Torreón, Coah.- ¡Si piensas positivo, entonces eres un triunfador!... Dos semanas más tarde José Antonio Ramírez, desempleado, iniciaba una nueva etapa de su vida, como vendedor de cosméticos convencido por los llamados ?merolicos modernos?; cuatro meses después descubrió que su situación había empeorado y reaccionó, aunque tuvo que digerir el engaño y sus consecuencias.
José Antonio Ramírez, egresado de la Universidad Autónoma de Coahuila (UA de C), estuvo atrapado en el desempleo por cuatro meses y durante ese tiempo pasaron por su mente mil ideas para sobrevivir, incluso contempló la posibilidad de trasladarse al extranjero, hasta que vio un aviso en el periódico donde le aseguraban ingresos de 965 pesos semanales.
Esta persona pasó en ese momento a la larga lista de gente que por su precaria situación se convierte en presa fácil de supuestos triunfadores que con una facilidad de palabra envidiable, envuelven a la gente con necesidad de trabajo y la transforman en consumidora, empleada y promotora de marcas desconocidas, empresas que permanecen en la ciudad por un tiempo y después se trasladan a otros Estados donde inician de nueva cuenta el reclutamiento de difusores.
El Siglo de Torreón vivió parte de la experiencia, atraído por reducidos avisos donde se requería gente para trabajar medio tiempo, supervisando personal, contestando el teléfono, sin necesidad de experiencia, de 17 a 50 años, con la seguridad de resolverles de inmediato.
En todas las publicaciones sólo se cita un nombre, sin apellido ?Elizabeth, Cinthya, Nancy, Marbella?, pero los teléfonos son los mismos.
Al establecer comunicación telefónica, pues en ninguno de los avisos se cita algún lugar, contesta una dama dando a conocer el nombre de una empresa poco conocida y asegura que el empleo es meramente administrativo, de medio tiempo, por cuatro horas diarias y al cuestionarla sobre posibles ventas, responde que es necesaria la presencia para hablar personalmente.
Accedimos al planteamiento de la secretaria y nos pidió que acudiéramos al día siguiente, a un edificio ubicado por la calle Zaragoza, bien vestido ??como acostumbra?? sin habernos visto antes, con pluma y cuaderno, ?se trata de contestar el teléfono y labores simples de oficina, el sueldo es de 965 pesos por semana, pero se puede elevar hasta mil 930?.
Al llegar, nos reunimos con cinco personas más, sólo uno de edad avanzada, pues el resto era gente joven, uno de aspecto ?cholo?, todos víctimas de la desocupación como consecuencia de la crisis, pero con deseos de aprovechar cualquier oportunidad, aunque todos reacios a las ventas.
Frente al grupo, en un reducido espacio apareció un joven elegantemente vestido con sonrisa fingida en el rostro, quien al vernos su primera expresión fue una pregunta: ¿ustedes piensan positivo o negativo? La respuesta fue obvia y la contestación del muchacho fue inmediata: ¡entonces están en el terreno adecuado, son afortunados, ya que tienen todos los elementos para convertirse en triunfadores!
Después de una plática de motivación en la que se nos contaron historias de gente que triunfó sin tener absolutamente nada, sólo la firme determinación de aprovechar todas las oportunidades y dirigiéndose también a la gente considerada ?mediocre?, finalmente nos informó que el lunes siguiente empezaría la capacitación o seminario de nueve de la mañana a las tres de la tarde, ?pero prepárense, porque al finalizar el curso su vida cambiará y nada podrá detenerlos?.
-Estás desesperado y te metes
Tal parece que José Antonio Ramírez ya nos esperaba afuera del edificio para platicarnos su experiencia. Sin presentarse, ni mayores preámbulos, cuestionó: ?¿te convencieron??, ?ponte trucha porque no es como lo pintan?, y narró lo que le pasó.
Recordó que al salir de la Universidad empezó a buscar trabajo y durante cuatro meses se la pasó sin empleo, como ayudante con los amigos pero no era suficiente para satisfacer las necesidades del hogar, estaba recién casado y vivía con su suegra.
