Dicen que decía Montaigne que ?Nada hay tan hermoso y legítimo como actuar bien, y debidamente, el papel de humano?. Así actuaba don Ángel, como le sigue diciendo todo el que lo recuerda, que tiene que ser gente de cierta edad, pues él nació con el siglo y por eso a pesar de su corta estancia entre nosotros, apenas 22 años, supo hacer entre ellos muchos amigos distinguidos que hoy le siguen recordando con afecto.
Nació Ángel Casán Carné en Liñiola, pueblo de la provincia de Lérida, Cataluña, España, el año de 1900.
Bachiller se vino a América a los 18 años. Tomó el barco con destino a la Argentina, pero ésta no estaba en su destino, y el barco perdió el rumbo llegando, en cambio, a Veracruz.
Nadie lo esperaba, pero tenía sus estudios hechos con aplicación y tenía, también, facilidad de palabra, así que en lugar de un salario, de una mensualidad, de un pago prefijado, se retó a sí mismo y lo que él buscó en aquella misma ciudad fue una compañía de seguros y se dedicó a venderlos. Vendió los de ?El Sol de Canadá? y con ellos se fue a Puebla y luego al Distrito Federal.
Rápidamente fue conociendo a mucha gente de todo tipo, y a ser conocido y estimado por ellos, intimando con políticos a quienes lo acercó el hecho de ser, en un tiempo, Presidente del Partido Socialista Español en México; pero, también llevaba amistad con los más brillantes actores e ideólogos de aquellos años, los Soler, los Soto, los Cabrera, los Córdova, José Luis Cuevas, María Izquierdo, Luis Buñuel, Fidel Castro que cuando venía por aquí le avisaba por teléfono para asegurarse un párrafo con él. En fin que conocía y era conocido de todos los capitalinos que, de alguna forma, destacaban por entonces en la Ciudad de México.
En el 29 se casa con Luz Reygadas de la Fuente con quien tiene tres hijos: Luz María (La Nena Casán), que aquí llegó a ser muy conocida por su frecuente intervención en nuestro teatro de aficionados, Ángel y Manuel.
A principios de los cuarenta, viviendo en Puebla, tiene algún problema con Maximino que de cierta manera le hace peligrosa su estancia allá o en la capital y decide venirse al norte para lo cual hace un viaje por Chihuahua, Monterrey, Saltillo, Durango y Torreón acompañado de su señora esposa para escoger dónde vivirán, decidiéndose por Torreón. Aquí llegan a instalarse el 44, abriendo en la calle Cepeda la ?Librería Casán? a cuyo nombre agregó don Ángel el siguiente lema: ?Por la Cultura del Norte?.
Como se ha dicho su actividad era la de los seguros, pero, su inclinación personal a la lectura le había hecho relacionarse con la editorial Espasa Calpe y esto le facilitó montar este negocio que, abría precisamente en el momento en que los grupos literarios de nuestra ciudad entraban en una gran actividad. Los sitios donde los laguneros adquirían sus libros habían venido siendo papelerías a las que se había agregado un departamento de libros en el que uno, cualquiera de sus empleados, vendía los títulos que tenía. Pero, lo de don Ángel era un local creado para vender exclusivamente libros; en donde quien los vendía sabía de ellos, podía hablar de ellos y sugerir otros o lecturas marginales convenientes. Si a esto añadimos su facilidad de comunicación, se entiende que pronto comenzarán a ir por allí, a adquirirlos y a hablar de aquella librería, quienes en nuestra ciudad venían preocupándose por y promoviendo la literatura.
Así a cualquier hora del día se encontraba a unos o a otros de aquellos personajes, como Pablo C. Moreno, Juan Antonio Díaz Durán, Salvador Vizcaíno, Rafael del Río, Federico Elizondo, Alberto Rodríguez, el ?Chato? Gómez, José F. Ortiz, Lucas Haces Gil, Antonio Flores Ramírez, (quien por cierto una vez se indignó contra Carlos Barberi y lo apostrofó a grandes voces porque en un momento dado sacó su pipa para rellenarla con tabaco de cigarros que en ese instante le ofrecían), Luis Díaz Flores, Luis Berumen, y gente como ésta.
En el aspecto social perteneció al Centro Español de La Laguna que entonces estaba por la avenida Matamoros, del que llegó a ser presidente y donde entre otros muchos se relacionó con Cosme Sordo, Antonio y Salvador Cofiño, Valeriano Lamberta, don Pedro Valdés, Rogelio Braña, Esteban Jardón, Rodolfo Guerrero, etcétera.
Con nuestro futbol del principio también tuvo que ver cuando aquel equipo ?Cataluña?. Y en cuanto a juegos de mesa tenía pasión por el dominó y formó un cuarto que llegó a ser ?academia? y que al morir, ?heredó? al licenciado Homero del Bosque quien la ha convertido en ?facultad?.
Tenía don Ángel una gran capacidad para los negocios, pero no un gran amor al dinero. Por la inquietud cultural que vivía nuestra ciudad cuando él llegó fue que mantuvo abierta su librería, porque creía que cerrarla sólo porque no era un buen negocio era como traicionar aquel entusiasmo, pero, entiendo que para mantenerla funcionando tuvo que seguir vendiendo seguros y una marca de techos metálicos aunque todo ello fuera de su local en el que jamás se vendió nada que no fueran libros.
Cuando don Ángel Casán Carné murió y dos años después su hijo Ángel cerró aquel negocio, desapareció de Torreón la única librería bien instalada que sólo vendiera libros y estuviera manejada por alguien que los leía y podía hablar de ellos. Y con ello sólo le bastó para ?actuar bien su papel de humano? sembrar en el corazón de los laguneros que le conocieron un recuerdo inolvidable que lo convierte en uno de LOS NUESTROS.