Hoy se conmemora el Día del Padre, similar al de la madre, por lo que ambos son iguales a celebrarse. Los hijos que hemos descendido de padres ejemplares, hemos aprendido a ser coherentes, además que siempre se ha admitido la primacía del padre como representante máximo en la familia.
Sin sustraer ni un momento su imagen como el tierno progenitor, que guió nuestros primeros pasos durante la infancia, así como la enseñanza en nuestra educación y formación, aparte de los buenos consejos que nos dice para diferenciar entre los bueno y lo malo.
El Día del Padre es una fecha, no solamente para honrar a los nuestros, sino a todos los hombres que mantienen la figura paternal, llámense padrastros, tíos, abuelos y todo los relacionado a la paternidad, dado que se han hecho acreedores a que se les reconozca y se les festeje este maravilloso día.
Quienes todavía tienen la dicha de contar con ellos, háganles saber cuánto los aman y todo lo que han significado para ustedes durante su existencia. Para los que ya quedamos huérfanos, y por consecuencia ya no están con nosotros, unámonos y hagamos una oración acompañada del recuerdo del gran sentimiento que nos unió durante su existencia.
Una de esas veces...
Un día, antes de acostarme, me puse a platicar con Dios como lo hago la mayoría de las noches, pidiéndole salud y bienestar, no sólo para mí, sino para mi esposa, mis hijos y la gente que me rodea.
Durante la plática, se me vino a la mente un deseo: Le pedí que me diera una muestra de su existencia, para fortalecer mi fe hacia Él. Y si no era abuso, me dijera cómo estaba mi padre que falleció en 1994; si era verdad que la gente buena se va al cielo y sigue viva junto a Él, y esto es lo que me pasó.
Luego de quedarme dormido, me di cuenta que alguien me observaba; al abrir los ojos vi en mi habitación unos colores muy bonitos, que reflejaban mucha paz. A mi lado estaba mi esposa, que dormía profundamente. Todo pasaba como en cámara lenta, volteé la cabeza hacia la puerta, la cual siempre permaneció cerrada, veo una persona que se acerca y una fuerte luz venía detrás de ella.
Yo me sentía atemorizado, hasta cuando se acercó lo suficiente y pude verle el rostro, era un hombre como de treinta y tantos años, pero con la mirada de un anciano lleno de sabiduría. En ese momento la pregunta obligada, ¿eres Dios?, y sin mediar palabra, sólo con un gesto con la cabeza, lo afirmó. Hubo en mi cuerpo un estremecimiento comparable al que sentí cuando me avisaron que había nacido mi primer hijo.
Temeroso le pregunté ¿me escuchas, Señor? Y Él dijo con voz tranquila y con tono suave; si, siempre lo hago, entonces se sentó en una silla, al lado de mi cama y me dijo: Aunque ya lo sé, me gustaría que me dijeras todas tus dudas. Pasaré toda la noche contigo, hasta que amanezca para saciarlas, dime tu mayor deseo, para ayudarte.
Entonces le dije, Dios mi mayor sufrimientos es no tener a mi padre, me falta la guía, la protección, me falta su luz, y que mi mayor deseo sería poder hablar con él tan sólo un rato, y hacerle un montón de preguntas y decirle muchas cosas.
Entonces, con un movimiento suave, tomó mi mano y me dijo: Has de cuenta que estas con él y pregúntame, que yo te responderé. Así fue, le hice todas las preguntas, y él me las contestaba, pero ya con un tono más raro y así pasamos muchas horas, y cuando ya casi amanecía, y luego de llorar muchísimo, me abrazó, pero fue raro por la firmeza con que lo hacia y escuché un sollozo, presté atención y si realmente era eso, estaba llorando en mi hombro, entonces me dice al oído: Hijo, está muy orgulloso de tí, no te reproches nada, porque has sido buen hijo, y en honor a mí, te pido que seas un excelente padre.
Se feliz como soy yo, y gracias por convertirme en el abuelo más feliz del mundo, gracias. Yo estaba confundido y Él no dejaba de abrazarme, cuando de repente al abrir los ojos y parpadear para poder ver atrás de las lágrimas, las que me hacían ver todo nublado, para mi sorpresa veo al mismo hombre que supuestamente estaba abrazado a mí, o sea Dios.
Él me dijo: No dejes de creer nunca, porque sólo tu fe fue la puerta para que tu padre pasara la noche contigo, y se despidió diciendo adiós. En ese momento estallé en llanto y al girar la cabeza para ver a la persona que hacía diez segundos me había estado abrazándome, era él, mi padre, que se secaba las lágrimas y se iba hacia la luz. En ese momento, con el hilo de voz que me quedaba, le di las gracias, él giro hacia mí, y vi cómo su rostro estaba lleno de lágrimas, pero con una sonrisa de llena de felicidad y dijo: “Gracias hijo por ser el reflejo de mi alma, te amo, te amo’’; giró su rostro suavemente, y su imagen se perdió en la luz ya con el amanecer en el cielo, yo mismo me dije, habrá sido un sueño y al abrir los ojos y ver a mi esposa a mi lado, ella dijo: “Buen día cariño, ¿hoy despertaste más temprano verdad?”. ¡Cómo decir que sólo fue un sueño!
Ayer fueron inauguradas las nuevas instalaciones de la planta alta del Hospital Club de Leones de Torreón, A. C., el cual está bajo la dirección del C.L. Juan Manuel Torres Covarrubias.
Un gran número de personalidades, así como médicos de las distintas especialidades fueron invitados para que conocieran el nuevo concepto que ofrece dicha institución médica.¡Felicidades!
Por otra parte, el Club de Leones de Torreón, A. C., que preside el C.L. José Antonio Segovia Batres,. como ya es tradición, el próximo miércoles 18, se llevará a cabo el concurso de los “Premios Torres”.
Cada año participan los alumnos del sexto grado de primaria, así como sus maestros de las escuelas federales, estatales y municipales, del municipio de Torreón.