidos y de otras partes. Y que, sin embargo, no ha cesado de mantenerse de pie frente a la historia y frente a los hombres. Queremos actuar decididamente con todos los miembros de la comunidad internacional. Fieles a nuestros valores, creemos en nuestra capacidad de construir un mundo mejor”.

No, los franceses no son mal agradecidos. Los franceses no olvidan a los que fueron, tanto tiempo, sus aliados y sus salvadores en las dos guerras mundiales. Los franceses no quieren confrontar a Washington de manera sistemática en todo lo que hacen. Lo único que quiere Francia es la paz. La quieren porque saben que esta guerra puede llegar a ser terrible, además de desatar de una manera aún más fuerte el terrorismo, desataría nuevos conflictos por los países musulmanes. No quieren que Estados Unidos se convierta en “el gendarme del mundo”. Y no quieren conformarse con un papel subordinado.

Por todo esto qué bueno que La Asociación de Libertades Culturales les dijeron merde!, aunque hubiera sido nada más por una semana, a todos los productos norteamericanos vendidos en Francia.

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