El tiempo transcurrido desde que se conoció la imputación en contra de Amigos de Fox , en un período que tuvo su inicio en el año de 2001, con altibajos en la indagación, producto de que se está investigando el financiamiento de la campaña electoral por la que se obtuvo la presidencia de la República, lo menos que podía dar lugar es a que la suspicacia se apoderara del ciudadano, no siendo nada remoto llegara a preguntarse ¿qué están ocultando? Una Comisión Nacional Bancaria y de Valores obstaculizando la labor que realizaba el Instituto Federal Electoral ajustándose, para no dar información, a un marco legal que protege los derechos de confidencialidad y secrecía de los usuarios de los servicios financieros, a pesar de que el más alto Tribunal del país había resuelto que el IFE tenía facultades plenas para escrutar en esa área. Además, juicios de amparo promovidos por los involucrados para evitar que el IFE hurgara en sus cuentas bancarias
En efecto, han pasado cerca de nueve meses desde que se interpusieron siete juicios de garantías para impedir que el IFE tuviera acceso a las cuentas bancarias de los que integraron el grupo de Amigos de Fox. Es ahora, en estos días, cuando sorpresivamente se desiste Lino Korrodi, junto a las otras seis personas, de esos amparos, con la finalidad, dicen, de agilizar las pesquisas que efectúa el organismo electoral. Esto que podría ser considerado como un gesto de buena voluntad, de justa preocupación por no entorpecer las investigaciones del IFE, obviamente no lo es.
La Suprema corte de Justicia estaba por aprobar un proyecto de resolución, que decidía que las sentencias del Tribunal Electoral no pueden ser impugnadas mediante amparos, lo cual era el meollo del asunto, por lo que presurosos, viéndose asediados por la inminente ejecución de los fallos que ordenaban se diera a conocer al IFE sus operaciones bancarias, se adelantaron poniendo a disposición de ese organismo documentación sobre el manejo del dinero. –Se puede decir que, viéndose compelidos a hacerlo, trataron de paliar el garrotazo judicial-.
Lo que sigue, una vez quitada la traba, es decir la triquiñuela, es decir la argucia, consistentes en las siete demandas en que pedían la protección de la justicia federal, será que el IFE integre el expediente que corresponda con la información sobre contratos, cheques y depósitos que, ahora sí, estará obligada a entregar la Comisión Nacional Bancaria y de Valores. La secuela de todo esto no es difícil de imaginar.
El IFE encontrará si los ingresos reportados efectivamente son los que entraron a la campaña o hay más, así como si su procedencia es extranjera o no. De acuerdo con el resultado se aplicarán las sanciones que establece la ley electoral y se dará vista a la Procuraduría General de la República si llega a establecerse la presunción de que se incurrieron en conductas delictivas. En dado caso, lo que queda es esperar la indulgencia ciudadana.
Bueno, es posible que el Partido (de) Acción Nacional no salga mal librado porque, recuérdese, siempre estuvo dispuesto a proporcionar la información que se le requería, aunque no escapará de verse dañado en sus esfuerzos por llevar a la Cámara de Diputados el mayor número de sus prosélitos. Es factible que los Amigos de Fox logren zafarse del asunto aduciendo que su agrupación no está regulada por la legislación electoral. Aquí el único que saldría perdiendo es quien resultó beneficiado con los fondos recaudados o sea el actual Presidente de la República que bien, a manera de reproche, podría resentir un extrañamiento popular por una conducta inapropiada. En fin, es favorable, para la vida democrática de este país, que lo hecho por el grupo de Amigos de Fox no sea más un secreto de familia, al depurado estilo siciliano.