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Los Leones Presentes

¡Celebras tu cumpleaños...! A todos los que festejan su cumpleaños este mes, muchas felicidades, y en el cual hoy se incluye este servidor. Realmente una satisfacción el saber que llegamos a un año más de nuestra existencia, un año más que nos hace reflexionar y saber que seguimos formando parte de este mundo terrenal, y que a pesar de ciertos tropiezos que hemos tenido en el transcurso de la vida, realmente no significan nada para toda esa felicidad que nos invade, gracias a que está complementada por nuestros seres queridos, así como por la gente que nos rodea y que de alguna manera u otra nos demuestran su aprecio, por lo que añoramos siempre seguir disfrutando de la vida.

Les cuento de algo que me sucedió el jueves pasado. Llegué a casa como a eso de las ocho de la noche. No había nadie; mi esposa y mi hija, la menor, estaban en el gimnasio; mis hijos mayores Cristina y Jorge en la Universidad; sentía frío y me propuse a dormir temprano ese día. Ya cerca de las nueve de la noche cuando dormía, llegó mi esposa con mi hija, extrañadas de que ya estuviera en casa tan temprano y el porqué les cuento esto es porque yo acostumbro llegar a casa por lo general como eso de las nueve treinta en adelante. Les dije que había sentido frío y que me sentía algo cansado por lo que preferí acostarme temprano. Hecha esta aclaración y comentarles que no me sentía mal, volví nuevamente a los brazos de Morfeo, cerca de las diez, que llega mi hija la menor extrañada también de que ya estuviera acostado descansando, por lo que al despertar nuevamente, le dije lo mismo que le había dicho a mi esposa y a mi hija Mónica.

¡Qué creen! Que llega mi hijo Jorge y otra vez extrañado me hizo la misma pregunta, papá ¿te sientes mal, por qué estás acostado tan temprano? Por lo que tuve que decir una vez más no, que únicamente tenía ganas de descansar temprano. Pasaron los minutos y las horas y ya no pude dormir, ya que el sueño se fue. Me sentía algo molesto. Se me hacía inconcebible que a esas horas yo estuviera despierto y en cambio toda mi familia estuviera ya durmiendo. El estar pensando en todo esto, de pronto el enojo se esfumó por arte de magia, ya que realmente mi esposa y mis hijos se habían acercado a mí algo preocupados deseaban saber el motivo de que yo estuviera en cama tan temprano. (Gracias amada esposa, gracias queridos hijos, por haberme demostrado con esa inquietud el cariño que sienten por mí). De mi parte son ustedes totalmente correspondidos.

¡Por favor pon atención a esto...! El padre a la hija: Hija quiero que me ayudes a poner en orden unos papeles, el lunes tengo que presentar un informe. La hija: ¡Pero papá, es sábado y me tengo que arreglar porque voy a ir a la disco! Te ayudaré mañana. El padre: ¡Mañana! No oíste. Debo presentarlo el lunes. ¿Cómo puedes decirme esto después de todas las veces que te llevé a pasear? No entiendo por qué no puedes sacrificar un mísero día para tu padre? La hija: -Lo siento papá. Cuando era niña y me llevabas a pasear no me di cuenta que estaba haciendo un trato contigo para que te ayudara hoy con ese informe. Como ves aquí tenemos un contrato oculto: un acuerdo tácito con otra persona. En este caso, el padre quiere imponer una obligación a la hija de la cual ella no sabía nada.

Debido a que él le daba todo su tiempo cuando era niña, ahora ella que ya es mayor, debe tener tiempo para él. Veamos otros ejemplos: “Me entregué a ti porque estaba segura de que te casarías conmigo”. Te invito a mi fiesta, siempre y cuando tú me invites a la tuya...”. “Te contraté cuando eras un don nadie y sin experiencia, ahora que eres útil, tienes la obligación de permanecer conmigo”. El papá: “Hijo, compramos esta casa grande para que cuando te casaras, vivieras con nosotros. No es posible que tú y tu esposa se vayan a vivir a otro lado”. Al intentar retener a una persona somos como aquéllos que esperan alabanzas, gratitud o felicitaciones.

Qué grave error pasar por la vida dando, pensando en recibir, o haciendo cosas sólo por asegurarnos que otros luego nos gratificarán con cosas iguales a cambio de lo realizado. Es tiempo de dar, de hacer, de ofrecer pero sin esperar nada a cambio, sólo seguros de que estamos en lo correcto, sólo porque sentimos deseos de hacerlo, sólo porque tenemos ganas. Dejemos sin efecto esos “contratos ocultos” que nos llevan lentamente a la desilusión. A la defraudación, al rechazo... La mejor recompensa es saber que hicimos lo correcto en el momento justo, ni antes ni después... Porque así lo sentimos y porque así lo deseamos sin esperar nada a cambio.

Nuestro compromiso. En días pasados el comité de damas del Club de Leones de Gómez Palacio, A.C., que preside la C.D.L. Ma. Concepción Santibáñez de Muñoz hizo entrega de dos donativos al Voluntariado del Hospital Infantil de Torreón. El primero consistente en despensas a las madres y el segundo para el pago de medicamentos que se emplean en los niños de familias de escasos recursos económicos. Así mismo dicho comité continúa brindando el apoyo a las Casas del Anciano, esta vez al asilo Desarrollo El Dorado, en el cual se repararon dos lavadoras. “Reflexión Leonística”. Según la gente con quien convives, son las que realmente te garantizan el prestigio y la calidad moral. “Nosotros servimos”.

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