Está muy claro que el terrorismo es el enemigo a vencer para los Estados Unidos, pero las medidas adoptadas parece que no son las mejores para combatir a ese peligroso monstruo de mil cabezas.
Así lo demuestra la ola de violencia que se registra en el Oriente Medio con cinco atentados de bomba en Israel en las últimas 72 horas con un saldo de nueve muertos además del ataque a un conjunto residencial en Riad, Arabia Saudita, ocurrido el seis de mayo y en donde murieron 34 personas, incluyendo a ocho norteamericanos.
El terrorismo es un mal contemporáneo que ha afectado a muchas naciones del mundo. Los ingleses sufrieron por décadas atentados perpetrados por el Ejército Revolucionario Irlandés. En España la organización vasca ETA puso en jaque durante infinidad de ocasiones a una naciente democracia.
Los israelitas no han tenido descanso desde que la OLP decidió luchar por su territorio a través de acciones terroristas. Hoy Estados Unidos es víctima del acoso de Al Qaeda, agrupación terrorista que planeó y ejecutó el 11 de septiembre del 2001 el atentado más sangriento de la historia.
En México el terrorismo hizo de las suyas en los setenta. La Liga 23 de Septiembre fue uno de los protagonistas de esa era terrorista que desestabilizó al país a través de secuestros, crímenes y atentados en contra de políticos, empresarios y la sociedad civil.
Hay dos características fundamentales del terrorismo: La primera es que atacan por igual a policías y militares que a niños, mujeres y ancianos. La segunda es que no tienen claro sus fines ni su ética, de ahí que son capaces de todo y de aliarse con delincuentes, guerrilleros y narcos.
Con los ataques a las torres gemelas en Nueva York y al Pentágono en Washington, Estados Unidos evidenció su vulnerabilidad al terrorismo ante el surgimiento de grupos como Al Qaeda con capacidad económica y técnica suficientes como para enfrentar al país más poderoso del mundo.
De ahí que el gobierno de Estados Unidos haya emprendido la más furibunda reacción en contra de los terroristas de Al Qaeda y de todo aquel país que respalde o simpatice con las causas de sus enemigos.
Pero hasta ahora es muy difícil saber si las acciones son las correctas y si son suficientes para contener el avance enemigo. En ocasiones el terrorismo ha cedido a través de la negociación, en otras a través de la fuerza.
La invasión de Afganistán y posteriormente la guerra de Iraq demostraron que el presidente George W. Bush está dispuesto a jugarse el todo por el todo con tal de vencer a los grupos terroristas y a sus supuestos aliados como sería el ex régimen de Saddam Hussein.
Lamentablemente no existen evidencias concretas de que hayan sido extirpadas las células del terrorismo como tampoco los principales cabecillas, especialmente el millonario árabe y líder de Al Qaeda, Osama bin Laden.
En los próximos meses con un presupuesto nunca antes visto de 11 mil millones de dólares el gobierno de Estados Unidos se enfocará a reforzar el control de sus fronteras y a impedir que se infiltren en su territorio presuntos terroristas que se conviertan en agresores de la sociedad norteamericana.
A partir de enero del 2004 todo extranjero con visa que ingrese a Estados Unidos por la vía aérea o marítima se le tomará una foto digital, se escaneará su visa y su huella digital con el fin de detectar a cualquier terrorista potencial.
Lo mismo se hará a los extranjeros al salir del país con el fin de detectar quiénes hacen uso correcto de su permiso temporal como visitante y quienes prolongan su estancia o simplemente se quedan en Norteamérica.
Estas medidas serán ampliadas en el futuro en los 3,140 kilómetros de la frontera con México en donde se ubican por lo menos 43 puntos de entrada con una afluencia diaria aproximada de casi un millón de personas y de 300 mil automóviles.
¿A qué horas se podrá escudriñar con foto y escánear a cada visitante sin empeorar el lento y tortuoso cruce en las fronteras de México con Estados Unidos?
Lo que no entienden todavía en el vecino país es que los enemigos a muerte están muy bien ubicados. Los terroristas de Al Qaeda son personas de origen árabe que están muy dolidas por el apoyo incondicional de Estados Unidos a Israel.
La mayor parte de los mexicanos que entran legal o ilegalmente van a buscar trabajo, de paseo o de compras por Estados Unidos. Pero nadie, hasta donde sabemos, entra con la idea de apoyar una causa terrorista y menos con una organización tan nefasta como Al Qaeda.
Al paso que vamos los primos yanquis habrán de levantar un muro al estilo Berlín en lugar de construir puentes de comunicación y entendimiento entre dos países que han compartido durante siglos una gigantesca frontera y una historia, amén de una convivencia diaria.
* Licenciado en Comunicación por la Universidad Iberoamericana con Maestría en Administración de Empresas en la Universidad Estatal de San Diego. Comentarios a josahealy@hotmail.com