Mi familia se compone por mi esposa María Luisa y tres hijos que el Ser Supremo nos concedió, Cristina, Jorge y Mónica; los dos primeros mayores de edad, ya encaminados en su carrera universitaria, así como la pequeña Mónica, de sólo 11 años, que este año termina la instrucción primaria. Lo siguiente viene en relación a que tal vez alguno de ustedes esté pasando por las mismas circunstancias de este servidor. Seré explícito en mi decir. Te diste cuenta cómo tus hijos de la noche a la mañana crecieron notablemente, cuando ayer eran unos niños todavía, ahora unos jóvenes.
Y pronto los hombres y mujeres de bien de nuestro país. Muy acertada la decisión de continuar por el camino correcto. Es cierto, los años han pasado y con ellos nuestros hijos, han crecido. Por mi parte, tanto Cristina como Jorge, aunque aún solteros cada uno dedicado a sus estudios universitarios, sus compromisos y los amigos, motivo por el cual, las pláticas y la convivencia en familia ya no coinciden con la misma frecuencia.
Queda la más pequeña, que es Mónica, quien a sus escasos 11 años, todavía está ajena a que mañana la universidad, los compromisos y los amigos la retirarán también por más tiempo de mi vida. Por lo pronto vieras los bonitos momentos que mi esposa y yo disfrutamos al lado de ella, puesto que desde muy temprano ambos andamos preocupados porque nuestros tres hijos estén listos cada uno para cumplir con sus obligaciones, y más aún con la que más depende de nosotros que es la pequeña Mónica, la cual pronto de la noche a la mañana se convertirá también en señorita.
¡De veras qué cosas pasan...! Todo empezó cuando alguien sugirió que no se orara más en las escuelas... Y todos dijeron, está bien que no se ore más en las escuelas. Después alguien dijo que no debería leerse ni explicar la Biblia en las escuelas. La Biblia dice que no debemos matar, que no debemos robar y que hay que amar... Y todos dijeron, está bien, ya no se hable, ni se explique más la Biblia en las escuelas.
No faltó también quién dijera que no deberíamos corregir a nuestros hijos cuando éstos se portaran mal, porque podíamos herir su personalidad y dañarles su autoestima... Y todos dijimos, está bien no los corregiremos más. Luego algunas mujeres y hombres dijeron debíamos permitir que la mujer eligiera libremente si quería abortar o no... Y todos dijimos que era buena idea. Otra persona brillante dijo que si los jóvenes iban a hacer lo que van a hacer, vamos a darles todos los condones que quieran para que puedan divertirse libremente sin riesgos, y también se dijo: ¡Ésa es otra buena idea! Después un funcionario de alto nivel en el gobierno, dijo no importa lo que uno haga en privado mientras cumplamos con nuestro trabajo...
De veras qué malo es dejar a Dios fuera de nuestras vidas y la de nuestros hijos, y luego nos preguntamos por qué el mundo va rumbo al infierno... Qué malo porque nos creemos lo que otros dicen, pero cuestionamos a Dios en su palabra, aún cuando cada uno de nosotros estamos deseando ir al cielo, aún cuando nos está diciendo cómo llegar ante Él.
De veras qué malo cuando decimos “creo en Dios” pero vemos, oímos y hacemos todo lo que no tiene que ver con Dios y nos separa de Él. Qué malo que cuando escuchamos chistes colorados y los revivimos rápidamente; pero cuando recibimos uno que habla de Dios y nos concientiza, sólo lo borramos... Qué malo que sólo aceptamos lo obsceno, lo vulgar y lo violento de la música y de los videos; pero el mencionar a Dios o a Jesús en una escuela o en un lugar de trabajo, es reprimido y censurado fuertemente. Qué malo que podemos ser “muy religiosos” el domingo, pero nos olvidamos de Cristo el resto de la semana, contando obscenidades, escuchando vulgaridades y participando en la promoción de la pornografía. ¿Has pensado si estás haciendo bien o mal...? Pero no importa esto, porque simplemente al igual que tú y yo somos uno más entre millones que pensamos diferente. “Reflexión Leonística”: Qué estimulante y relajante es pasear por un jardín lleno de flores y aromas; qué armonioso es un club, lleno de fraternidad, amistad y servicio. “Nosotros servimos”.