Al ver el aviso llegó y al empezar el curso, se unió con unas cien personas que tomarían el mismo seminario, entre las que se podían observar madres solteras, jubilados y pensionados, recién egresados, muchos estudiantes, ex banqueros, algunos apenas desocupados y otros igual de desesperados.
Una persona les advirtió que no todos los presentes terminarían el seminario, ya que los mediocres saldrían al día siguiente o antes de finalizar la capacitación: son los perdedores que marcan la diferencia entre ellos y los ganadores: ?El ganador es siempre parte de la respuesta, el perdedor es siempre parte del problema; el ganador siempre tiene un programa, el perdedor siempre una excusa y esas cosas?, recuerda.
El curso empieza, pero también empieza el señalamiento a las personas que siempre cuestionan o que ven que no han abandonado la postura renuente y como en todas partes hay ?paleros?, ?esos que gritan que sí se puede, sí se puede?.
Y... efectivamente al siguiente día éramos menos, algunos de inmediato consideraron que era ?puro cuento? y al final del curso quedamos 30; ?los triunfadores?, a quienes por fin se nos reveló que efectivamente era un ?pomposo? trabajo de vendedor, recuerda José Antonio.
Lo más fuerte llegó cuando se nos dijo que teníamos que invertir tres mil pesos y empezar a reclutar gente, haciendo uso del teléfono de nuestra casa, pues sólo de esa forma nos podríamos convertir en jefes de grupo o supervisores; a la gente la teníamos que convencer para que se incluyera en este programa y el dinero para comprar cosméticos que venderíamos en demostraciones con el respaldo de una supervisora.
¡Y ándale, como ya nos sentíamos triunfadores, yo le pedí las escrituras de la casa a mi suegro para empeñarlas con un agiotista y así sacar dinero para comprar los cosméticos! Hice varias demostraciones pero era muy difícil convencer a la gente y la ganancia no era como te la habían platicado. Por otra parte, el interés del diez por ciento mensual que me cobraba el agiotista iba subiendo y la presión de mi suegro por recuperar sus papeles no cesaba.
Anduve en el movimiento durante tres meses o más, no me acuerdo, pero un día me puse a pensar en todo lo que me habían dicho, sin atreverme a contradecirlos porque después eres parte de los mediocres: ¡Necesitas cambiar tus hábitos, pues sólo así cambiarás tu destino, deja entrar en tu mente lo puro, lo limpio, lo necesario, evita a la gente negativa y cuando la vida te pregunte ¿desistes o persistes?, tú debes contestar ¡persisto! ¡sí se puede, sí se puede!, pero nada, vi mi casa y mi situación y ahora estaba más amolado, sin trabajo seguro y con una deuda encima. ¿Podemos tomarte una foto?, no, porque tengo un trabajo seguro y un cargo importante, mi situación es diferente, nos dijo.
-Buscaba chamba y salí trasquilado
Conforme se corría la información del trabajo que se estaba realizando, se descubrió a un numeroso grupo de personas que fueron parte del mismo engaño y en ocasiones, quienes menos piensas: El matrimonio de Mariano López y Aracely Hernández, narran sus historias diferentes. Ella encargándole los niños a su esposo, pues le aseguraron un sueldo semanal de 965 pesos mínimo por medio tiempo, pero antes tenía que tomar el curso.
Toda la semana acudió, mientras su joven esposo se hacía cargo de los niños y un sábado en la tarde llegó desalentada a su casa, pues siempre sí era para vender perfumes que ella tenía que comprar.
Él, por su parte, fue invitado a una reunión donde estaban más de cien personas, tenía que asistir con traje y ya en la sala le mostraron hasta un video donde se observaba a una persona en un barco, de su propiedad, le dijeron. Esta persona se encontraba en la ruina, pero un día decidió triunfar y llegó muy lejos. Iba a estar aquí, pero no pudo porque su esposa se le enfermó y la tuvo que llevar a Holanda para que la atendieran, informaron los organizadores.
