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Los Leones Presentes / ¡Cosas inexplicables...!

Jorge Romero Montañés

Un día, un amigo recibió una llamada de su ex novia, la cual le decía... Anoche yo también sentí lo mismo que tu... Si puedes, te espero en la tarde en el mismo lugar de siempre. La llamada de su ex novia le había causado cierta impresión, debido que un día antes él había soñado con ella. El distanciamiento entre ambos había surgido a causa de un malentendido, por lo que perdieron la comunicación de pareja y amistad.

Mi amigo, después de haber recibido la llamada, se quedó pensativo, pues se sentía feliz, a la vez que quería comunicarles algunos amigos que su ex novia le había llamado, pero prefirió dejarlo en privacidad... Total, era el momento que en ambos volvieran a cruzar palabras, el orgullo no debe ser eterno, ni muchos menos un castigo en juicio.

Por la tarde, mi amigo se dirigió al lugar donde había quedado de verse, se acercó y se sentó, observando y pensando qué iba a pasar, qué le diría a su ex novia, ¿de qué iba hablar? Miraba a la gente pasar y entre ellas la alcanzó a observar que se acercaba a él en una forma misteriosa... Pero lo más extraño es que ella vestía totalmente diferente.

No llevaba sus ropas frecuentes, al contrario... llevaba un vestido blanco... y unos zapatos impecablemente limpios del mismo color... y su rostro lucía tan hermoso... era como si destellaran rayos de luz... él intento decirle hola, pero ella le dijo... caminemos... He sabido que has estado triste y que has tenido muchos problemas, ¿no es así?

Yo en cambio te he soñado llorando... te he escuchado gritar afuera de mi casa... y no me acercaba a ti, debido a las circunstancias, yo se que tu no querías saber nada de mí... y no te culpo... te lastimé demasiado y logré alejarte de mí... no vengo a discutir... no vengo a pedirte perdón... sólo he y venido a decirte que aunque las cosas no se arreglaron en su momento debido... creo yo que nunca es tarde, esperé a que tú me llamaras, para poder platicar... pero eso no sucedió.

El esperarte, el pensar en ti, borró mi apetito, se robó mis días, el Sol y me fue tumbando poco a poco; sin embargo guardé fe, y dije él llamará... Mas no lo hiciste... No te culpo, pero si te comprendo... Se lo que sentiste anoche... sé lo que te pasó, yo también lo sentía en ese momento, pero con mucho más dolor... grité tu nombre mil veces... y grite mil veces llamándote... nunca es tarde para perdonar y si te pedí que vinieras al parque fue para entregarte esto... Ella le entregó en sus manos una cruz, la cual era símbolo del amor de los dos. Esta cruz es mi cuerpo. Él se quedó sin palabras y con los ojos un tanto llorosos... La gente lo empezaba a ver a él... y lo señalaban... incluso un señor le preguntó que si se encontraba bien... y él respondió... si ¿por qué?

Lo veo caminar y lo veo llorar. ¿Le sucede algo? No me sucede nada, simplemente estoy conversando con ella. El señor se retiró algo extrañado del lugar. Mi amigo acompañó hasta su casa a su ex novia, le pidió por favor que la esperara afuera y él accedió; de hecho nunca lo hacía esperar. Se quedó más de media hora esperando, y se preocupó al saber que no regresaba.

De repente escuchó voces y vio salir de la puerta de su casa a los amigos de ella, todos con caras tristes y ojos llorosos, lo abrazaron y le dijeron, se nos fue... se nos fue... Mi amigo empezó a sentir su cuerpo tembloroso y corrió hacia la recámara. En ella se encontraba la mamá de su ex novia, junto con el cadáver, el cual reflejaba una tristeza inmensa.

Mi amigo con llanto y nudo en la garganta le preguntó a la señora ¿qué sucedió? ¿Dígame que sucedió?, dice el doctor que murió de tristeza. Ella dejó de comer, dejo de reír, no sabemos si el desamor la alejó de todo. No sabemos si el sentimiento de culpa la hizo infeliz. La mamá le entregó una carta a mi amigo que decía lo siguiente: “Yo también sentí lo mismo que tú, el aire empieza a faltarme, intento gritarle a mamá y no puedo, luces blancas iluminan mi recámara... y a la vez siento un fuerte dolor de cabeza, Mi amor... Gracias por haber ido a la cita... gracias por estar aquí... Aunque en vida no me pudiste perdonarme... se que ahora lo harás frente a mí’’.

Mi amigo, tristemente al terminar de leer la carta, miró el cadáver y sólo dijo: Perdóname tú a mí. ¿Qué sucedió en verdad... Si sabemos que en el amor y la amistad, en la familia no tiene porque cegarnos el odio o el rencor. No tiene porque matarnos la ira, todos somos seres humanos y lastimamos de igual manera. Aprende a perdonar a tiempo a cada una de esas personas que te lastimaron de igual manera y tu también aprende a pedir perdón.

No dejes que mañana sea demasiado tarde, no esperes a que te llegue una invitación como la de esta historia y no esperes a pedir perdón al cielo, al cuerpo en vuelo, mejor corre y abraza a esa persona... Mírense a los ojos y sientan lo bello que es vivir.

¡Somos o no somos...!

Les comento que el miércoles pasado fuimos invitados por el buen amigo Manuel Atilano Santoyo, gerente de prestigiada empresa de refrescos, ubicada en la Zona Industrial de esta ciudad, a una comida que nos fue ofrecida en el Club de los Industriales. Asistieron los buenos amigos Luis Enrique Montes Castañeda, Daniel Hernández Lerma, Alfonso Joel Blanco Rodríguez, Juan Ramón Villarreal Guzmán, José Juvenal Lozano L., Pedro Guajardo Briones, Pablo Landeros Sánchez, Ramón Simental Gallardo, funcionarios y ex funcionarios de conocida marca de refrescos.

Así como los compañeros Leones Enrique Muñoz Félix, Hugo Leonel Ramírez Muñiz y este servidor. Lo demás, para qué les cuento, hubo de todo, sin querer la convivencia se alargó más de lo convenido, debido al ambiente que se propició y prevaleció durante toda la tarde, gracias a las relaciones de amistosas que existen desde hace muchos años.

Por mi parte muchas gracias a todos, dado que ya sin querer formo parte de ese maravillo grupo, y en especial en esta ocasión al buen amigo Manuel Atilano Santoyo, por la invitación que nos hizo correr a todo el grupo.

Reflexión Leonística: En verdad, nadie mejor para conocernos aparte de Dios, que nuestra propia pareja.

“Nosotros Servimos”.

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