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¡Los mando al diablo a los dos!

JUAN MANUEL GÓNZALEZ

En 1980 se ensayó en una división de un grupo industrial de Monterrey donde yo trabajaba, un sistema organizacional llamado ?matricial? el cual consistía en que las personas asignadas a un proyecto, le reportaban al gerente del proyecto pero también dependían del jefe funcional del área respectiva del corporativo y además debían desarrollar su trabajo acudiendo alternadamente a ambas oficinas. Así, por ejemplo, el jefe de programación de un proyecto, le reportaba al gerente del proyecto e igualmente al gerente de programación del corporativo. En el proyecto en el que yo participaba, nombraron jefe de costos a un buen amigo mío (medio flojón) quien me decía que estaba muy feliz con ese nombramiento porque el gerente de costos y el gerente de nuestro proyecto se odiaban mutuamente y ambos le decían que no le hiciera caso al otro y lo mandara al diablo y él me comentaba a mi ?cuando hay trabajo aquí, me voy para allá y si hay trabajo allá me vengo para acá y como mis jefes, de proyecto y del corporativo, no se dirigen la palabra, yo los mando al diablo a los dos?.

Menciono la anécdota anterior porque aún cuando nos han enseñado que cuando se trata del trabajo es conveniente dejar las emociones en casa, la realidad es que estas nos afectan y si no las canalizamos adecuadamente, pueden ocasionar serios problemas como en el caso de los dos gerentes mencionados anteriormente quienes ni siquiera se dirigían la palabra. Esta canalización adecuada de nuestras emociones recibe el nombre de inteligencia emocional y propone técnicas para desarrollar habilidades como la automotivación, la conciencia de nuestros defectos y virtudes y el control de nuestros sentimientos negativos.

En el trabajo, somos muy dados a criticar y por lo general la crítica es destructiva produciendo un colapso emocional en quien la recibe; hacer que la crítica sea constructiva es uno de los elementos claves de la inteligencia emocional como también lo es el control del enfado. La mayoría de los individuos tiene dificultades para manejar situaciones emocionalmente delicadas sobre todo cuando las emociones son la ira y la ansiedad, como cuando participamos en una larga fila de espera que trae como consecuencia el ?factor de desesperación galopante? el cual consiste en que en cada minuto de espera que tiene la persona, su ansiedad va aumentando hasta llegar al límite y comenzar a quejarse en tono elevado contra la cajera o el dependiente aunque ello no obedezca a problemas del empleado.

La incapacidad para dominar las emociones y comunicarse con eficacia a menudo genera conflictos no resueltos y repetidos, una merma de la moral y una disminución de la productividad del personal; la inteligencia emocional nos induce a utilizar las emociones en forma productiva y a desarrollar las capacidades necesarias para relacionarnos adecuadamente con los demás.

La inteligencia emocional es el uso inteligente de las emociones de forma intencional de manera que ellas trabajen para nosotros. Las aplicaciones de la inteligencia emocional en el trabajo son prácticamente infinitas. La inteligencia emocional resulta un instrumento muy eficaz para resolver una situación delicada con un compañero, cerrar un trato con un cliente difícil, criticar al jefe, perseverar en una tarea hasta completarla y enfrentar otros retos que puedan afectar nuestro éxito. La inteligencia emocional se puede aplicar de forma intrapersonal (ayudándonos a nosotros mismos) e interpersonal (ayudando a los demás).

Nuestra inteligencia emocional es el resultado de cuatro componentes básicos que funcionan como los componentes del ADN. Si estos elementos se alimentan de la experiencia, nos permiten desarrollar capacidades específicas que son la base de nuestra inteligencia emocional. Podemos desarrollar estos componentes básicos de modo que nuestra inteligencia emocional aumente notablemente. Los cuatro componentes básicos fueron establecidos por los psicólogos John Mayer, de la Universidad de New Hampshire y Peter Salovey de la Universidad de Yale, ellos fueron los pioneros que en 1990 acuñaron el término ?inteligencia emocional?. Los componentes básicos son:

1.- La capacidad de percibir, valorar y expresar las emociones.

2.- La capacidad de generar a voluntad determinados sentimientos que facilitan el entendimiento de uno mismo o de otra persona.

3.- La capacidad de comprender las emociones.

4.- La capacidad de regular las emociones para fomentar un crecimiento emocional e intelectual.

En los últimos ocho años se han desarrollado muchas investigaciones en el campo de la inteligencia emocional y se ha determinado que es en el trabajo donde ésta mas se necesita. La inteligencia emocional en el trabajo está dividida en dos partes. La primera es el uso intrapersonal de la inteligencia emocional: como desarrollarla y utilizarla en relación a uno mismo. La segunda parte trata de su uso interpersonal : como ser más efectivos en nuestras relaciones con nuestros compañeros de trabajo y con las demás personas con quienes interactuamos.. Las emociones afectan mucho a nuestro rendimiento en el trabajo y a pesar de que ejercen una poderosa influencia sobre nuestro comportamiento, durante muchos años se considero poco adecuado mostrar - o inclusive tener ? emociones en una situación laboral, como si nuestro bagaje emocional fuese irrelevante en el trabajo. En la actualidad numerosas investigaciones muestran que las emociones no solo son una parte importante de la experiencia laboral sino que también establecen el rumbo que debe seguir una empresa.

E-mail:

jgonzalez2001@hotmail.com

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