Después del curso de motivación, donde en una de las partes les ponían una pequeña tabla para que la rompieran, pues así demostrarían su capacidad para triunfar en la vida, les dijeron que tenían que comprar productos, bajo el total convencimiento de que estaban adquiriendo lo mejor, además tendrían que reclutar la mayor cantidad de gente posible, pues era clave para juntar puntos y aspirar a ser de los niveles más altos, donde las percepciones económicas serían mayores. ?Nos llevaron a congresos, pero tú tenías que pagar tus gastos? y llegó el momento en que estaba metiéndole mucho dinero y tiempo y la ganancia no era la que me habían dicho, recuerda Mariano.
Esto ya tiene mucho tiempo funcionando, mucha gente ha sido engañada, pues se aprovechan de tu situación, nos resistimos a entender que hay crisis. Ahí te dicen palabras de aliento, de reto, pero para salir de pobre no basta tener un ?poder ilimitado de magia mental y convertir todo lo negativo en positivo, creando la neurocomunicación programable?, como nos dijeron.
Los entrevistados consideran que se debe hacer algo ante estas empresas, pues siguen funcionando, aprovechando la desesperación de la enorme lista de desempleados y en ocasiones, la avaricia.
-Nada se puede hacer
Nada se puede hacer. Esa fue la lacónica respuesta que se obtuvo en la Procuraduría de la Defensa del Consumidor al indagar sobre los problemas que enfrentan las personas que han sido engañadas con la promesa de un trabajo.
El ingeniero José Armando García Triana, titular de la mencionada dependencias, confirma que se han presentado algunas personas en sus oficinas para denunciar que se sienten engañados por los avisos que se han publicado en donde se ofrece trabajo e ingresos seguros de casi mil pesos a la semana.
La realidad, dice el funcionario, es que no hay pruebas de tal engaño porque no hay ningún contrato firmado por la prestación de algún servicio o venta de algún producto.
Dos personas han acudido a quejarse en la Profeco, pero no hay elementos para proceder en contra de nadie.
Tampoco se tiene conocimiento de que se hayan presentado en la Procuraduría de Justicia, pues la realidad es que las empresas que ofrecen trabajo y terminan dándoles cursos de superación personal a los solicitantes no extienden comprobantes, no expiden contratos y no formalizan ningún compromiso y ante esto, nada se puede hacer.
Lo más sano es que las personas que están analizando la idea de acudir a solicitar empleo, antes investiguen bien de que clase de empresa se trata, si se encuentra debidamente establecida, el tipo de trabajo que ofrece y lo más importante, que no entreguen ninguna cantidad de dinero.
El ingeniero García Triana mostró si total disposición para orientar a la ciudadanía que tenga dudas sobre este tema e indicó que pueden acudir a las oficinas de la Profeco que se ubican en la esquina de Matamoros y Cepeda, donde se les auxiliará y en su caso, se recibirán las denuncias que tengan sobre las deficiencias en un servicio contratado o sobre fallas en productos.
CÓDIGO PENAL EN COAHUILA
Las autoridades judiciales aconsejan denunciar los engaños de que han sido objeto los desempleados, ya que hay objeto de delito de acuerdo a los siguientes
artículos del Código Penal.
Artículo 424.
Sanciones y figura típica de fraude:
Comete fraude, el que engañando a alguien o aprovechándose del error en que éste se haya, se haga ilícitamente de alguna cosa o alcance un lucro indebido. Este delito se castigará con las penas siguientes:
I Fraude de cuantía menor. Con prisión de uno a cinco años y multa, cuando el valor de lo defraudado no excede de 500 veces el salario mínimo.
II Fraude de cuantía mayor. Con prisión de dos a ocho años y multa, cuando el valor de lo defraudado es mayor a 500 veces el salario mínimo.
Artículo 425.
Modalidad agravante de estafa en el fraude.
Las sanciones mínimas y máximas del artículo anterior se aumentarán en un tercio: cuando el sujeto pasivo entregue o haga que se entregue la cosa, dinero o equivalente, en virtud de engaño con maquinaciones o artificios que se empleen para obtener la cosa o lucro.