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Los hombres orquesta/Actitudes

José Santiago Healy

cuando Vicente Fox llegó al poder el primero de diciembre del 2000 una de las medidas que más agradó al pueblo mexicano fue el proceso de selección de su gabinete.

Por vez primera en un gobierno mexicano, Fox se apoyó en los exclusivos despachos de caza-talentos, mejor conocidos como “head-hunters”, para desarrollar un perfil de cada secretaría y posteriormente llenarlo con la persona indicada, sin importar, sexo, color ni ideología política.

El primer presidente no priista en setenta años llenó las expectativas del respetable al conformar un gabinete plural, experimentado y con los suficientes equilibrios sociales y políticos de tal manera que la aprobación fue casi general.

Todavía recordamos que poco antes de la toma de protesta, el Presidente electo se presentó en el noticiero de Joaquín López Dóriga acompañado de los miembros de su gabinete.

Ahí presentó a cada uno de ellos, les dictó línea y prácticamente los comprometió a ser eficientes y honestos. Jamás había ocurrido algo parecido en la vida política nacional y por ello muchos mexicanos pensaron que el cambio en este país era toda una realidad.

Han pasado casi tres años del arranque del gobierno y desgraciadamente se observa que muchos cambios en el estilo de gobernar fueron sólo de pantalla o como popularmente decimos en México, fueron de mentiritas.

Fox ha realizado cuatro cambios importantes de gabinete y en ninguno de ellos, desgraciadamente, se ha repetido la política de seleccionar al candidato con el mejor perfil para cubrir los cargos vacantes.

Ocurrió en primer lugar cuando Marta Sahagún renunció a la coordinación de Comunicación Social de la Presidencia para convertirse en la esposa de Vicente Fox.

Para sucederla fue escogido el duranguense Rodolfo Elizondo, un panista de prestigio y trayectoria, pero cuya designación obedeció a la relación amistosa que guarda con Fox y no a su experiencia en el terreno de la comunicación social.

En enero de este año renuncia Jorge Castañeda a la secretaría de Relaciones Exteriores y su lugar es ocupado por Luis Ernesto Derbez, cuya carrera profesional nada tiene que ver con las relaciones diplomáticas.

Para colmo el lugar de Derbez, quien dicho sea de paso conocía muy bien su tarea en la secretaría de Economía, fue designado el regiomontano Fernando Canales Clariond, quien tuvo que convertirse de gobernador a secretario de un día a otro, pero además en un ministerio que seguramente nunca pisó ni como empresario ni como funcionario panista.

En marzo llega al gabinete Eduardo Romero Ramos para ocupar la secretaría de la Contraloría, en el lugar de Francisco Barrio. Romero tiene una amplia trayectoria como abogado y notario público, pero el principal mérito para llegar a secretario fue haber sido colaborador cercano de Barrio durante su gobierno en Chihuahua.

Ayer se concretó el cuarto cambio de gabinete. Leticia Navarro, quien fue seleccionada por los caza-talentos en el 2000, se retirará como secretaria de Turismo y su lugar será ocupado por el duranguense Rodolfo Elizondo.

¿Qué puede saber Elizondo de restaurantes, hoteles y centros turísticos cuando nunca ha sido parte de ese sector y su única relación fue en la Cámara de Diputados cuando presidió la Comisión de Turismo?

En México existen decenas de especialistas y conocedores del sector turismo, ejecutivos que han dirigido empresas hoteleras, aéreas y de servicios con gran éxito, ¿por qué entonces designar a un político en base a su amistad y su cercanía con el presidente Fox?

Al menos Elizondo será suplido por un profesional que conoce de los medios de comunicación como es el sonorense Alfonso Durazo, pero no entendemos la razón de nombrar a un político en un sector tan especializado y sensible como es el turismo.

A estas alturas son cada vez menos las diferencias en las formas entre los gobiernos priistas y el panista de Fox, un gobierno que pregonó el cambio en todos los aspectos y que está repitiendo muchas de las prácticas del pasado.

“El proceso fue riguroso, buscamos dejar atrás la vieja cultura del amiguismo y el compadrazgo”, sostuvo Fox cuando dio a conocer la primera parte de su gabinete en noviembre del 2000.

Y agregó sin empacho: “Ahora presentamos un gabinete plural encabezado por personas profesionales, capaces, con visión de futuro, con exigencia en las materias de su competencia, responsables y honestos”.

Al paso que vamos no tardaremos mucho en ver a parientes, compadres y a los amigos guanajuatenses de Fox en el gabinete porque una vez abandonada la práctica de seleccionar a los mejores hombres y mujeres para los distintos puestos, puede suceder cualquier cosa.

No se sorprenda entonces si regresan los espectaculares enroques de tiempos de Echeverría o López Portillo o si resurgen los hombres orquesta como Héctor Hernández, Pedro Ojeda Paullada o Jorge de la Vega, quienes eran capaces de ocupar cualquier puesto del gabinete.

El autor es licenciado en Comunicación por la Universidad Iberoamericana con maestría en Administración de Empresas en la Universidad Estatal de San Diego. Comentarios a josahealy@hotmail.com

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